Alegrémonos, no sólo España tiene un presidente que en campaña dice una cosa y en cuanto accede al cargo hace exactamente lo contrario de lo que prometió.
Lo que pasa en Lituania es todavía más desvergonzado: no sólo los socialdemócratas, que el mes pasado ganaron las elecciones, forman Gobierno con fuerzas populistas con las que habían prometido no pactar, sino que la cabeza de lista socialista y presunta primera ministra, Vilija Blinkeviciute, declina encabezar el Ejecutivo.
Ella prefiere pasarle la tarea a un miembro de su partido para ella seguir cobrando (más) como europarlamentaria en Bruselas, donde ya lleva tres legislaturas. Naturalmente, los lituanos “sacan fuego por las muelas”, como dice una gráfica expresión catalana.
No hace falta aprenderse los endemoniados nombres de los políticos lituanos para salivar con el enredo que allí se ha montado, como en un espejo deforme de nuestra experiencia nacional…
El caso es que contrariamente a lo que decían antes de las elecciones del mes pasado, los socialdemócratas han anunciado que formarán coalición con el partido de centro-izquierda Vardan Lietuvos y… con el flamante partido populista-nacionalista Nemuno Ausra (NA), fundado el año pasado y cuyo líder, Remigijus Zemaitaitis, se vio recientemente obligado a renunciar a su escaño en el Seimas (Parlamento) tras hacer unas declaraciones antisemitas.
El Verslo Zinios (Diario de Negocios) está escandalizado por la coalición de socialistas con populistas:
"Los socialdemócratas, que allanaron su camino al poder con mentiras y manipulaciones, se han mantenido fieles a estos 'valores' a la hora de formar la coalición. ... Y eso a pesar de que la líder de su partido, Vilija Blinkeviciute, había subrayado antes de las elecciones de octubre que no formarían coalición con Nemuno Ausra debido a las declaraciones antisemitas del líder del partido. Aquellas declaraciones antisemitas de Zemaitaitis fueron una violación de la Constitución y un incumplimiento de su juramento como miembro del Seimas. Para evitar la destitución, que le habría mantenido fuera del Parlamento durante al menos una década, renunció rápidamente a su escaño y desapareció. Ahora, este violador del juramento vuelve a jurar su cargo en el Parlamento. ... Esto no es una paradoja, sino un absurdo".
Tampoco le parece bien a ese diario que, sin avisar previamente, la candidata socialista prefiera seguir en Bruselas a liderar el país, preferencia que cualquiera puede entender, pero que, desde luego, parece una afrenta a la ciudadanía:
"Dijo en una entrevista que es pensionista y por eso quiere 'trabajar en el Parlamento Europeo'. Por lo visto, allí las cosas no son tan difíciles para los pensionistas, igual que no es tan difícil volar a Bruselas y volver cuando vas sentado en clase preferente. Cada mes recibe un sueldo de más de 8.000 euros. Tras su cuarto mandato, que Blinkeviciute acaba de empezar, recibirá una indemnización de unos 100.000 euros. Por no hablar de los miles de euros que puede destinar a gastos sin tener que presentar recibos".
Falsificación política
A la Radio y Televisión Nacional Lituana (LRT) tampoco le parecen bien los rocambolescos tejemanejes de la señora Blinkeviciute: "Los socialdemócratas la presentaron como su opción para primer ministro para atraer el interés de los votantes. La promesa fue hábilmente escenificada y granjeó muchos votos a los socialdemócratas --fue el viento que azuzó la 'ola roja' que barrió el país--. ... Aquel mensaje era importante, pero también contenía una semilla deliberadamente plantada de duda sobre si podría mantener su promesa política y asumir realmente el cargo. Con ello se pretendía animar a los votantes a ser más activos y alimentar su esperanza de que sus preocupaciones podrían disiparse. Se podría llamar a esto 'engaño planificado' o simplemente 'márketing electoral', donde se promete oro, pero sólo se entrega cobre".
En la misma cadena radiofónica, donde se ve que aún no han colocado como consejeros a figurones de los partidos aliados de los socialistas --¡cuánto tienen todavía que aprender en Lituania de nosotros!-- Ieva Dirmaite, concejal liberal de izquierda en el Ayuntamiento de Vilna, se muestra preocupado por la imagen nacional que dará la participación del partido populista Nemuno Ausra en el Gobierno:
"Esto podría socavar permanentemente la imagen positiva que Lituania se ha forjado a lo largo de los años como nación occidental de valores. Destacados políticos de EEUU, Alemania y Polonia están expresando su preocupación en la plataforma X y en los medios internacionales sobre la composición de la coalición lituana y las posibles consecuencias para el país. La situación es grave: el comportamiento del nuevo Gobierno está dañando las relaciones de Lituania con sus vecinos, socios internacionales y aliados. Nuevos estigmas amenazan con catapultar a Lituania a una época en la que el país tenía que trabajar duro para dejar atrás los titulares negativos".
Rimvydas Valatka, columnista de Delfi, el popular digital báltico, que cubre la actualidad política en Lituania, Estonia y Letonia, no tiene ni una palabra buena que decir sobre el primer ministro con el que los socialdemócratas sustituyen a la feliz y bien pagada, pero perezosa pensionista:
"Gintautas Paluckas tiene antecedentes penales. Por corrupción. En una democracia, con eso basta para que una candidatura así sea rechazada. Un Estado que para el cargo de primer ministro no tiene más candidato que uno con antecedentes penales se hace a sí mismo sospechoso --y lo mismo vale para el partido de Paluckas, por decirlo suavemente--. Los antecedentes penales ni siquiera son la peor mancha negra en el currículum de Paluckas. Será el primer primer ministro que nunca ha ganado una sola circunscripción a pesar de haber participado en varias elecciones. Este año, ni siquiera llegó a la segunda vuelta".
Ese carácter criminal del que el periodista acusa a Paluckas se remonta al año 2010, cuando fue hallado culpable de "abuso" o corrupción en la licitación pública "no transparente" de los servicios de desratización de Vilna. El próximo jefe de Gobierno fue condenado a dos años de cárcel con un año de suspensión, y a pagar 57.000 litas (unos 20.000 euros) por perjuicios al Ayuntamiento de Vilna.