El mar Mediterráneo reúne una infinita cantidad de pueblos únicos que, además, guarden historias dignas de ser contadas. Y, cómo no, Cataluña no se queda fuera de ese marco en el que podemos disfrutar de rincones mágicos.
En el sur, en la Costa Dorada, encontramos pueblos de una belleza que sobrecoge. Su costa además es poco conocida e invita a una desconexión total donde relajarse escuchando el romper de la orilla en las rocas y la arena. Todo a media hora de Tarragona y a poco más de una hora de Barcelona, por ejemplo.
L’Ametlla de Mar es uno de esos tesoros del litoral catalán. National Geographic lo ha descrito como un lugar donde los tarraconenses buscan la tranquilidad en calas recónditas, destacando su variedad de paisajes costeros y su encanto natural.
Estos son los encantos de l’Ametlla de Mar
L'Ametlla de Mar ofrece una experiencia única que combina la tradición marinera con la belleza de su costa. Con más de 30 playas, calas y bahías, este destino turístico cautiva con su belleza marina. Desde playas de arena suave hasta calas rocosas y salvajes, hay opciones para todos los gustos. Además, la disponibilidad de playas que permiten mascotas durante la temporada alta hace de este lugar un destino ideal para los amantes de los animales como la Cala del Bon Caponet y Cala del Cementiri.
Otra opción es el Estany Podrit que, a pesar de su nombre, es una playa intacta, rodeada de vegetación marina que se extiende hacia la carretera, formando una pequeña laguna de agua cristalina y tranquila, ideal para que los perros disfruten al final del día. Si uno prefiera una experiencia naturista, una buena opción es la playa Torrent del Pi; si buscas algo impresionante, la playa de San Jordi y Cala Pepo; y para ir en familia, Cala Forn y Cala Vidre. Estas últimas cuatro están cercanas, por lo que es recomendable visitar el fuerte del siglo XVIII en la playa de San Jordi y disfrutar de un recorrido para apreciarlas todas.
Qué ver y qué hacer en l'Ametlla de Mar
Y es que, además de sus playas, L'Ametlla de Mar ofrece una rica variedad cultural y gastronómica. Rincones que vale la pena explorar. Los viajeros pueden disfrutar de delicias locales en los numerosos restaurantes del pueblo, especialmente sus arroces y fideuás, y descubrir la historia de la ciudad visitando el citado el Castillo de Sant Jordi d'Alfama, una fortaleza construida en el siglo XVIII. Recorrer el casco histórico de L'Ametlla de Mar y sus calles empedradas rodeadas de casitas blancas son otra actividad imperdible para sumergirse en la cultura local.
Otra opción es visitar los otros pueblos limítrofes como Perelló, Calafat, las Tres Cales y el área de Cap de Santes Creus. Primavera y otoño, con su frescura, es el momento óptimo para explorar su litoral siguiendo el sendero GR92, que es el más largo del Mediterráneo y cubre desde Cataluña hasta Andalucía. Por último, uno puede acercarse al Parc Natural del Delta de l’Ebre. No importa cuando, sus paisajes impresionan en cualquier época del año y sus atardeceres son de postal.
¿Cómo llegar a l’Ametlla de Mar?
Los viajeros que deseen llegar a L'Ametlla de Mar desde Barcelona en vehículos particulares pueden tomar aproximadamente una hora y 45 minutos por las carreteras C-32 y la AP-7. También es posible llegar en tren, con conexiones disponibles desde Barcelona, Tarragona y otras poblaciones cercanas. El servicio de Media Distancia de Renfe llega hasta allí y ofrece una alternativa conveniente para aquellos que prefieren viajar en transporte público.