Cala del Crit

Cala del Crit VISITA COSTA BRAVA

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Esconde una leyenda y enamora a National Geographic, la playa de la Costa Brava ideal para el verano: "Destino idílico"

Es una de las pocas calas que pertenecen al término municipal de Mont-Ras, en Girona

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La playa nos gusta tanto porque es un entorno que calma y renueva nuestro estado mental y físico. El simple sonido de las olas, el vaivén constante del mar y la brisa salina generan una atención, que alivia la fatiga mental y reduce el estrés. Además, la exposición al sol aumenta la producción de vitamina D y serotonina, neurotransmisores relacionados con el equilibrio emocional, mejorando nuestro estado de ánimo y bienestar general. 

Por otro lado, la playa satisface nuestra esencia de conexión con la naturaleza, al ofrecernos amplios paisajes con el cielo y el mar, que evocan una sensación de amplitud, libertad y pertenencia. Podemos refugiarnos en un libro, sentir la arena bajo los pies, nadar para activar el cuerpo o practicar juegos, lo que refuerza vínculos con amigos y familiares. Esa libertad combinada con la nostalgia de experiencias infantiles (castillos de arena, chapuzones, cometas) convierte la playa en un destino casi instintivo para desconectar y recargar energías.

La playa del Baix Empordà

En un rincón del Baix Empordà, en Girona, la playa del Crit es una de las pocas calas que pertenecen al término municipal de Mont-Ras, entre Palamós y Calella de Palafrugell, en Girona.

De difícil acceso, sin servicios y lejos de cualquier núcleo urbano habitado, sus 150 metros de longitud se abren al Mediterráneo rodeados de una alta y escarpada pared de roca y con un muro plagado de vegetación de un verde intenso que contrasta con el azul del mar. Sus turquesas y cristalinas aguas se han convertido en uno de los destinos idílicos de la Costa Brava para los amantes del submarinismo, que llegan hasta aquí para descubrir el fondo marino.

A migjorn (hacia el sur) se encuentra separada de la cala vecina de Font Morisca por una roca agujereada que parece crear un marco en el que se encaja la escena del otro arenal. De ella brotaba una cascada que lleva años seca. Cuenta aquella leyenda que, tras dar muerte a la joven, los piratas que sembraron el terror en la zona bebieron por última vez de sus aguas antes de regresar al mar.

Cómo llegar

Para llegar hasta ella, hace falta un buen calzado y estar dispuesto a caminar un buen rato -aunque también se puede llegar en barco-. El punto de partida está en los jardines botánicos de Cap Roig, uno de los parques botánicos más impresionantes del Mediterráneo, donde se pueden ver más de 800 especies de todo el mundo en sus aproximadas 20 hectáreas. Allí nace una ruta de unos 20 minutos, que forma parte del Camí de Ronda, que conduce al arenal, mientras permite conocer el entorno natural de les Muntanyes de Begur.

Al llegar, unas escaleras de madera conducen hasta la grava y la arena gruesa que tapizan el suelo de la playa, donde se funde con las aguas cálidas del Mediterráneo y en la que aún hay tres barracas de pescadores, que están protegidas como bien cultural de interés local.

Estas barracas están, parcialmente, incrustadas en la montaña mirando hacia el mar. La estructura de una de ellas mantiene la esencia de lo que fue en su momento, donde aún se pueden apreciar las vigas en la fachada que daban sombra a la edificación o el gran portal de madera, que daba paso a las embarcaciones de los pescadores. Las otras dos, unidas entre ellas por su interior debido a la rehabilitación que se llevó a cabo durante el siglo XX, acogían la cocina, la chimenea y la sala de estar.