Parece Portugal pero está en Cataluña, Calella

Parece Portugal pero está en Cataluña, Calella CANVA

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Parece Portugal pero está en Cataluña: la playa con más encanto de la Costa Brava

La estampa de esta pequeño pueblo recuerda a la Playa de Carvoeiro portuguesa

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Una cala de tamaño reducido, limitada por dos acantilados escarpados, detrás de los cuales se encuentran otros arenales y playas que cada año atraen a millones de turistas. Al fondo, un paseo marítimo con unas casas blancas de pescadores reconvertidas en pisos turísticos, residenciales y cuyos bajos alojan restaurantes que ofrecen comida marinera

Estas palabras podrían servir para definir la Playa de Carvoeiro, en la Costa Vicentina de Portugal. Lo mismo pasa cuando uno ve las fotos, puede tardar unos minutos en distinguir a ambas, pero para un catalán, Calella es Calella: tierra de habaneras y pescadores, de pijos de Barcelona y productos artesanales.

A pesar de que muchas personas siempre piensan en Cadaqués cuando se habla de la Costa Brava, Calella es la esencia. Cuenta con una identidad propia, unas calas que enamoran y unas tradiciones que atraen cada año a cientos de miles de visitantes locales, nacionales e internacionales. Todos se enamoran de este municipio.

Calella de Palafrugell invita a muchísimas cosas: a pasar el día de San Juan, a escuchar una habanera, a tomar el sol y a comerse algún producto oceánico de la zona. Todo suma en este pequeño pueblo de apenas 666 habitantes.

Una cala icónica

Que la cifra no asuste a nadie, el lugar parece sacado del paraíso. En la arena densa de Port Bo, las pequeñas embarcaciones reposan. Las viviendas de los pescadores con sus arcos abovedados observan la quietud, a escasos metros del mar.

Al fondo, un entramado de calles estrechas y peatonales invitan a ser exploradas por el turista más curioso. Sobresaliendo entre los techos blancos, se encuentra la torre de la iglesia, atenta vigía con cierto toque maternal. Y como marco, los acantilados escarpados, los pinos y la orilla abrupta.

Calella de Palafrugell

Calella de Palafrugell Conoce la Costa Brava

En total, ocho playas rodean estas aguas cristalinas de Pot Bo. Son calas íntimas, protegidas, con arena dorada o piedras, perfectas para nadar, saborear una paella o entonar canciones populares que recuerdan a aquellos emigrantes que triunfaron en Cuba. El camino de los Americanos que cruza Calella, Llafranc y Llofriu también celebra su herencia.

Cómo es Calella

Si sigues caminando, sobre un saliente rocoso, está el mirador de Manel Juanola i Reixach, en honor al creador de las pastillas Juanola, oriundo de Palafrugell. Ofrece una vista excepcional de la playa de Canadell. Otra panorámica espectacular la brinda la punta de los Burricaires, entre Port Pelegrí y La Platgeta.

En este sentido, para gozar de vistas amplias y hacer algo de deporte, en Calella es imprescindible caminar por el Camí de ronda, que sigue la costa marcada por las señales blancas y rojas del GR-92. Hasta Tamariu son 9 kilómetros, que puedes hacer en unas 2 horas. El trayecto te lleva primero por Llafranc, luego hacia el faro de Sant Sebastià y, de ahí, hacia el tramo más salvaje, con una parada en Cala Pedrosa. Un paseo entre bosques, acantilados, vegetación mediterránea y el horizonte azul del Mediterráneo.

Qué ver

Pero mejor regresar al centro. Calella tiene un conjunto de callejuelas que dibujan el casco histórico. Allí te dejarás llevar por un encanto especial, en particular las de las Voltes y la Gravina, con buganvillas que adornan las fachadas albinas. Caminando sobre los adoquines, rápidamente te encuentras con la iglesia de Sant Pere.

La iglesia de Calella es una construcción modesta con una torre cuadrada y una única nave, pintada de blanco, siguiendo la tradición local. Alberga valiosas piezas artísticas y es famosa por su acústica, siendo el lugar idóneo para los conciertos veraniegos organizados por las Juventudes Musicales de Palafrugell.

Y es que la música está unida a Calella. Al norte por la costa, en un entorno natural impresionante cerca del mar, se encuentra el castillo y los jardines de Cap Roig, unos de los más reconocidos del Mediterráneo. Cada verano, este rincón acoge un festival con presentaciones de los artistas más destacados.

Cómo llegar

Para llegar a Calella se ha de tener en cuenta las distancias. Desde Barcelona se tarda cerca de hora y media por la AP-7. Uno debe tomar la salida 9 y seguir las indicaciones. Primero se va por C-35 y se toma la desviación por la C-31 dirección Palamós. Una vez pasado este municipio que enamoró a Capote, sólo hay que continuar por esa vía hasta dar con el destino.

Desde Girona, se tarda mucho menos, 50 minutos. Se va por la carretera C-66 en dirección a La Bisbal d’Empordà. Una vez en esta localidad, se enlaza con la C-31 hacia Palafrugell y, desde allí, se sigue por la GIV-6542, que conduce directamente hasta la costa.