
Habla el Extranjero
Como el lector sabe –no le quedó más remedio que enterarse- el corte de suministro eléctrico del pasado lunes dejó durante largas horas sin electricidad a más de 60 millones de personas en España, Portugal y partes de Francia. Internet y los teléfonos móviles dejaron de funcionar, los sistemas de tráfico se apagaron y hogares y negocios se quedaron sin luz.
La causa del apagón sigue sin estar clara, aunque el operador de la red ha descartado un ciberataque. Sobre este asunto recomendamos el artículo La lección del 28 de abril, de Joaquim Coll, publicado ayer aquí, en Crónica Global. Aunque nuestra prensa ya ha vertido ríos de tinta sobre las debilidades de nuestras estructuras de suministro energético, son interesantes también las reflexiones de algunos medios de comunicación extranjeros. Solemos citar aquí los más importantes, pero hoy haremos una excepción y veremos qué dicen en países europeos relativamente remotos como Suecia, Croacia o Estonia.

Apagón
Para empezar, muchos periódicos europeos destacan con cierta admiración la serenidad de la que hicieron gala los ciudadanos españoles. El diario sueco Sydsvenskan, por ejemplo, señala que “Toda Europa puede aprender de las estrategias de emergencia empleadas en España”:
“La red eléctrica de España colapsó por completo en solo cinco segundos. Para millones de personas, esto significó horas de espera, restricciones y ansiedad creciente. Al mismo tiempo, la situación de seguridad era extremadamente tensa... Pero los españoles mantuvieron la calma. Con la ayuda de generadores de respaldo, cooperación y adaptabilidad, los hospitales en Málaga, los servicios de emergencia en Madrid y los restaurantes en Barcelona pudieron seguir funcionando. Esta es la verdadera fuerza impulsora detrás de la resiliencia de una sociedad cuando ocurre una crisis y se corta la electricidad”.
Las inversiones llevan mucho retraso
El incidente muestra lo frágil que es la infraestructura energética de Europa, advierte el diario conservador croata Večernji list: “El abrupto apagón en gran parte de la Península Ibérica es un recordatorio de un problema que muchos en el Viejo Continente tienden a olvidar: la fragilidad de la infraestructura energética europea. No basta con tapar los huecos ahora que el gas y el petróleo rusos ya no fluyen. Queda el problema del suministro eléctrico, que se basa en un sistema complejo que -como vimos esta semana- tiene lagunas que suponen un riesgo...”
Y agrega –como muchos otros periódicos extranjeros— algo que al Gobierno español seguramente no le gustará que le recuerden: “Ya en 2022, un modelo científico mostró que sin una inversión tecnológica importante, la estabilidad de la red eléctrica española podía verse comprometida por aumentos en el consumo de energía eólica y solar”.

Barcelona durante el apagón Barcelona
La prensa que más eco se ha hecho del apagón es la portuguesa, como es natural, pues el apagón afectó también a nuestro país vecino. El venerable Diário de Notícias subraya la necesidad de “Tomarse en serio la seguridad” y –centrándose en las autoridades lusas, pero con admoniciones que nos pueden resultar muy apropiadas también para España— señala que “la burocratización innecesaria del aparato estatal ha retrasado la respuesta de las autoridades a esta crisis”:
“Un plan de comunicación para situaciones de crisis, del que es responsable el servicio de seguridad SSI, lleva más de diez años en planificación, pero nadie sabe nada al respecto. En este país, las instituciones y organizaciones proliferan, las responsabilidades se duplican, pero nadie se siente responsable. Hemos tenido suerte de que se hayan evitado grandes desastres naturales o ataques terroristas... Si logramos obtener respuestas más serias sobre la seguridad de las personas, podemos prevenir daños aún mayores.”

Eduardo Prieto, director de Operaciones de Red Eléctrica, en rueda de prensa tras el apagón
El estonio Eesti Päevaleht extrae varias conclusiones del apagón y apunta a una posible autoría hostil que entre nosotros ya damos prácticamente por descartada:
“En primer lugar, los ciberataques son una amenaza real. Si resulta que 50 millones de personas pueden quedarse sin electricidad debido a un solo fallo, esto es un riesgo importante para la seguridad de Europa y debe ser tomado en serio. En segundo lugar, las redes eléctricas necesitan una actualización urgente. En tercer lugar, la cooperación europea es vital. Estonia, por ejemplo, está conectada a la red de la OTAN, pero la dependencia de las redes europeas continentales sigue siendo un punto débil.”

Barcelona durante el apagón Barcelona
El populista –y popular— tabloide británico The Daily Telegraph carga ácidamente contra el ecologismo y apunta preocupaciones que muchos españoles comparten:
“Eso es lo que se obtiene con los objetivos climáticos. Si Gran Bretaña quiere evitar un destino similar, el gobierno laborista debe abandonar su meta de eliminar los combustibles fósiles para 2030”.
“¿Se ha considerado adecuadamente el impacto en la red de un cambio tan acentuado hacia las energías renovables? El cierre en los próximos tres años de las centrales nucleares envejecidas, los retrasos en la construcción de nuevas y el aumento de la demanda de electricidad dejarán al Reino Unido ante un punto crítico alrededor de 2028. Las posibilidades de que la energía eólica, solar y otras renovables cubran el vacío son ilusorias. La gente confía en que sus gobiernos mantengan las luces encendidas, pero, como hemos visto en España y Portugal, el impacto va mucho más allá. La reacción contra los políticos que permiten que esto ocurra será colosal.”