Referéndum contra Airbnb en Lisboa, Corea del Sur preocupada, y un Fausto de la vida real
Hoy comentaremos el proyecto lisboeta para poner fruto al turismo depredador de Airbnb, un aspecto lateral de la participación de tropas norcoreanas en la guerra de Ucrania –país, que, como el lector sabe, ha recibido el “permiso” de Joe Biden, el presidente en funciones estadounidense, para disparar misiles de largo alcance en territorio ruso, y ya ha hecho uso de ese permiso con la destrucción de un arsenal– y la mala suerte del tipo que quería ser inmortal.
Tengo los alquileres turísticos considerados como una afrenta a los ciudadanos –se les echa de los pisos donde viven para convertirlos en falsos hoteles al servicio del estúpido turismo– y una burla del derecho que nos asiste a todos a la vivienda.
Y me alegra enterarme, por la revista Expresso, de que tras una petición popular apoyada por la oposición, mayoritaria en el ayuntamiento de la capital portuguesa, la alcaldía va a organizar en breve un referéndum –el primero de su historia– sobre los alquileres turísticos de corta duración.
Por un lado, cuenta Expresso, están los turistas extranjeros que copan los alojamientos del hipercentro de Lisboa; por otro, están los residentes que son desalojados y relegados a las afueras, a veces muy lejos.
Este conocido y bien documentado símbolo de la crisis de la vivienda en la capital portuguesa ha impulsado a 11.000 ciudadanos a firmar una petición para organizar un referéndum que ponga fin a los alquileres turísticos tipo Airbnb, conocidos en portugués como Alojamento local.
Y esta iniciativa "tiene todas las posibilidades de triunfar", afirma. En primer lugar, porque ha recogido más de las 5.000 firmas que exige la ley para ser debatida por el ayuntamiento, y en segundo lugar, porque cuenta con el "apoyo inmediato" de todos los partidos de la oposición (Partido Socialista Portugués, Bloque de Izquierda, Comunistas, Ecologistas, entre otros), que suman una mayoría de 38 diputados electos de un total de 75. La idea se someterá a votación en diciembre y, si se aprueba, podría celebrarse un referéndum en primavera.
Mientras esto sucede en Lisboa, muy lejos, en Seúl –no se quejará el lector de Crónica Global de esta elegante transición, propia de los tradicionales folletines– reina la preocupación por la última marcianada del régimen norcoreano, que respondiendo complacidamente a la llamada de Putin ha enviado a miles de soldados a instruirse bélicamente en bases rusas en Asia para, a continuación, trasladarse y combatir (y eventualmente morir) en el frente de Ucrania.
El embajador ruso en el País de la Serenidad Matutina ha ido convocado por el viceministro de Asuntos Exteriores, Kim Hong-kyun, que le ha exigido "firmemente la retirada inmediata de las fuerzas norcoreanas y el fin de la cooperación militar entre ambos países", informa The Korea Herald. Naturalmente el vecino del norte hará oídos sordos.
El beneficio para Rusia de semejante iniciativa es fácil de entender, pero ¿por qué quiere meterse Kim Jong-un en semejante avispero?
Este movimiento de tropas, que ni Rusia ni Corea del Norte han confirmado, "supone una grave amenaza para nuestro país y la comunidad internacional", declara el Ministerio surcoreano de Asuntos Exteriores. El hecho es que la posible llegada de soldados norcoreanos junto al ejército ruso a Ucrania preocupa sobremanera a Seúl y a Occidente.
Corea del Norte va a ser el primer tercer país que interviene sobre el terreno en esta guerra europea. En cualquier caso, comenta Hankyoreh, "la implicación directa de Corea del Norte en la guerra invalida las afirmaciones de Moscú de que la guerra en Ucrania es una 'operación militar especial', y proporciona potencialmente una justificación para que los países occidentales aumenten su apoyo a Ucrania o intervengan directamente en el conflicto".
Para The Korea Times, diario en lengua inglesa, "el peor escenario posible se ha hecho realidad". Su editorial afirma que Seúl también podría revisar su posición diplomática. Hasta ahora, Corea del Sur ha desempeñado el papel de observador, pero ahora se considera parte interesada.
Hasta ahora, Corea del Sur se había negado a suministrar armas letales a Ucrania. Ahora la presidencia surcoreana anuncia que esta opción ya no queda excluida. Desde un punto de vista regional, a Seúl le preocupa el fortalecimiento de un eje Moscú-Pyongyang.
"En caso de conflicto en la península coreana, Rusia podría utilizar esta situación como pretexto para desplegar sus tropas, suministrar armas, o ambas cosas, en apoyo de Corea del Norte", advierte el Korea Times.
Según el diario, se trata también de una oportunidad para que el régimen de Kim Jong-un "evalúe la eficacia de sus tácticas y estrategias militares [...] y compruebe si las armas enviadas a Rusia son capaces de golpear al enemigo con precisión".
Mientras tanto, en Sídney –¡otra bonita transición a la otra punta del mundo!–, el multimillonario Bryan Johnson, que está obsesionado con recuperar la juventud, y mantenerse en una edad, por lo menos física, de 18 años, hasta cumplir los 200, y que hace unos meses afirmaba haber “ganado” ya cinco años de su vida, por culpa de su fáustica ambición se enfrenta a un problema inesperado y terrible, leemos en La Dépêche.
Este empresario estadounidense residente en Australia vendió en el año 2007 su floreciente empresa y creó el programa de nutrición personal Blueprint, en el que gasta dos millones de dólares al mes, como conejillo de indias de un programa de “vida rejuvenecedora” que espera comercializar dentro de algunos años.
El objetivo de su Blueprint es invertir el proceso natural de envejecimiento de su cuerpo y devolverle el de un hombre de 18 años. Ahora, con 45 años, Johnson afirma haber ganado cinco años de vida.
Johnson se levanta cada día a las cinco de la mañana y realiza una sesión deportiva de una hora que consta de 25 ejercicios. Después bebe un zumo verde con colágeno y otros suplementos. Por la noche, se aplica siete cremas en la piel. Por último, lleva gafas para bloquear la luz azul y se acuesta a las 20.30 en una habitación oscura.
Cada uno de estos detalles, y otros, entre los cuales peelings ácidos, terapia láser, una dieta compuesta únicamente por verduras, frutos secos y bayas, una plétora de complementos alimenticios, melatonina, ácido hialurónico, parches de testosterona y cremas de siete días, son esenciales en su vida diaria para cumplir el propósito de “envejecer al revés”.
Tiene a su disposición permanente a 30 médicos. Según su equipo médico, al cabo de siete meses de empezar su “rutina”, su ritmo de envejecimiento se había ralentizado un 25%. En un año de 365 días, sólo envejecería 252 días, ganando cuatro meses de vida.
Por desgracia, el rejuvenecimiento, la dieta y el ejercicio lo habían adelgazado tanto que aunque supuestamente era más joven tenía un aspecto demacrado, excesivamente flaco. Ahora ha contado –yo lo leí ayer en La Dépêche, creo– cómo su cara "empezó a explotar" tras una grave reacción alérgica a una inyección de grasa que le ha desfigurado y le ha dejado ciego, sus médicos suponen que solo temporalmente.
La mitología griega está llena de historias de héroes que quieren volar demasiado cerca del sol, o espiar a las diosas en un claro del bosque, o desafiar a fuerzas superiores a ellos. Indefectiblemente son severamente castigados.