Publicada

Que el agua es fuente de vida y de riqueza se sabe desde hace siglos. Este elemento natural no solo permite la vida en la Tierra, sino que ha fomentado el desarrollo de numerosos rincones del planeta. Cataluña no es una excepción.

Durante la Revolución Industrial, el agua fue el motor económico de la comunidad autónoma. Numerosas fábricas y colonias se construyeron al lado de ríos y rieras, aunque el agua ha servido para mucho más, también como elemento de cohesión social.

Fuentes, lavaderos y balsas han sido lugares de encuentro, reunión, tertulias y debates. Hoy parecen olvidados, pero la importancia de estos espacios requiere ponerse en valor.

Esto es lo que sucede precisamente en Forès, un pequeño municipio de la Conca de Barberà (Tarragona). Aquí, durante siglos, el agua fue mucho más que un recurso natural: fue un elemento central de la vida cotidiana.

Años 60

No llegó a las casas hasta bien entrados los años 60 del siglo XX, de modo que fuentes, lavaderos y balsas eran espacios de uso diario y también de encuentro social.

Ese pasado se explica y se puede conocer ahora si el visitante sigue la Ruta del Agua, un itinerario circular que permite recorrer los principales puntos vinculados históricamente al abastecimiento y al uso del agua en el término municipal.

Patrimonio

El sendero no sigue un curso fluvial continuo ni discurre junto a un río permanente. Su sentido es otro: enlazar los lugares donde el agua se recogía, se almacenaba y se utilizaba, integrándolos en un paseo que combina patrimonio etnográfico, paisaje y memoria colectiva.

El recorrido comienza en la plaça del Mirador, uno de los espacios más emblemáticos del pueblo. Desde aquí se obtiene una visión amplia del territorio que rodea Forès, con vistas que se extienden hacia la Segarra y las tierras de Lleida.

No es un punto relacionado directamente con el agua, pero sí con la ubicación estratégica del municipio, que condicionó históricamente la gestión de sus recursos.

Desde el mirador, el camino se adentra en el entorno rural, siguiendo senderos señalizados que permiten abandonar el núcleo urbano en pocos minutos.

El lavadero

Uno de los primeros puntos destacados es el rentador de baix, un lavadero tradicional situado fuera del casco urbano. Antes de la llegada del agua corriente, este era uno de los espacios donde las mujeres del pueblo acudían regularmente a lavar la ropa.

Fue también un lugar de relación social, donde se compartían noticias y se reforzaban los vínculos vecinales.

La balsa

La estructura conserva el diseño propio de este tipo de instalaciones: una balsa rectangular, accesible y vinculada a una surgencia o conducción de agua cercana.

El itinerario continúa hacia la balsa del Pla de la Bassa, uno de los elementos más representativos de la ruta. Esta balsa cumplía una función esencial como abrevadero para el ganado y como reserva de agua en un entorno donde cada recurso hídrico era valioso.

El punto más destacado del recorrido es la Font i safareig de Sant Miquel, conocida antiguamente como la font de Dalt. Se trata de una fuente de agua potable que durante generaciones abasteció a los habitantes de Forès.

Su nombre se debe a la imagen de Sant Miquel que se encuentra en el conjunto. Realizada en cerámica, tiene grabada la fecha 1777, que corresponde a la construcción o reforma de la estructura actual.

El agua y los límites del pueblo

En los últimos años, este espacio ha sido recuperado como zona de ocio, manteniendo su valor patrimonial y ofreciendo vistas abiertas al paisaje circundante.

La Ruta del Agua también permite descubrir elementos menos evidentes, como las creus de terme, que marcaban históricamente los límites del municipio.

Aunque no están vinculadas directamente al abastecimiento, su presencia recuerda cómo el control del territorio y de sus recursos, entre ellos el agua, fue fundamental para la comunidad.

La ruta se completa regresando al núcleo urbano, pasando cerca de la iglesia parroquial de Sant Miquel, un edificio de origen románico y gótico que refuerza la continuidad histórica del pueblo. El recorrido, de carácter circular, permite enlazar todos estos puntos sin grandes dificultades técnicas.

Cómo llegar

Para hacer esta ruta es necesaria llegar a Forès. Desde Tarragona hay entre una hora y media y dos de camino y desde Barcelona dos y media. 

La ruta es la misma en ambos casos, se va por la AP-7 hasta enlazar con la A-2 o la C-14 en dirección a Tàrrega. Desde allí, se debe continuar hacia la Conca de Barberà y seguir las indicaciones por carreteras comarcales hasta el pueblo. 

Noticias relacionadas