Primeras planas

Sopor y tedio en el Congreso más la unidad de España

Nueve de cada diez plumíferos desaconsejan el discurso de investidura de Rajoy. Juliana se sale del guión e inventa el término "aznariano", fusión de Aznar y Mariano

31 agosto, 2016 09:03

¿Qué es el aburrimiento? ¿Un discurso de Rajoy? Menudo ladrillazo. La hora y media más larga de la historia. "Novanta minuti" en el Bernabéu. Es lo que tocaba, resume la prensa afecta (ABC y La Razón), que ensalza los siete pactos de Estado propuestos por el interino: Unidad de España, paro, energía, pensiones, educación, violencia de género y ciencia.

En los demás medios, abunda el tono crítico, la constatación de que el personaje no está dotado particularmente para la oratoria de largo recorrido. En cambio, en la réplica es ligeramente agudo, rápido y socarrón. De ahí que hoy se espere una sesión más entretenida en el templo de las palabras huecas.

"Está amenazada la integridad nacional" fue la frase más tronante de Rajoy. Tal vez sea porque sólo contiene una ese. Imaginen que hubiera dicho "el que sabe no es que todo lo sabe, sino que sabe dónde está lo que no sabe". Se le reprocha el contenido, el tono, la forma, sustancia y consistencia del discurso. ¿Pero qué quiere la gente? ¿Sangre en el hemiciclo? ¿Kárate a muerte en la carrera de San Jerónimo? ¿Que se ponga a caminar frotándose las costillas con los codos por la M-30 del Congreso?

En Voz Populi, José Alejandro Vara firma un análisis sobre las características del pestiño: "El presidente en funciones apostó por un discurso de investidura austero, átono, enumerativo, tedioso, formal. Muy conciliador y escaso de la solemnidad, la pasión y la épica que algunos esperaban. No era el día. En este primer asalto de la sesión de investidura tocaba ofrecer una imagen moderada, de mano tendida, de invitación al consenso. Sin ironías ni gracietas, en un tono ponderado y hasta humilde. Este miércoles, segundo asalto, sacará los guantes en sus réplicas a Pedro Sánchez, según comentan en su equipo".

Entre el tedio y la atonía, Marisol Hernández subraya en El Mundo la alusión al caso catalán: "España, afirmó (Rajoy), "sufre una amenaza explícita contra su unidad territorial, contra la igualdad de los españoles y contra su convivencia". "Nuestra primera obligación -la del Gobierno y la de las Cortes Generales- es preservar la soberanía nacional y, con ella, la unidad de España". Por primera vez, Rajoy introdujo este asunto como parte de su razonamiento para reclamar el apoyo velado de los socialistas. Y lo hizo a la vez que deslegitimó duramente la posibilidad de cualquier otra candidatura".

En La Vanguardia, Enric Juliana saca la artillería con una prosa digna de tertuliano castizo: "Enjuto, entallado, seco, entristecido, visiblemente molesto por el trance y un poco hipotenso, Mariano Rajoy pronunció ayer el discurso más aznariano de su carrera para pedir la confianza de una cámara en la que las dos derechas españolas ­la veterana y la joven­ no suman la mitad más uno de los escaños. Un discurso de investidura aznariano para un Parlamento sin mayoría aznarista. Curiosa paradoja".

"Aznariano", contracción de Aznar y Mariano. Ya quisiera Rajoy sublevar a las masas como Jose Mari.

Descubrimiento de Jesús Cacho en la letra pequeña del pacto de investidura entre PP y Ciudadanos. De su artículo en Voz Populi: "El acuerdo entre el PP y Ciudadanos firmado el domingo incluye la creación de un Instituto Estatal para el Talento en el Empleo. ¿Qué? ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo? Me parece un hallazgo, una de las ideas del siglo, comparable, por lo que tiene de estrambote, a ese “Ministerio de la Felicidad” que a primeros de año se le ocurrió al primer ministro de Emiratos Árabes, el jeque Mohamed ben Rashid Al Maktoum, para generar "bondad social y satisfacción” en el país. En la Venezuela de Maduro existe también un “Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo”. De verdad. En Ecuador cuentan con un “Ministro del Buen Vivir”, cuya cartera ocupa un tal Freddy Ehlers, un tipo con pinta de vividor. Nosotros vamos a tener un Instituto para el Talento en el Empleo. Tal cual. Una idea genial o una ideica. (...) Se trata del punto tercero de la medida nº 42 (de un total de 150), y dice así: “Crear el organismo independiente Instituto Estatal para el Talento en el Empleo, con competencias suficientes para evaluar de forma continua las políticas activas de empleo implementadas por todas las administraciones públicas, mejorando su coordinación y promoviendo un aumento de su eficacia y eficiencia”".

No todo es política. Los perros nos entienden, según Science. Esta revista de prensa también da fe. Brutus, nuestro gran danés, cayó desplomado delante del televisor a los cinco minutos de aparecer Rajoy y tras emitir unos lastimosos gruñidos. Suerte que teníamos a mano una jeringa con adrenalina.

31 de agosto, San Ramón Nonato y Paulino de Tréveris.