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Las vertiginosas finanzas del Barça, según 'The Athletic'

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Chris Weatherspoon es el primer escritor dedicado exclusivamente a las finanzas del fútbol en The Athletic, el suplemento deportivo de The New York Times. El pasado lunes analizaba, en un extensísimo artículo, las finanzas del Barcelona, pero anteriormente ha analizado las cuentas del Manchester United, Manchester City, Arsenal, Liverpool, Chelsea, Tottenham, Newcastle y Aston Villa.

Su diagnóstico sobre la situación económica del Barça es profundo y matizado, y constituye una lectura recomendable para todos los aficionados a este equipo de fútbol que además dispongan de una hora y media para enterarse de qué demonios pasa realmente en las cuentas del club, porque el informe es larguísimo.

Lo encontrarán en The Athletic bajo el título Exploring the dizzying world of Barcelona’s finances, levers and debts ("Explorando el vertiginoso mundo de las finanzas, las palancas y las deudas de Barcelona"). Aquí reproducimos sólo los párrafos finales:

“Con jugadores como Lamine Yamal, Gavi, Fermín López, Alejandro Balde y Pau Cubarsí, todos productos de La Masia con un coste contable mínimo, el Barça posee activos que podrían generar ingresos millonarios si fueran vendidos.

Solo el valor de mercado de Yamal se estima habitualmente por fuentes independientes en más de 300 millones de euros.

Reconocer esos valores de mercado en los libros mejoraría el perfil financiero del club, pero reduciría su capacidad competitiva, y precisamente la negativa a vender a sus estrellas fue lo que llevó al Barça a activar las “palancas” en su momento.

Fermín y Lamine Yamal celebran un gol del Barça a Olympiacos

Fermín y Lamine Yamal celebran un gol del Barça a Olympiacos EFE

Mantener jugadores que costaron poco en fichajes mantiene bajo el gasto en transferencias, pero la contrapartida es que esos mismos jugadores conocen su valor y exigen salarios acordes.

El resultado es que la masa salarial del primer equipo está volviendo a subir, aumentando 26,3 millones de euros (un 7%) la pasada temporada.

Solo un mes del nuevo contrato de Lamine Yamal, que puede alcanzar un valor potencial de 40 millones de euros anuales, se contabilizó en las cifras del año pasado, por lo que otro aumento este año es más que previsible.

El Barcelona sigue siendo un enigma.

En la mayoría de empresas o clubes, una situación como la suya habría conducido a fuertes recortes de costes y austeridad, pero no en Cataluña.

Bajo el liderazgo de Joan Laporta, en un cargo donde la popularidad es clave para mantenerse, el Barça ha preferido seguir buscando fórmulas ingeniosas para generar ingresos.

Joan Laporta, durante un acto como presidente del Barça en el Auditori 1899

Joan Laporta, durante un acto como presidente del Barça en el Auditori 1899 MONTAJE CULEMANIA

 

Laporta enfrenta elecciones en 2026, y entonces se verá la aprobación o rechazo de sus decisiones.

Salvo un desplome deportivo, se espera que consiga la reelección.

El gasto en fichajes ha bajado, pero los salarios siguen siendo muy altos para retener a las jóvenes estrellas.

La masa salarial total de 2024-25, de 510 millones de euros, solo fue superada por PSG y Manchester City en toda Europa, según las cifras más recientes.

Esa cifra incluye no solo a los jugadores de fútbol, sino también a las demás secciones deportivas y un gran número de empleados fuera del campo.

Las cosas están lejos de ser normales.

La temporada pasada, incluso mientras los números básicos mejoraban, las finanzas del Barcelona siguieron siendo lo bastante ambiguas como para que el club cambiara de auditores no una, sino dos veces.

El Barça decidió no renovar su relación con Grant Thornton, y las cuentas de 2024-25 fueron finalmente aprobadas por la firma Crowe.

Entre ambos, hubo una tercera firma de auditoría no identificada, aparentemente contratada en el momento en que el club buscaba reconocer los 100 millones de euros completos de ingresos por licencias de asientos (PSL).

La identidad de esos auditores nunca ha sido revelada oficialmente, aunque el diario deportivo español Diario AS informó en abril que se trataba de Abauding, una empresa con sede en Barcelona. Abauding no respondió a los intentos de The Athletic por confirmar su participación con el club la temporada pasada.

Tanta incertidumbre y rotación de auditores rara vez son una buena señal para una empresa.

Tampoco lo es el gran número de rectificaciones que el Barcelona ha tenido que realizar en sus cuentas más recientes.

Revisar cifras anteriores no es algo exclusivo del Barça, pero la frecuencia con la que el club se ha visto obligado a hacerlo revela los constantes intentos de encontrar nuevas vías para aliviar sus problemas financieros.

Incluso mientras el club proyecta ingresos superiores a los 1.000 millones de euros para 2025-26, este verano volvió a tener problemas con las normas de LaLiga.

En agosto, la junta de Laporta tuvo que ofrecer sus propios bienes personales como garantía de un préstamo de siete millones de euros, necesario para aumentar la cifra del “SCL” (límite de coste de plantilla deportiva) y poder inscribir tanto a Marcus Rashford como al nuevo portero Joan García antes del inicio de la temporada.

Marcus Rashford supera rivales durante el Rayo-Barça en Vallecas

Marcus Rashford supera rivales durante el Rayo-Barça en Vallecas EFE

Reabrir el Camp Nou y devolverlo a plena capacidad cuanto antes es de máxima prioridad.

Las deudas son enormes, y aunque eso no es necesariamente negativo por sí mismo, las malas finanzas del pasado han debilitado la confianza futura.

Recientemente, 424 millones de euros de la deuda del Espai Barça fueron refinanciados a una tasa de interés promedio del 5,19%, todavía dos puntos por encima del 3,2 % al que está asegurada la deuda del estadio del Real Madrid, por ejemplo.

Con deudas tan elevadas, a largo plazo, los tipos de interés más altos limitan la capacidad del Barça para competir con su histórico rival del Bernabéu.

Es demasiado pronto para declarar que el Barcelona se ha recuperado de las profundidades financieras en las que se encontraba hace pocos años.

Los retrasos en el Camp Nou no reflejan una gestión eficiente.

Tampoco lo hacen las luchas constantes para cumplir las normas nacionales e internacionales.

Los pasivos a corto plazo aún superan ampliamente los activos, y la rentabilidad global sigue siendo esquiva.

El club continúa buscando formas alternativas de obtener ingresos; el reciente intento —fallido— de organizar un partido de LaLiga entre el Barça y el Villarreal en Miami era atractivo precisamente por el dinero que habría generado.

Obras del Camp Nou, el martes 4 de noviembre de 2025

Obras del Camp Nou, el martes 4 de noviembre de 2025 Culemanía

 

Y sin embargo, la estrategia audaz de Laporta está funcionando, al menos en parte, según lo planeado.

En el campo, el Barça ha vuelto a competir y a entretener.

Bajo la dirección del entrenador Hansi Flick, el club cuenta con una plantilla joven y emocionante, llena de talento y valor. 

La lección es clara —como ya lo fue hace dos décadas—: el Barcelona está mejor cuando confía en su cantera, en La Masia, que cuando gasta sin control en fichajes.

Aquella etapa de despilfarro casi los arruina.

El camino de regreso desde ese abismo ha sido fascinante.

¿Més que un club?

No estaban bromeando.