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No siempre visitar un lugar tiene por qué ser tan monótono como recorrer sus calles, leer los carteles informativos de sus principales atractivos turísticos y degustar sus platos típicos. Hay formas mucho más interesantes de descubrir los secretos de cada ciudad.

Una importante ciudad de Tarragona, a menudo eclipsada por los paisajes del Delta, ha decidido reivindicarse y proponer al turista y también al local una manera distinta de verla: a través de un escape room.

Estos juegos, que se popularizaron hace una década, han sido una inspiración para el departamento de Turismo del Ayuntamiento de Amposta. Hace unos dos años empezaron a pensar cómo ganar atractivo y dieron con dos claves: el factor lúdico y la pasión por el true crime que han despertado las series y documentales del género.

Así nació la app El crim soterrat. Cuando uno escanea el código que aparece en la web y en varios puntos de la ciudad, se sumerge de lleno en su historia a través de un suceso que conmocionó a la población.

Caso real

Tras escanear el QR, se escucha la llamada de una mujer que pide ayuda a un detective. Está desesperada: teme que la ciudad vuelva a vivir un crimen idéntico al que sufrió Amposta en los años 30, el atraco a la banca Escrivà.

A partir de ahí, y siguiendo las pistas, el jugador recorre los principales atractivos turísticos del lugar. La ciudad se revela como un libro o una serie que avanza de capítulo en capítulo.

Un escape room al aire libre

Uno de los espacios más conocidos por los que pasa el jugador es el castillo de Amposta, donde empezó todo. No el crimen, sino la historia del lugar.

Se trata de una fortificación que fue clave para la Orden del Hospital durante la Edad Media. Aunque hoy solo quedan fragmentos de muralla, fosos y estructuras defensivas, el sitio conserva un magnetismo especial, intensificado por la narrativa del escape room.

Aquí se descubre cómo la ciudad se ha ido transformando con el tiempo. El castillo pasó de bastión militar a espacio industrial, acogiendo molinos harineros y, más adelante, las primeras instalaciones arroceras de la zona. Hoy parece apenas un fantasma del pasado: ideal para la ambientación del juego.

Otro de los puntos del recorrido es el carrer del Fossat, a los pies del castillo, que sigue la línea exacta del antiguo foso defensivo.

Por dónde pasa

Lo que fue límite bélico es hoy una calle estrecha, doméstica y viva, con macetas que adornan las entradas y detalles heráldicos incrustados en el pavimento. Poco queda de aquella frontera medieval; ahora forma parte del núcleo del casco histórico.

Más actividad encuentra el jugador en el Mercado Municipal, por donde también avanza la investigación ficticia. Allí, entre el aroma del arroz, el aceite y los quesos artesanos, deberá localizar una pista clave.

Casas modernistas

En este punto se recomienda al jugador alzar la vista para contemplar la arquitectura luminosa del espacio, adornado con vitrales que rinden homenaje al paisaje del Delta.

Este lugar ya ofrece pistas sobre la vida actual de Amposta y sobre su riqueza —y no solo gastronómica—. A principios del siglo XX, la ciudad vivió un periodo de crecimiento que generó prosperidad para parte de la población.

La burguesía ampostina, como la catalana en general, quiso exhibir su bienestar y empezó a construir casas modernistas que todavía pueden verse, especialmente en la Avinguda de la Ràpita. Allí lucen la Casa Fàbregas o la Casa Morales-Talarn, ejemplos del modernismo del sur de Cataluña.

Fachadas con esgrafiados, balcones de hierro curvado y detalles florales componen un pequeño catálogo modernista que sorprende al visitante. Aunque el juego aún le reserva más sorpresas.

Un colegio para presumir

Las pistas del crimen por resolver llevan también al antiguo colegio del Sagrado Corazón, uno de los edificios históricos más emblemáticos del casco urbano. Su arquitectura sobria, de líneas clásicas, evoca el peso que la institución tuvo en la formación de generaciones enteras de ampostinos.

Y llega, por último, una visita indispensable: la del Pont Penjant, un icono que une pasado y modernidad, y Amposta con sus alrededores. Inaugurado en 1921, está considerado una de las obras de ingeniería más avanzadas de su época.

El puente

Fue el segundo puente colgante del mundo construido con hormigón armado y durante años ostentó el récord de luz más larga de España, una longitud que permite ver reflejada su estructura en el Ebro.

Sus torres de piedra, imponentes, son dos guardianas que observan cómo la ciudad sigue desarrollándose. Al atardecer, la luz se derrama sobre el agua y tiñe el río de tonos cobrizos.

Una vez resuelto el crimen, el visitante puede aprovechar para desandar sus pasos y conocer el resto de la ciudad: sus bares, sus gentes y sus comercios. Una experiencia viajera diferente.

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