El pueblo abandonado entre Pals y Peratallada: cinco casas y un Bien de Interés cultural en la Costa Brava
El municipio se encuentra en uno de los puntos más bonitos de la Costa Brava y mantiene actividad económica
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La Costa Brava es el lugar ideal para ir de vacaciones e incluso para vivir. Playas de un azul cristalino, arena gruesa y dorada, calas inaccesibles en coche y una historia que se remonta a los griegos.
La vivienda allí está por las nubes, con precios estratosféricos. El paraíso sale caro, dicen, pero, en cambio, hay un pequeño pueblo del Empordà que está allí muerto, abandonado por completo. Espera a ser recuperado, pero sólo porque la esperanza es lo único que se pierde.
Dónde está
El municipio en cuestión se encuentra en uno de los lugares más queridos y populares de la Costa Brava: los pueblos medievales de Pals y Peratallada. Allí, todavía se puede vislumbrar una pequeña aldea, a 62 metros de altitud, con algunos restos de casas. Ese lugar es Pantaleu.
Este conjunto de casas, que no están abandonadas, se ha visto reducido a hora a un mero, pequeño y casi desconocido vecindario de otra localidad enormemente popular por su encanto medieval, Palau-Sator.
Un pueblo convertido en vecindario
La terminología vecindario es adecuada. En primer lugar, por su tamaño. Pantaleu ahora no es más que un núcleo de estructura diseminada compuesto por apenas cinco casas y una antigua torre. Además, su distribución es tan caótica que apenas se puede hablar de calles que conecte las viviendas.
Las primeras referencias históricas sobre Pantaleu datan del año 1019, cuando se menciona que la canónica de Girona poseía un alodio, es decir, un conjunto de tierras, conocido como “Pantaliu”. Desde entonces, este pequeño núcleo ha estado vinculado a la historia agraria y demográfica del Baix Empordà, evolucionando con los cambios socioeconómicos que marcaron la región a lo largo de los siglos.
Máximos habitantes
Cabe decir que, a nivel poblacional, Pantaleu siempre ha sido un enclave con escasos habitantes. Eso no quiere decir que estas cinco casas hayan sido siempre las únicas y que nunca fuera poblado.
Si bien no se dispone de registros antiguos específicos, se sabe que el conjunto del municipio de Palau-Sator pasó de 22 vecinos en 1370 a 297 habitantes en 1718, un crecimiento moderado, pero más que significativo teniendo en cuenta su ubicación. Sin embargo, entre 1718 y 1787, en un contexto de transformación agraria donde se implementaron nuevas técnicas y cultivos, experimentó un aumento significativo de casi 100 habitantes.
Últimos años de auge
La población alcanzó su máximo en 1860 con 730 habitantes, pero a finales del siglo XIX comenzó un declive demográfico, exacerbado por la plaga de la filoxera en 1897, que destruyó los viñedos empordaneses y de buena parte de Cataluña. Aunque eso no acabó con su población.
Durante el siglo XX, la población de Palau-Sator se estabilizó en torno a los 500 habitantes hasta la década de 1970, cuando la industrialización propició un éxodo rural que afectó notablemente a Pantaleu. A partir de la década de 1990, el despoblamiento comenzó a revertirse levemente, con la construcción de una nueva vivienda, pero más cerca del núcleo del municipio del que forma parte. Pantaleu quedó disperso.
Cómo es ahora
En la actualidad, cuatro de las cinco casas se mantienen habitadas y se estima que viven en ellas alrededor de una decena de personas. La tranquilidad reina en este espacio, pero ni hay caminos asfaltados, ni mucha infraestructura. Eso sí, las casas de piedra lucen imponentes.
Pero sus habitantes no son lo único destacado de este lugar. Dentro del reducido núcleo de Pantaleu, destacan dos elementos patrimoniales de gran valor histórico. Uno de ellos es la torre cilíndrica de Pantaleu, situada al este de Can Florenci y fuera del término municipal.
Qué ver
Se trata de los restos de una antigua torre circular sin cubierta, datada entre los siglos XVI y XVII. Este vestigio de la arquitectura defensiva de la época ha sido catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN), lo que destaca que aún a Administración presta atención a un municipio que ya no es lo que fue.
Otro elemento arquitectónico de interés es la masía de Can Figueres, también conocida como Mas Ventós. Este edificio de planta basilical conserva un portal adovelado y ventanas góticas y renacentistas, lo que lo convierte en un testimonio valioso de la arquitectura rural catalana.
Actividad económica
Lo mejor de todo es que todavía allí hay actividad económica. Desde hace más de 30 años en sus calles se ubica un negocio de cerámicas que, desde allí vende al mundo platos, cuencos, vajillas y otros elementos de decoración.
Todos estos puntos conviven en armonía, pero dispersos. Parecen apenas unas casas modernas de piedra, pequeñas masías que se han construido algunos ermitaños. Lo cierto es que no es más que un foco de resistencia, un pueblo abandonado que, con mucho esfuerzo, trata de mantener viva la llama de lo que alguna vez fue.
Cómo llegar
Para llegar a Pantaleu desde Girona, se debe tomar la carretera C-66 en dirección a La Bisbal d'Empordà y luego seguir por la GI-651 hacia Peratallada. Desde allí, un corto tramo por carreteras locales conduce hasta el núcleo. El trayecto dura aproximadamente 45 minutos.
Desde Barcelona, se tarda una hora más. En este caso debe tomarse la autopista AP-7 hasta la salida 6 (Girona Norte), continuar por la C-66 en dirección a La Bisbal d'Empordà y luego seguir el mismo recorrido a través de la GI-651 hasta Pantaleu.