Aunque muchos pueblos con encanto de Cataluña han caído en el olvido con el paso del tiempo, formando parte de la llamada Cataluña vaciada, hay algunos que han encontrado nuevas formas de reinventarse. Estos pequeños municipios han sufrido los efectos de la despoblación debido a la falta de oportunidades, la migración hacia las grandes ciudades y la modernización del campo, lo que ha provocado que sus habitantes se reduzcan considerablemente.
Sin embargo, algunos de estos lugares han logrado revitalizarse al aprovechar sus recursos y su identidad local para atraer tanto a residentes como a visitantes. Entre ellos, destaca Penelles, un pueblo de Lleida con poco más de 400 habitantes que ha logrado hacerse un nombre gracias al arte urbano.
La transformación de un pueblo
Este municipio ha sabido darle la vuelta a su situación y evitar el destino de tantos otros pueblos rurales. Este municipio ha encontrado en el arte callejero una herramienta para atraer visitantes y revitalizar su economía local. Todo gracias a la celebración del festival GarGar, un evento dedicado a los murales y al arte rural que ha puesto a Penelles en el mapa cultural de Cataluña.
Desde 2016, Penelles ha apostado por el arte urbano como una forma de lucha contra la despoblación. El festival GarGar comenzó con un objetivo claro: reactivar el pueblo, atraer a turistas y fomentar el orgullo local. Lo que empezó como un pequeño proyecto artístico ha crecido hasta convertirse en un fenómeno que atrae a miles de personas cada año.
Arte en las calles
El éxito del primer año fue inmediato, con varios artistas locales e internacionales que transformaron las fachadas de Penelles en auténticas obras de arte. Desde entonces, el festival ha crecido exponencialmente, llegando a atraer en 2019 a más de 12.000 visitantes, una cifra impresionante para un pueblo tan pequeño. Y no solo durante el festival: a lo largo del año, cerca de 50.000 personas visitan Penelles para disfrutar de su arte urbano.
Caminar por Penelles es ahora una experiencia completamente diferente. Lo que antes era un pueblo más del interior catalán se ha convertido en un museo al aire libre, con más de 112 murales que adornan sus calles y plazas. Estos murales varían desde pequeñas intervenciones que juegan con las texturas de las paredes hasta grandes frescos que cubren edificios completos, sorprendiendo al visitante a cada paso.
Conexión con Penelles
El festival GarGar no solo ha transformado las calles de Penelles, sino también la vida de sus habitantes. Los vecinos han participado activamente en este proceso de cambio, contribuyendo a convertir su hogar en un referente del arte y la cultura rural. Algunos murales incluso rinden homenaje a personas locales, como el retrato de Joan Mata, conocido como "Tato", inmortalizado en una de las pinturas más queridas del pueblo.
La popularidad del evento ha crecido tanto que actualmente recibe más de 300 solicitudes anuales de artistas de todo el mundo, deseosos de plasmar su arte en Penelles. Esto ha consolidado al pueblo como un espacio de referencia para el arte urbano a nivel internacional, demostrando que no hace falta ser una gran ciudad para ser un epicentro cultural.
El impacto económico de este proyecto es indudable. Los visitantes que acuden a Penelles no solo disfrutan de los murales, sino que también descubren la gastronomía local, los productos artesanales y la tranquilidad del entorno rural. Esta afluencia de turistas ha sido un estímulo para el comercio y la economía local, revitalizando el pueblo y dando nuevas oportunidades a sus habitantes.
El ejemplo de Penelles muestra cómo la creatividad y el arte pueden ser motores de cambio en áreas rurales que, de otro modo, podrían haber quedado olvidadas. Más allá del turismo tradicional, Penelles ha demostrado que también se puede atraer a los visitantes mediante la cultura y la innovación, abriendo nuevas posibilidades para el desarrollo rural.
El nombre GarGar hace referencia al canto de la perdiz garriga, un pájaro que habita en la sierra de Bellmunt-Almenara, cerca de Penelles, y que se encuentra en peligro de extinción. Esta conexión con la naturaleza y la tradición local añade un toque especial al festival, recordando que Penelles no solo apuesta por el arte, sino también por su identidad y su entorno.
Cómo llegar
Para quienes deseen visitar este sorprendente pueblo, llegar a Penelles desde Barcelona es sencillo. Solo hay ir por la autopista AP-2 en dirección a Lleida y tomar la salida 504 hacia la carretera C-53 en dirección a Tàrrega.
Desde allí, se sigue por la carretera LV-3025 que conduce directamente al municipio. Este recorrido ofrece vistas preciosas del paisaje rural de Lleida y dura aproximadamente una hora y media.