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La cultura japonesa ha sabido exportar muy bien sus valores y su estética. Desde el manga al sushi, pasando por el edamame, el matcha, el anime, los videojuegos y demás.

Así, no solo se ha sentido la tentación o necesidad incluso de ir a conocer Japón, sino de importarlo, de algún modo. Cataluña no es una excepción. La cantidad de restaurantes y tiendas que venden productos japoneses lo evidencian. 

Sin embargo, hay un local que llama mucho más la atención. Por las imágenes de su interior uno podría pensar que está en Japón, pero no cabe duda de que si uno lo mira desde fuera sigue en tierras catalanas.

Este lugar en cuestión tiene un nombre que ya dice mucho de cómo es: Hotel Japonès Puigpinós. Este alojamiento es, sin duda, una de las mayores rara avis del Solsonès y además una propuesta revolucionaria.

Quién está detrás

Sus propietarios e ideólogos, Nuri y Tessin, lo hicieron con mucho amor y combianando lo mejor de los dos. Ella es de Lladurs (Lleida), lugar donde se encuentra el hotel; él, japonés de nacimiento. Y fruto de su amor han creado este hotel.

El resultado es fascinante. Si uno lo ve por fuera, no ve nada especial. Su estructura y fachada es el de una masia catalana de toda la vida. De hecho, es originaria del siglo XII y conserva los muros de piedra, vigas de madera originales y un patio central que conecta los distintos espacios. 

Un masía de corazón japonés

Eso sí, su interior es otra cosa. La rehabilitación de la masía combinó la estructura histórica con elementos de diseño japonés, como suelos de madera clara, tatamis y biombos de papel tipo shoji.

Con un estilo minimalista, se han colocado bonsáis y faroles en distintas zonas de la finca para ofrecer al huésped una experiencia de estilo ryokan sin salir de Cataluña. Aunque no todo es japonés.

Exterior del Hotel Japonés Puigpinós HOTEL JAPONÉS PUIGPINÓS

La antigua masia Puigpinós ofrece habitaciones occidentales al uso. Los pasillos y zonas comunes presentan paredes blancas y amplios ventanales que permiten la entrada de luz natural, creando espacios abiertos y diáfanos. 

Los jardines y patios del hotel también mantienen la organización original de la masía, sólo que incorporan caminos de piedra y elementos japoneses en la decoración exterior. Todo con absoluto respeto por el entorno.

Como son las habitaciones

Para empezar, el alojamiento no sobrepuebla el lugar. Cuenta solo con ocho habitaciones. Cada una con un nombre que hace referencia a la naturaleza, como Natsu, Mizu, Tsuki y Kaze.

Tres habitaciones están equipadas con tatami y futón, siguiendo la tradición japonesa de dormir encima de una tarima. También dispone de un inodoro japonés con sus modernidades: calentamiento de la tapa, chorro de agua para la higiene y mando a distancia. Allí reciben al huésped con unas getas (las tradicionales zapatillas japonesas) y un kimono.

Las otras habitaciones disponen de camas tradicionales, aunque con elementos de diseño japonés, como biombos de papel, muebles minimalistas y luz suave. Todas, tanto las típicas como las japonesas, cuentan con baño privado, secador de pelo, calefacción y aire acondicionado, además de conexión a internet. 

Algunas disponen de balcón o ventana panorámica con vistas a bosques y montañas. Asimismo, en ciertas habitaciones se incluyen kits de caligrafía, té de cortesía y cojines de meditación.

Las instalaciones

Entre las instalaciones más destacadas, destaca la piscina exterior de temporada, rodeada de madera y piedra, con vistas al valle. Todo desde 170 euros por noche.

En cuanto al apartado gastronómico, el restaurante del hotel ofrece platos inspirados en la cocina japonesa fusionados con la cocina catalana. Se ofrecen menús de degustación y preparaciones con productos locales, presentadas siguiendo criterios de vajilla y disposición japonesas. 

Actividades

El bar y el salón común mantienen un mobiliario más occidental, siguiendo por eso unas líneas simples y una iluminación suave, para evitar un contraste exagerado.

Entre los servicios adicionales se incluyen talleres de caligrafía, ceremonias de té, clases de yoga y sesiones de masajes.

Hall del Hotel Japonés Puigpinós

Todo está pensado para que reine un ambiente completamente zen, dispuesto para la calma e incluso la meditación. De hecho, el hotel dispone de espacios para retiros, eventos y actividades culturales. 

Cómo llegar

El hotel está a una hora y 45 minutos de Lleida. Se llega tomando la C-13 hasta Tremp y continuando por la N-260 hasta Solsona. Desde allí las indicaciones hacia Lladurs y la Masía Puigpinós. 

Desde Barcelona son dos horas y cuarto de viaje. Se puede ir por la C-33 o la AP-7 hasta llegar a Manresa, donde se coge la C-55, de nuevo hasta Solsona, lugar en que ya aparecen las señalizaciones hacia el hotel

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