Así es el hostal más antiguo de Cataluña: 501 años de historia y buena comida

Salvador Illa lo ha hecho oficial. El restaurante más antiguo de Cataluña se encuentra en el Solsonès, pero su nombre confunde.

Aquí no hay lugar para alojar a nadie, pero sí para alimentarlo. Así ha sido desde 1524 y, 501 años después, todo sigue igual. El local es propiedad de la familia fundadora. Ellos recibieron hace poco la visita del mismísimo president de la Generalitat.

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En una visita a Pinós, el mandatario catalán asomó por la puerta para conocer cómo es y quién lo regenta. Su voluntad fue poner en valor este establecimiento de toda la vida, siempre en riesgo de desaparecer. Aunque no es el caso del Hostal de Pinós.

Su historia es una rara avis, pero también un récord en los tiempos que corren. Además, no ha perdido su esencia y su aspecto es casi el original: todo de piedra y con varios elementos de madera.

Cómo es el edificio

El edificio, adosado al santuario de Santa Maria de Pinós, nació como punto de descanso para peregrinos, arrieros, campesinos y comerciantes; de ahí que se llame hostal.

Sus dueños alojaban a todos aquellos que cruzaban las montañas que rodean el municipio siguiendo caminos de transhumancia y rutas interiores que conectaban la Cataluña central con las comarcas vecinas.

Inicios del hostal

Durante siglos, el hostal fue refugio, posada y hogar temporal para quienes necesitaban una comida caliente, un techo o simplemente una lumbre encendida en noches de invierno. Como ahora.

Solo hay una diferencia con su función inicial: ahora ya no hay habitaciones donde alojarse, solo espacios donde comer. Aunque el Hostal de Pinós sigue siendo fiel a su esencia.

No presume de modernidades ni de artificios: ofrece una experiencia honesta, auténtica, casi telúrica. Al entrar, la piedra domina, la madera cruje y el aroma de cocina casera recuerda que aquí las recetas no nacen de tendencias, sino de tradición.

Los comedores, divididos en cuatro espacios, son amplios pero acogedores y conservan ese aire rústico y familiar. No es casualidad: cada generación de propietarios ha mantenido esta estética sobria, consciente de que gran parte del encanto del lugar radica en su continuidad histórica.

Qué se come

La gastronomía es otro de los pilares que explican su reputación. El Hostal de Pinós trabaja con una cocina de raíz catalana, sencilla pero profundamente arraigada en el territorio.

En su menú aparecen platos típicos; aquí se come como se ha comido siempre en la Cataluña interior: carnes a la brasa, estofados tradicionales, sopas reconfortantes, pies de cerdo, fricandó, ensaladas de temporada y postres caseros que saben a cocina de abuela.

Cuánto cuesta

Todo a un precio razonable, porque mantiene su vocación popular, con menús asequibles que lo han convertido en punto de encuentro para excursionistas, familias, moteros, grupos de senderistas y vecinos de la comarca que buscan un lugar donde comer bien sin complicaciones.

Y es que el entorno está hecho para descubrir: montañas suaves, bosques y campos de cultivo moteados de pequeñas masías. Y, en días claros, la vista se extiende desde el Prepirineo hasta Montserrat.

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Son muchos los que deciden explorar estos espacios abiertos siguiendo algunas de las rutas señalizadas, caminos históricos y pequeñas ermitas que parten de Pinós.

Por eso, el Hostal de Pinós funciona como “kilómetro cero” para senderistas: un punto de llegada y de partida, para coger fuerzas y recuperarse.

Cómo llegar

Llegar hasta allí es relativamente fácil en coche. Son una hora y 40 minutos desde Barcelona.

Lo habitual es tomar la C-16 o la C-17 en dirección a Manresa y, una vez en la zona del Bages, enlazar con la carretera C-55 hacia Solsona. A la altura de Cardona, se continúa por la C-26 en dirección a Solsona y, poco antes de llegar, ya aparece el desvío señalizado hacia Pinós.