Parece Israel, pero es Barcelona: el barrio catalán que demuestra que la convivencia es posible

Parece Israel, pero es Barcelona: el barrio catalán que demuestra que la convivencia es posible

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Parece Israel, pero es Barcelona: el barrio catalán que demuestra que la convivencia es posible

El conjunto de calles convierte la zona en un pequeño mapa simbólico que mezcla devoción, historia y memoria religiosa

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La convivencia entre judíos y palestinos es posible. Con voluntad, disposición y una política de paz se ha demostrado que es así. El problema está en los mandatarios.

A lo largo del mundo, varias ciudades han apostado por gestos de acercamiento. Pequeños símbolos que apuestan por la paz.

En Buenos Aires, la Avenida Estado de Israel y Estado de Palestina se cruzan. Esa travesía es también el lugar de concentraciones a favor de la paz entre ambos países.

A Barcelona le pasa algo similar. Un desconocido barrio de la ciudad junta una Plaza Palestina con un seguido de calles del Estado de Israel.

Coincidencia y convivencia en Barcelona

Si uno se fija en el nomenclátor de la ciudad, podría pensar que Israel se encuentra en Barcelona, concretamente en el barrio Sant Genís dels Agudells, una zona singular del distrito de Horta-Guinardó.

Allí se da una peculiaridad toponímica única la presencia de numerosas calles dedicadas a la Tierra Santa. Entre ellas, Judea, Jordán, Sinaí, Sidón, Nazaret o Getsemaní forman un pequeño mosaico de nombres de escenarios bíblicos, cerca del hospital de la Vall d’Hebrón. Parece Israel.

Curiosidades de un barrio desconocido

Lo mejor de todo es que estas calles están alrededor de la plaza Palestina. Puede ser pura coincidencia, pero no pasa desapercibido. 

Es algo anecdótico, pero hace soñar en que un día, la convivencia entre los pueblos de Israel y Palestina sea posible. Y que ambos convivan sin problema con la fe cristiana, como pasa en Sant Genís.

Vistas de Sant Genís

Vistas de Sant Genís WIKIPEDIA

El barrio se articula alrededor de la antigua ermita de Sant Genís dels Agudells, documentada desde la Edad Media. Fue este templo el que dio origen a un núcleo rural de masías y huertas. 

Durante siglos, el entorno se mantuvo como una zona agrícola en la periferia de Barcelona. Fue en el siglo XX, especialmente a partir de los años 50 y 60, cuando el crecimiento demográfico y la llegada de nuevos vecinos transformaron el lugar en un barrio obrero, con bloques de viviendas y urbanización irregular.

Tierra Santa en Barcelona

Lo que diferencia a Sant Genís de otros barrios periféricos de la capital catalana es la elección de sus nombres de calle. El urbanismo bautizó muchas de sus vías con referencias a lugares históricos y religiosos del próximo oriente bíblico. 

Así, pasear por el barrio es recorrer la geografía de los evangelios y del Antiguo Testamento. La coincidencia con el entorno inmediato refuerza esta particularidad: en el mismo barrio se levanta el Hospital de la Vall d’Hebron, el complejo sanitario más grande de Cataluña. 

Anécdota inspiradora

El conjunto convierte Sant Genís en un pequeño mapa simbólico que mezcla devoción, historia y memoria religiosa. Y, en medio de estas referencias, la presencia de la plaza de Palestina añade un matiz contemporáneo y cargado de significado. 

Como recordaba el escritor Sergi Pàmies, Barcelona no dedica ninguna calle a Israel, pero sí ha dado nombre a esta plaza. En tiempos marcados por los conflictos bélicos en Oriente Medio, el espacio representa una convivencia posible: calles con nombres de resonancias cristianas e históricas, junto a un espacio público dedicado a Palestina.

La plaza de Palestina, además, es un punto neurálgico del barrio. Pàmies la describe como un espacio donde se combinan lo simbólico y lo cotidiano: una palmera rechoncha, una peluquería canina, una estilista, un supermercado, árboles, palomas, una fuente y una zona de juegos infantiles. 

En este entorno, la vida diaria fluye con normalidad: los niños juegan, los vecinos se saludan y el comercio de proximidad da servicio a los residentes. Todo ello enmarcado por una toponimia que, de forma involuntaria, recuerda escenarios de tensiones geopolíticas globales.

Un símbolo de convivencia

Sus calles nombradas en honor a la Tierra Santa cristiana conviven sin conflicto. Mientras en otras partes del mundo esas referencias son sinónimo de división y guerra, en este rincón del Vallès barcelonés se integran en la vida diaria de sus habitantes sin mayor conflicto que los derivados de la vida de barrio.

En este escenario, la toponimia se convierte en un recordatorio simbólico. No se trata de una declaración política, sino de la manera en que la historia, la religión y la vida municipal han configurado un espacio urbano. Una peculiaridad que dota a Sant Genís de una personalidad única y que es una excusa perfecta para descubrir esta zona desconocida de Barcelona.