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Si tiene la sensación de que el sueldo no le alcanza, que no llega a fin de mes, que no tiene la capacidad de compra de antaño y que es más pobre que hace veinte años, no es una sensación, sino la pura, dura y cruda realidad. Y no es usted solo. La clase media está de capa caída, atrapada en una espiral de pesimismo, consciente de que los hijos vivirán peor que los padres por primera vez en la historia reciente.

Esa situación, con su malestar de fondo, es lo que plasma este domingo la portada de La Vanguardia. "El consumo de las familias en Catalunya está por debajo del nivel del siglo pasado", proclama en su primera página el diario del grupo Godó. El texto es de Eduardo Magallón y arranca así: "El consumo de las familias en Catalunya está anclado en el nivel del siglo pasado y hoy por hoy (en términos constantes ) es menor del que tenían al inicio del nuevo milenio. Es una manera de mostrar que, pese a que la economía ha avanzado y ha crecido en las últimas décadas, los ciudadanos son en cierta manera más pobres. Consumen menos. Para poder analizar lo que ha pasado se toma el consumo medio por habitante cada año desde el 2000, pero descontando la inflación, para obtener una cifra homogénea en el periodo. Es como si la inflación fuera cero. Calculado de esta manera, el año pasado los catalanes gastaron un 12% menos en consumo de media. Los datos son del Idescat y han sido calculados por el servicio de estudios de la Cambra de Comerç de Barcelona que dirige Joan Ramon Rovira. Por consumo se entienden todos los bienes y servicios que adquieren los ciudadanos, desde la comida o el gasto por la vivienda, como el alquiler, hasta la ropa y el ocio. Está excluida de esa estadística la compra de un inmueble porque se considera inversión".

Continúa la pieza: "Después de 20 años, los ciudadanos consumen menos de media (siempre en precios constantes) porque se ha reducido su capacidad de gasto. Y eso se ve analizando su renta disponible, que es esencialmente los ingresos (como salarios, pensiones o análogos) menos la carga tributaria soportada (impuestos como el IRPF o cotizaciones sociales a la Seguridad Social, por ejemplo). En el periodo analizado, la renta disponible ha bajado: mientras en el 2002 era de 19.270 euros de media por habitante, en el 2021 se había reducido en casi 1.000 euros, siempre con datos corregidos por la inflación. El panorama que dibujan estos datos es que la población de media se ha empobrecido porque no solo tiene menos dinero para gastar, sino que efectivamente consume menos. La paradoja es que ese empobrecimiento medio de la población se ha producido en un periodo de expansión (de crecimiento) de la economía. La mejor manera que existe para medirla es el producto interior bruto (PIB), que es todo lo que produce un territorio (en este caso, Catalunya) en un año. Entre el 2000 y el primer trimestre del 2024, el PIB creció un 44,5%. Pero en ese mismo periodo, el consumo agregado de las familias lo hizo en un 22,3%".

Y: "Lo que le sucede a Catalunya es extrapolable a España –señala Rovira–, porque el modelo de crecimiento ha sido muy similar. El problema para comparar ambos territorios es que la fuente de donde se extraen los datos es diferente y puede usar metodologías diferentes: el Idescat para Catalunya y el INE para el conjunto de España. En el periodo analizado, el PIB de España –según el INE– creció un 41%, y el consumo de los hogares, un 29%. Además, igual que en Catalunya, los dos indicadores avanzaron en paralelo al arranque del milenio hasta la crisis del 2007 y, a partir de ahí, divergieron. Y es en este punto donde emerge en el debate el grave problema de la baja productividad que sufre Catalunya, y también España, y que la aleja cada vez más de Europa. El problema es conocido y hace años que se pone sobre la mesa, pero nadie se ha puesto manos a la obra".

Pues un panorama que no es precisamente para tirar cohetes pero que en líneas generales tiende a preocupar entre poco y nada a una clase política responsable del desastre. Y menos mal que La Vanguardia tiene el cuidado de no atribuir las pequeñas diferencias entre Cataluña y el resto de España a el "Procés", ese negocio de las cabras del nacionalismo que hizo ricos a los vendedores de lazos amarillos y más pobres al común de la población.

Uno de los responsables de ese desastre sin paliativos en términos de bienestar todavía pretende aferrarse a la dirección de su partido durante cuatro años más o los que haga falta. Se trata de Oriol Junqueras, alias el beato. "Junqueras ata a un 30% de los militantes y toma ventaja en la guerra por presidir ERC", destaca El Mundo, que en el sumario de esa información señala que "Más de 2.000 afiliados se han comprometido a colaborar con su candidatura a mes y medio de las primarias". Escribe Víctor Mondelo: "La guerra intestina que libran las diferentes facciones de ERC por hacerse con el control del partido y que está acabando de socavar su ya dañada reputación -perdió 200.000 votos y 13 diputados en los comicios catalanes- culminará con la elección de un nuevo líder en el congreso que la formación celebrará el próximo 30 de noviembre, siendo Oriol Junqueras el mejor situado para recuperar el cargo que abandonó el pasado mes de junio tras las presiones de su secretaria general, Marta Rovira, para que dimitiera y cediera el paso a una nueva dirección. Según ha podido saber El Mundo a través de fuentes cercanas a Junqueras, el hoy precandidato a la presidencia de ERC cuenta con una red de «más de 2.000 militantes» que se ofrecieron a colaborar con su campaña en cuanto anunció oficialmente que optaría a la reelección. El que fue presidente de los republicanos durante casi 13 años tendría así atado el respaldo de aproximadamente el 30% la militancia de la formación, compuesta por unas 8.200 personas, cuando todavía resta mes y medio para la votación que dirimirá su futuro político. Ese apoyo ya quedó patente el 21 de septiembre, cuando Junqueras reunió a más de 1.500 personas en el acto de lanzamiento de su candidatura, en lo que se consideró, unánimemente, como una demostración de fuerza".

Sigue la nota: "La recogida de avales para optar a la presidencia de ERC finaliza el próximo 15 de noviembre y dará una medida oficial del número de apoyos de cada una de las cuatro listas: la encabezada por Junqueras, la que capitanea Xavier Godàs -el aspirante auspiciado por Rovira-, la que promueve el ex consejero de la Generalitat Alfred Bosch y la que representa el líder del sector crítico, Xavier Martínez. Para concurrir a las primarias será necesario recabar el respaldo del 5% de la militancia, 400 avales. Será entonces cuando Junqueras pueda comprobar cuántos de esos «más de 2.000» militantes que se comprometieron con su proyecto deciden formalizar el apoyo a su candidatura avalándola. De mantenerse o superarse esa cifra, el triunfo de Junqueras sería más que plausible".

Y: "En la última consulta celebrada por ERC, la organizada en agosto para decidir el apoyo a la investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat, participaron 6.349 afiliados, el 77% del censo. Lo que, unido a la fragmentación del voto que propiciará la existencia de cuatro candidaturas, facilitaría todavía más el triunfo de Junqueras. Pero el vicepresidente del Govern durante el 1-O afronta otro reto: vencer con más del 50% de votos. Eso le garantizaría salir automáticamente elegido. De ganar, pero quedar bajo ese umbral, debería enfrentarse 15 días después al segundo candidato más votado en segunda vuelta".

La contraparte está representada por Xavier Godàs, candidato auspiciado por Marta Rovira y Pere Aragonès para tratar de descabalgar al que fuera su patrocinador. La oferta de la Nova Esquerra Nacional es copiar a Junts en lo de dar la turra y amenazar con tumbar gobiernos. Así lo cuenta Nura Portella en El Nacional: "Xavier Godàs, que era prácticamente un desconocido hace pocas semanas, ha protagonizado el primer gran acto de la candidatura Nova Esquerra Nacional, con la que se presentará al congreso del partido que se celebrará el 30 de noviembre y donde aspira a quitar la presidencia del partido a quien ha sido su líder los últimos 13 años y hasta junio, Oriol Junqueras. Ante unas 800 personas según la organización, esta ha sido la puesta de largo de la candidatura, donde también han dicho la suya las candidatas a las vicepresidencias, Teresa Jordà y Raquel Sans y la candidata a la secretaría general, Alba Camps. Entre el público estaban precisamente Marta Rovira, Pere Aragonès y Marta Vilalta".

Sigue Portella: "La necesidad de liderazgos más corales y menos presidencialistas, que se ha interpretado como un reproche en Junqueras, y también la importancia de devolver Esquerra Republicana a la militancia después de unos años de desconexión han sido una constante durante el acto. Godàs ha reiterado que no pretende presentarse a la presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones en el Parlament y que si Nova Esquerra Nacional gana, centrará su tarea en el partido. Uno de sus objetivos a partir del 1 de diciembre será volver a convertir "ERC en el motor de movilización del pueblo" y conseguir "ampliar la base" desde abajo, es decir, con más militantes. En este sentido, él mismo se ha reivindicado como un militante de base que nunca había tenido responsabilidades dentro del partido (aparte de ser alcalde de Vilassar de Dalt y alto cargo durante el Gobierno Aragonès) y que ahora opta a la presidencia: "Hablaré de política. No esperéis que hable de anécdotas. Somos un partido, no un club de petanca o una parroquia", ha añadido, asegurando que será "propositivo" y tomará decisiones. Este es, precisamente, uno de los reproches que hacen el resto de candidaturas a Junqueras, el hecho que no haya aclarado que votó en la consulta para investir a Salvador Illa. Godàs dio su sí, pero otros miembros de la candidatura, como Pilar Vallugera, votaron que no, cosa que ha querido subrayar.

En este sentido, sin embargo, aparte de sacar pecho de haber sido un partido que ha tomado decisiones cuando otros no se atrevían a hacerlo, ha querido enviar un mensaje al PSC y al PSOE, que necesita sus votos en Madrid: "Seremos exigentes, muy exigentes, les haremos sudar la gota gorda. Y, si conviene, haremos caer gobiernos". ha amenazado".

Otro de los elementos extraviados responsables de la decadencia de Cataluña, don Carles Puigdemont, alias el prófugo, también afronta un congreso de partido. Se hará con las riendas de la presidencia de Junts sin que se le mueva el flequillo. "El regreso de Puigdemont a la primera línea acaba con la esperanza del Gobierno de un Junts emancipado de Waterloo", señala El Diario. El texto es de Arturo Puente: "Aún no se sabe si Carles Puigdemont ejercerá algún papel en la nueva Ejecutiva de Junts, pero ya se da por descontado que el expresident tomará el poder total en el partido el próximo fin de semana, cuando el partido celebrará su congreso en Calella. No es que el expresident no tuviera ya la última palabra en la formación siempre que lo ha querido. Pero durante los últimos años ha ejercido su influencia de forma intermitente, se ha puesto de perfil en algunas decisiones y ha mantenido en el partido estructuras que podían llevarle la contraria, al menos en teoría, a él o sus colaboradores más estrechos. Pero, si todo va como está previsto, eso cambiará a partir del congreso de Calella, tanto si el líder opta por volver a tomar las riendas del partido como presidente o bien si prefiere quedarse fuera pero confecciona una dirección de su más estricta confianza. Pase lo que pase, Puigdemont y los puigdemontistas ocuparán los puestos clave en la nueva cúpula. Y esa circunstancia volatiliza las esperanzas que mantenía el Gobierno de Pedro Sánchez de que Junts transitase hacia el post-puigdemontismo".

Sigue la nota: "Desde que firmara el acuerdo para la investidura de Sánchez, en verano del 23, Junts se ha empeñado en demostrar al PSOE que no es un socio que puedan contar como seguro. Y, sin embargo, en el Gobierno nunca han dejado de considerar a los de Puigdemont como un apoyo posible. Entre otras razones, porque se han ido construyendo acuerdos con Junts en diferentes materias, pero sobre todo porque con ellos a la contra la suma parlamentaria se hace imposible. Sánchez puede permitirse no contar con Junts, pero no puede gobernar contra Junts. Y tampoco es un plato de gusto tener a un partido volátil, impredecible o indeciso. Es decir, un Junts liderado en el día a día por Puigdemont. Por esa razón, desde la primavera pasada, en círculos socialistas, incluyendo el entorno del Gobierno pero también del PSC, comenzó a fantasearse con la posibilidad de que la amnistía actuase como engrasante para que Junts cambiase de etapa y se desenganchase de la dinámica que irradia Waterloo. El sueño parecía perfecto. Un Puigdemont que regresaba a Catalunya para instalarse, que se centraba en la política catalana y que, conocido su poco interés por los asuntos orgánicos de partido, poco a poco iba dejando espacio para que surgieran nuevas figuras, quizás nuevas corrientes internas, a lo mejor un relevo generacional que retirase a los veteranos de 2017…"

Y: "Nada de eso está previsto que pase el próximo fin de semana en la localidad barcelonesa de Calella. Primero, porque a Puigdemont no se le ha aplicado la amnistía, razón por la que su regreso se ha limitado a la fugaz aparición en Barcelona, con ridículo policial incluido. Tampoco ha ocupado el cargo de líder de la oposición que le correspondería, pero retarda igualmente la decisión sobre si ejercer o no de diputado, pese a que en campaña aseguró que si no era president se retiraría de la política. E incluso ha vuelto a residir en Waterloo, después de anunciar el “fin del exilio”. Con ese panorama, el puigdemontismo no solo no ha remitido, sino que ha pasado de ser el carril central de Junts a ser el único posible. Con Laura Borràs desactivada y los suyos fuera de juego, sin que tampoco el ala moderada haya sido capaz de estructurarse y con las figuras del antiguo PDeCAT transitando más hacia el PSC que hacia Junts, el partido que aspira a convertirse en el pilar central del independentismo es una organización casi solo vertebrada en torno al liderazgo del expresident".

Otro de los grandes iluminados del proceso, Pere Aragonès i García, alias el nen barbut, no tiene los problemas que acucian según La Vanguardia a las familias de Cataluña. Él es uno de los grandes beneficiarios del cachondeo procesil. "Los lunes al sol de Aragonès: 110.000 € de sueldo, nuevo hijo y lejos del fango de ERC", señala El Confidencial sobre el último expresidente. "La presidencia de Aragonès solo duró tres años. Ahora asume con comodidad el rol de expresident a una edad que no estaba prevista para esta situación y que sólo dura 4 años", se añade en el sumario. El texto es de Marcos Lamelas: "Pere Aragonès es el primer expresident que llega a esta condición a los 41 años. Hasta ahora, a esta condición habían llegado presidentes catalanes en la edad de prejubilación o más allá. La situación de Aragonès es diferente y el republicano ha optado por tomárselo con calma. Aragonès, que ya tiene una hija, vuelve a esperar descendencia y busca cómo dotar de dimensión a su nuevo cargo de expresident, que tiene diversas prerrogativas, la más destacada un salario de 110.000 euros anuales, además de un despacho en el Palau de Pedralbes, coche oficial, escolta y el personal de oficina de expresident".

Que no le falte de nada...

Estas cosas (la pobreza relativa, la escasa productividad) no ocurren porque sí ni son fruto de la mala suerte. Tienen que ver, por ejemplo, con decisiones políticas sobre la instrucción pública. Y al hilo de esas decisiones cobra relevancia un apunte de Sergi Doria en el Abc en conversación con el filósofo y pedagogo Gregorio Luri, quien denuncia el dogma de que la escuela catalana es una escuela de éxito. Del texto de Doria: "Cataluña está como Extremadura según el Informe PISA mientras que otros estudios la sitúan entre Ceuta y Melilla: «Cataluña vive prisionera de un dogma: que la escuela catalana es una escuela de éxito», señala Luri. La realidad es otra: «El 30 por ciento de los alumnos catalanes de quince años sale de la escuela sin comprensión lectora, incapaces de resolver operaciones matemáticas elementales y de escribir». El punto de fractura del sistema acontece a los nueve años, entre tercero y cuarto de Primaria: «Es cuando se pasa de aprender a leer a aprender leyendo… que es comprender lo que se lee», explica Luri".

20 de octubre, santoral: Irene de Tancor, Honorio abad, Aca, Adelina de Savigny, Aderaldo de Troyes, Andrés Calibita, Caprasio de Agen, Cornelio centurión, Leopardo de Osimo, María Bertila Boscardin, Sindulfo de Aussonce y Vital de Salzburg.

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