No todos los pueblos de Cataluña están considerados visualmente bonitos o tienen paisajes de ensueño. Sin embargo, muchos de ellos poseen un encanto especial que radica en su historia, en su arquitectura y en su cultura.
Pueblos como Cervera o Bàscara, aunque no sean los más pintorescos, cuentan con una rica herencia arquitectónica. Sus iglesias, plazas y edificaciones antiguas narran historias de épocas pasadas y reflejan la vida de sus habitantes a lo largo del tiempo. Además, la autenticidad de sus calles y el ambiente tranquilo que desprenden ofrecen una experiencia única, alejada del bullicio turístico.
El pueblo de Tarragona
Miravet es uno de esos pueblos difíciles de olvidar. Se encuentra situado en la comarca de la Ribera del Ebro, en Tarragona y ofrece un panorama magnífico sobre el río Ebro.
Tiene un enorme patrimonio histórico, principalmente, por su castillo y sus calles medievales, ya que fue uno de los escenarios de la última batalla del Frente Republicano de Cataluña: la más larga y sangrienta de toda la Guerra Civil.
El punto donde se puede comenzar la visita es el paso de barca de Miravet. Allí, las barcas tradicionales cruzan el río para llegar hasta la orilla de Miravet. Al llegar al otro lado, un punto destacado es el embarcadero, desde donde se pueden ver unas vistas preciosas del pueblo. Sus casas, construidas en la pared de roca de la montaña, que se eleva sobre el mismo lecho del río Ebro, parecen desafiar la realidad.
Siguiendo el trazado de la calle del Horno encontrarás la iglesia vieja de Miravet, situada en la cima del núcleo: un edificio de estilo renacentista en el cual podrás contemplar magníficas pinturas del siglo XVIII y del altar construido por los caballeros del Templo.
Enfrente de la iglesia se encuentra el mirador de la Sanaqueta, un antiguo patio de la mezquita, con unas grandes vistas verticales del río y de la zona. Por las calles con arcadas podréis ver casas en ruinas y solares devastados por la aviación franquista durante la Guerra Civil: en las calles de la Paja, Banco, Ferrerías y del Castillo.
El castillo de Miravet
El Castillo de Miravet está situado en la cumbre de un cerro de unos 100 metros de altura y está considerado uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar templaria de Cataluña. Declarado Bien de Interés Cultural desde el año 1988.
El patio de armas del castillo de Miravet se divide en dos grandes recintos: el jussà (construido entre los siglos IX y XI), recinto andalusí amurallado distribuido en tres niveles escalonados, de más de doce mil metros cuadrados; y el recinto soberano (del siglo XII), de unos 2500 metros cuadrados, formado por una estructura poligonal con cinco torres, contrafuertes y un patio de armas, alrededor del cual se distribuyen las dependencias siguiendo el modelo de planta de un monasterio típico cisterciense.
Con el tiempo se añadieron nuevas construcciones al interior, especialmente, por adaptar el recinto a las nuevas armas. Las dependencias más destacadas son las caballerizas, la cisterna, el refectorio, la bodega y silos, la sala capitular y el templo románico.
Se encuentran la Torre del tesoro contenía el archivo de la orden y su tesoro y la Torre de la Sangre -se llama así porque la leyenda dice que allí fueran ajusticiados los seis caballeros templarios que no se quisieron rendir en el 1308-.
La restauración que se ha hecho a las paredes del patio de armas ha malogrado, gravemente el castillo, con revocados finos y restauraciones con elementos modernos sin envejecer. El castillo ha perdido encanto aunque las restauraciones permiten hacerse una idea de su estructura anterior.