Puede parecer un tópico cuando se habla de pueblos, pero lo cierto es que Beget está detenido en el tiempo. Concretamente, en el medievo. Esto lo hace entrar en cada año en la lista de los pueblos más bonitos, no de Cataluña, de toda España.
Sorprende que un municipio como este, en medio de los Pirineos, rodeado de una naturaleza apabullante y con río que le insufla vida, esté tan poco poblado. Apenas alcanzan los 30 habitantes, pero eso no quita que haya muchos más visitantes que pasen a verlo a diario. Atrás ha quedado 1860, cuando esta población de la Alta Garrotxa tuvo 1.300 personas censadas. De entonces, y de mucho tiempo atrás queda su poderosa historia.
Las piedras que dan forma a sus calles se elevan hacia las casas compuestas de madera y piedra picada. Construcciones robustas para enfrentar los fríos inviernos desde antes del siglo X. La iglesia de San Cristóbal data de esos tiempos. Esta edificación, un claro ejemplo del románico pre pirenaico, guarda un tesoro en su interior: la Majestad del retablo del altar mayor, una obra de arte que ve pasar los años desde el siglo XII.
Este templo de culto resalta por su torre campanario que mide 22 metros de altura, en total cuatro pisos desde los que se puede contemplar casi todo el pueblo. Todas estas joyas están protegidas, de hecho, está incluido en el inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña.
La mejor visita para hacer en Navidad
Beget es una opción ideal para hacer una escapada de fin de semana durante las fiestas navideñas. Ese aire místico, unido a la decoración de luces y detalles, lo convierten en la opción ideal para disfrutar en familia, amigos o pareja. Pese a no contar con el encanto de las grandes ciudades, decoradas de forma ostentosa cuanto menos, el pueblo es un destino ideal para aprovechar estas fechas.
Cómo llegar al pueblo
Llegar hasta allí es menos difícil de lo que uno piensa. Si se sale de Barcelona, se trata de seguir la C-17 y desviarse hacia la C-38 al llegar a Ripoll. Una vez pasado Camprodón, el visitante solo debe salir por la GI-5223 siguiendo los indicadores que llevan a Beget. El recorrido total es de 147 kilómetros y algo más de dos horas y 20 minutos.
Qué ver y qué hacer en Beget
Beget está rodeado de naturaleza, además de contar con un río que lleva su propio nombre. Es posible recorrerlo a pie en pocas horas, aunque si deseas aprovecharlo al máximo, es recomendable seguir algunos de los senderos que enlazan los pueblos de los alrededores: las excursiones conectan con la naturaleza y el entorno.
Las casas están construidas en terrazas junto al río, otorgándole un aspecto completamente bucólico y ese aire medieval del que muy pocos pueblos pueden presumir. A pesar de su tamaño aparentemente pequeño, se divide en tres barrios separados por el río y conectados mediante dos puentes.
El barrio noroeste, el más antiguo, resalta por la Iglesia de Sant Cristòfol en la plaça Miquel Oliva. Se trata de una construcción románica del siglo XII, también catalogada como Bien de Interés Cultural. El segundo barrio se alcanza atravesando el segundo puente. Aquí se halla la plaça Major y la torre del rellotge. Para acceder al tercer y último barrio, erigido entre los siglos XVIII y XIX, se cruza el pont petit.
Hasta la década de 1980, las casas solían tener balcones y dinteles de madera en puertas y ventanas. Este encantador estilo ha contribuido a que el paso del tiempo no deje constancia y se convierta casi en un lugar de culto.