Este es el pueblo más bonito de Cataluña para visitar en agosto, según National Geographic: "Parece salido de una marina pintada"

En la costa noreste de Cataluña, hay un pequeño enclave que parece detenido en el tiempo. Un lugar donde las olas acarician calas escondidas, las casas blancas se alinean junto al mar y el ambiente respira autenticidad.

No encontrarás grandes complejos turísticos ni calles abarrotadas, sino barcas de pescadores, caminos costeros y terrazas con vistas al Mediterráneo.

Este rincón ha sido elegido por National Geographic como el destino más bonito para visitar en agosto. Y no es casualidad: lo tiene todo para convertirse en tu refugio ideal este verano.

Este municipio costero que combina belleza natural, encanto marinero y una atmósfera tranquila es, sin duda, una joya escondida de la Costa Brava que merece ser explorada.

Un pueblo de pescadores que conserva su alma

Ubicada en el municipio de Palafrugell (comarca del Baix Empordà, Girona), Calella de Palafrugell conserva una estética tradicional que evoca un pasado marinero: casas blancas con contraventanas pintadas en tonos verdes y azules, calles estrechas y ese aroma a mar que envuelve cada rincón.

A diferencia de otros destinos costeros, aquí no encontrarás hoteles mastodónticos: el ambiente autóctono y la sencillez de su arquitectura siguen siendo su mayor atractivo.

La propia revista National Geographic describía este bello enclave así: "Entre rocas, pinos que se acercan a besar el mar y calas de aguas cristalinas, encontramos esta villa marinera que parece salida de una marina pintada, con sus casitas blancas y barcas varadas sobre la arena entre pequeños cabos rocosos".

Playas y calas de postal

Calella reúne un conjunto de playas de bandera azul y calas diminutas que se suceden a lo largo de un paseo costero espectacular: Playa de Canadell, Port de Malaspina, Portbò, Platgeta d’en Cosme, Sant Roc y El Golfet, entre otras.

Playa del Canadell Patronat de Turisme Costa Brava Girona

Playa El Golfet Patronat de Turisme Costa Brava Girona

Este paseo, conocido como Cami de Ronda, recorre acantilados, tuneles y vistas de ensueño, conectando incluso con localidades vecinas como Llafranc.

Herencia marinera viva

El antiguo barrio Port Bo, declarado Bien Cultural de Interés Nacional, conserva la estructura de la vieja villa de pescadores.

Allí se ubican las famosas Voltes, donde antiguamente se confeccionaban redes y se vendía pescado, y hoy se encuentran encantadores restaurantes con vistas al mar.

Port Bo o Playa de les Barques Patronat de Turisme Costa Brava Girona

Otro lugar imprescindible es el Centro de Interpretación Sa Perola, una antigua secadora de redes que hoy funciona como oficina de turismo y como centro dedicado a la memoria de la vida marinera local.

Jardines, historia y cultura en el entorno

A escasa distancia, se sitúan los Jardines Botánicos y el Castillo de Cap Roig, emblemáticos por su paisaje y por acoger cada verano el Festival de Cap Roig, que desde 2001 reúne artistas nacionales e internacionales en un enclave mágico frente al mar.

Jardín Botánico de Cap Roig Visita Costa Brava

Jardín Botánico de Cap Roig Visita Costa Brava

Jardín Botánico de Cap Roig Visita Costa Brava

Palafrugell, la ciudad madre, también sorprende por su vitalidad cultural: cuenta con el Museo de Escultura Contemporánea Can Mario, transformado de una antigua fábrica de corcho, la Fundación Josep Pla, la Bòbila Vella, y museos como el del Suro que, junto a eventos como la Bienal de Fotografía Xavier Miserachs o conciertos de jazz, dinamizan la vida cultural más allá del verano.

Castillo de Cap Roig Visita Costa Brava

Castillo de Cap Roig Visita Costa Brava

Castillo de Cap Roig Visita Costa Brava

Senderismo entre calas y paisajes naturales

Para los amantes de las caminatas, los senderos que conectan Calella con Llafranc ofrecen panorámicas costeras de película.

Existen varios itinerarios señalados de la comarca —como los que recogen vistas hacia playas y enclaves históricos— que son ideales para caminar con calma y descubrir la Costa Brava desde otro ángulo.

Gastronomía local con sabor auténtico

En Calella, no puedes dejar de probar la cocina del Empordà: arroces marineros, pescados frescos y especialidades como "Es Niu", un plato tradicional a base de tripa de bacalao, huevo, patata y variantes con sepia o embutidos.

En temporada invernal, degustar una garoinada —plato a base de erizos recién capturados— se convierte en una auténtica experiencia del mar, irrepetible y muy apreciada por quienes la descubren.

Cuándo visitar Calella de Palafrugell

Aunque este pueblo es encantador durante todo el año, agosto es especialmente vibrante: muchos visitantes llegan atraídos por su belleza intemporal, sus playas y sus festivales.

Si buscas actividades al aire libre, buen clima y gran ambiente, es ideal. Pero si prefieres dejar la visita para primavera o incluso otoño, también puede ser una buena opción.

En resumen: Calella de Palafrugell te enamorará si…

• Buscas un destino auténtico, lejos del turismo de masas, que conserva su esencia de pueblo de pescadores.
• Quieres explorar bonitas calas, pasear por senderos junto al mar y refugiarte en playas verdes.
• Te gusta la cultura: museos en fábricas de corcho, festivales de música al aire libre y ruta literaria por los escenarios que inspiraron a Josep Pla.
• Eres foodie y te atraen los sabores marineros del Empordà, desde platos tradicionales hasta experiencias gastronómicas únicas.
• Estás haciendo planes para el mes de agosto —temporada alta— y buscas belleza, ritmo vibrante y festividades (aunque también sirve este destino si prefieres otra estación para descubrir la Costa Brava con tranquilidad y autenticidad).

Con todo esto, Calella de Palafrugell se alza como una perla de la Costa Brava: tradición, naturaleza, cultura y gastronomía se funden en un pueblo que enamora y que, según National Geographic, es el destino ideal para viajar en agosto.