Para los catalanes es un must: un sendero que alguna vez en la vida se ha recorrido. Tal vez, no entero, una parte, pero pasear por aquí es quedar impresionado por los paisajes de Cataluña.
Lo tiene todo: acantilados, montañas, playa, cuevas y miradores. Hasta uno puede cruzarse con piscinas naturales al lado del mar. De allí que enamore a locales y a la prensa internacional.
El medio The Veritas News, dependiente del Eastern Nazarene College de Massachusetts (Estados Unidos) ha dedicado todo un artículo a esta ruta y se ha deshecho en elogios.
En palabras de la propia publicación, es “el camino de la costa más espectacular de Cataluña”. Se trata, cómo no, del Camí de Ronda.
Un sendero de 200 kilómetros
Bajo este nombre tan particular se esconde un camino que va desde Portbou al Delta del Ebro, aunque con interrupciones. La ruta más larga y seguida se encuentra en la Costa Brava. Recorre los 200 kilómetros que van de Blanes a la frontera con Francia.
En este itinerario costero, el visitante descubre algunos de los rincones más espectaculares del Mediterráneo y casi todas las playas y calas Costa Brava. Como dice el citado periódico, “cada curva del camino regala una postal”.
Origen policial
Lo curioso es que este camino nació como mecanismo de control. En pleno siglo XIX, el contrabando estaba a la orden del día y la Guardia Civil, así como los delincuentes, empezaron a abrirse camino entre los acantilados de la costa.
De hecho, varios documentos históricos aseguran que el Camí de Ronda nació con una finalidad muy clara: que los cuerpos de vigilancia controlaran el contrabando marítimo. De ahí su nombre, “ronda”, como se conoce al recorrido de control que hacen las patrullas.
Ruta por el Camí de Ronda
Como pasa también con la tecnología militar, los usos cambiaron y se acercaron a la ciudadanía. Así, con el paso del tiempo, y especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX, el Camí de Ronda fue perdiendo su función policial y ganando un papel esencial en el ocio y el turismo.
No ha sido fácil. Muchos tramos quedaron abandonados durante décadas y solo el auge del senderismo y la revalorización del patrimonio natural hicieron renacer el interés por acondicionar el camino.
Por dónde pasa
La especulación inmobiliaria y la erosión del suelo y los acantilados obligan cada año a rediseñar y reforzar el terreno. Hoy, gracias a intervenciones municipales y a la protección ambiental es uno de los senderos más queridos.
El gran atractivo del Camí de Ronda es que transcurre literalmente pegado al mar. En algunos puntos, las escaleras talladas en la roca bajan hasta tocar el agua; en otros, las pasarelas se elevan sobre acantilados que ofrecen vistas abiertas hacia un Mediterráneo luminoso.
Qué ver
El paisaje está marcado por pinares inclinados sobre la costa, calas escondidas que solo se pueden alcanzar a pie y paredes de granito y arenisca que caen en vertical sobre el mar.
Esta variedad es una de sus grandes virtudes. Hay tramos tranquilos, prácticamente llanos, ideales para familias o caminantes ocasionales, como el recorrido urbanizado de S’Agaró, construido a principios del siglo XX siguiendo un diseño elegante y monumental.
Otros, como los que rodean Begur, son más exigentes: suben y bajan constantemente entre calas profundas, como Aiguablava, Sa Tuna o Aiguafreda, y requieren un mínimo de forma física.
Más al norte, entre Roses y el Cap de Creus, el camino adquiere un carácter más salvaje y la tramontana puede complicar la excursión
Rincones con historia
En municipios como Tossa de Mar, el camino bordea murallas medievales; en Calella de Palafrugell, pasa junto a viejas barcas varadas que todavía se utilizan en verano; y en Port de la Selva, serpentea junto a casas encaladas de estilo tradicional.
Más allá del descubrimiento del paisaje, un paseo por el Camí de Ronda también sirve para conocer o darse de bruces con la historia. Sin ir más lejos, se pueden ver las huellas de la Guerra Civil.
Un camino por fases
A lo largo del camino, el senderista puede encontrarse con búnkeres escondidos entre la vegetación. También sobreviven pequeñas posiciones defensivas situadas en puntos estratégicos e incluso algunas torres de defensa mucho más antiguas.
Lo mejor de todo, por eso, es que no hace falta hacer los 200 kilómetros del tirón. Se puede hacer por fases o cuando se va a una ciudad de la Costa Brava empezar a recorrer un tramo y conocer calas escondidas en el camino.
Camí de Ronda de Calella de Palafrugell
La señalización, en la mayoría de tramos, es clara y está actualizada. Además, muchos municipios han incorporado paneles informativos, escaleras rehabilitadas y miradores acondicionados.
Durante el verano, la afluencia aumenta de manera notable, pero en otoño es ideal para recorrerla con calma. Eso sí, el viento puede jugar en contra.
En cualquier caso, hoy el Camí de Ronda se ha “convertido en uno de los senderos más populares de Cataluña”, tanto que así lo conocen en la prensa extranjera.
