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El Pirineo está lleno de pequeños pueblos en las alturas. Pequeños núcleos urbanos que parecen vigilar las tierras catalanas desde las alturas.

Su estética rústica se repite en todos: calles y casas empedradas, techos de madera, vías estrechas y el olor a verde y a leña. Pero cada uno tiene algo que los distingue.

En la Alta Ribagaroça (Lleida), sin ir más lejos, se esconde una pequeña población de tan solo 25 habitantes, que cautiva. Se encuentra a casi 1.200 metros de altura y tiene unas vistas de infarto.

A pesar de su reducido tamaño, la riqueza de su entorno y de su gente lo hacen especial. Está rodeado de montañas, barrancos y bosques que permiten explorar el Pirineo central. 

Historia de Gotarta

Desde sus calles se divisan los perfiles del valle de Barravés y las cumbres que conducen hacia el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, el más importante de la Cataluña. Su nombre: Gotarta.

El pueblo ya aparece documentado con este especial nombre en varios textos de la Edad Media. Formaba parte de la baronía de Eril, una de las más influyentes del Pirineo. 

Marcado por la despoblación

Posteriormente, el lugar fue donado al monasterio de Lavaix, institución benedictina que tuvo gran relevancia en la repoblación y organización del territorio ribagorzano.

Rincón marcado por la agricultura y la ganadería, tras la creación de los municipios modernos en el siglo XIX, Gotarta logró contar con ayuntamiento propio. Aunque lo perdió en 1847.

Calles de Gotarta WIKIPEDIA

La pérdida de habitantes de la zona quedó patente ya a mediados del siglo XIX, pero algunos resistieron en el lugar. En 1968 quedó definitivamente integrado en El Pont de Suert, del que depende administrativamente en la actualidad. 

A pesar de la escasez de habitantes, su belleza sigue intacta. Además, en el corazón del pueblo se halla un templo románico de gran valor arquitectónico, la iglesia parroquial de Santa Cecília de Gotarta.

Iglesia medieval

La iglesia sustituye a un templo anterior, dedicado a San Miguel, del que aún se conservan ruinas en las inmediaciones y que está documentado ya en el siglo XI.

El edificio nuevo, de marcada estética medieval, consta de una nave única cubierta con bóveda de cañón y un ábside semicircular orientado al este. La espadaña de dos vanos que corona su fachada es característica del románico rural del Pirineo.

Arte románico

El templo mantiene su estructura original, aunque ha sufrido varias reformas para poderlo mantener en pie. Sus muros alojan y protegen restos de pintura mural y algunos elementos litúrgicos de época moderna. 

Al margen de la iglesia, lo que fascina al visitante es el trazado irregular y rocoso de sus piedras, que se adapta a la pendiente del terreno. Igual que sus casas.

Iglesia de Santa Cecilia de Gotarta WIKIPEDIA

Las viviendas se agrupan formando un pequeño conjunto compacto, con calles estrechas y empedradas y lucen. Son muros de piedras que desafían las pendientes, cubiertas de losa y carpinterías de madera y coronadas con los tradicionales techos de pizarra

Algunas de estas casas presentan portales adovelados, balcones corridos y escaleras exteriores. También hay varios edificios que aún conservan los antiguos graneros y corrales en la planta baja, testimonio de la vida agrícola y ganadera que sustentó al pueblo durante siglos. 

Cómo es el entorno

Aquí apenas hay construcciones modernas que alteren la imagen original del núcleo de Gotarta. Se respeta la historia y la naturaleza, el otro patrimonio del lugar.

El paisaje que rodea Gotarta se conforma por valles profundos, pastos y bosques mixtos. Y, cerca de allí, el barranco al que el pueblo da nombre, flue un cauce natural que desciende hacia el Pont de Suert.

Por allí, nacen y pasan diferentes senderos que invitan a los visitantes a explorar la zona. También desde el pueblo parten antiguos caminos de herradura utilizados por pastores y viajeros, hoy señalizados como rutas locales. 

Uno de ellos conduce hacia Llesp, otro hacia Erillcastell y varios enlazan con miradores naturales desde donde se aprecian las montañas de la Ribagorça.

Cómo llegar

Para disfrutar de este precioso rincón de los Pirineos es necesario ir en coche. Lleida es la capital catalana más cercana al municipio. Está a hora y 45 minutos de viaje. Se toma la A-14 hasta Alfarrás para seguir por N-230 en dirección a El Pont de Suert. Una vez allí se toma la carretera L-500 hacia Gotarta.

Desde Barcelona, el camino es parecido aunque mucho más largo, de tres horas y media. Se trata de ir por la A-2 hasta Lleida y de allí ir hacia Alfarràs. 

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