Pinchazo monumental, fiasco absoluto, fracaso total. Las Diadas masivas ya son historia. La ANC, Òmnium, el Consejo de la República, la AMI y los CDR sólo lograron congregar a sesenta mil personas en Barcelona. Una cantidad ridícula en comparación con los millones de hace unos años, antes del 17, cuando aún no se había destapado la estafa piramidal que activó el bueno de Artur Mas para disimular sus recortes salvajes y la incompetencia administrativa, política y funcional del pujolismo corrupto que nos había llevado hasta allí.
Qué años aquellos. Había que ver las portadas. Mareas humanas y cifras infladas. De los cientos de miles a los casi dos millones. Con un par. Se titulaba que 1.800.000 personas habían participado en una manifestación y chimpún. El año que viene más. La independencia estaba a tocar, a la vuelta de la esquina. La ensoñación colectiva dio paso al trauma de octubre de 2017, cuando todo se vino abajo con estrépito. 74.100 manifestantes es lo que queda de todo aquello y un Lluís Llach que trata de seguir en el 'candelabro'.
Si antes era una cuestión de número, ahora también. "La Diada no llega al 5% de asistentes de hace 10 años: el separatismo pierde la calle y culpa a ERC y Junts", destaca Crónica Global. "Las manifestaciones de la ANC apenas congregaron a 74.100 seguidores; una cifra muy inferior a los 1,8 millones que, supuestamente, se alcanzó en el récord 2014, y también a los 115.000 del año pasado", se destaca en el sumario. El texto es de Ricard López: "Las manifestaciones de la Diada de 2024 reflejaron este miércoles a las claras la constante pérdida de convocatoria del movimiento independentista en Cataluña. La cifra total de asistentes a las ya habituales movilizaciones de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) para conmemorar este 11 de septiembre fue, de largo, la más baja desde que se inició el procés hace ya más de una década: unos 73.500 simpatizantes en total entre los cinco municipios donde se desarrolló (Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona y Tortosa), según datos sus respectivas policías locales. El guarismo supone apenas un 5% del pico de asistencia, que fue de 1,8 millones de fieles en 2014, el 11-S más masivo de la historia de Cataluña".
Y: "Lejos quedan los tiempos en que, siendo Artur Mas presidente de la Generalitat -con diversos casos de corrupción planeando sobre su partido (CiU), y acuciado por malestar social a causa de sus severos recortes-, los dirigentes secesionistas aglutinaban a centenares de miles de personas cada Diada desde el 2012. Ese año --en el que casualmente también se fundó la ANC--, los asistentes a la primera gran movilización independentista, celebrada en Barcelona, llegaron a ser 1,5 millones. Una cantidad que multiplicaba nada menos que por 150 los apenas 10.000 congregados en la ciudad en la Diada de 2011".
Al margen de las cifras, hay dos grandes perspectivas. "El soberanismo se aferra a la hispanofobia tras una Diada en guerra y con la mitad de gente", titula El Confidencial. La nota viene con la firma de Antonio Fernández: "El independentismo ha recibido el mayor toque de atención de los últimos años con un sonoro pinchazo el11-S. Tradicionalmente, había sido el día grande del soberanismo. Durante el procés, salían a la calle cientos de miles de personas en esa jornada. Esta Diada congregó a unas 60.000 personas (cálculo de la Guardia Urbana) en Barcelona, mientras que en Girona, el feudo del independentismo, asistieron 6.500 personas; en Lleida, 3.000, y en Tarragona, 2.800. Son cifras que generan preocupación en las filas de un soberanismo que, además, celebró el día en plena guerra interna. ¿Qué hacer cuando el suflé se desinfla tan rápida y cruelmente? La salida que le queda a la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y a sus satélites es sólo una: apostar por la radicalización y por la crispación. Desde círculos independentistas se ha estudiado ya una contraofensiva poniendo el acento en la agresión de España contra Cataluña, una vez que el Govern está en manos de los socialistas. La búsqueda del enemigo exterior (el Estado español) dio resultados inmejorables en el procés. Y ahora se intenta revitalizar esta cuestión".
Y: "La campaña sobre el ‘expolio’ está sustentada en un informe entregado a finales de julio por el extremista Cercle Català de Negocis (CCN) al Comité de Derechos Económicos, sociales y Culturales de la ONU. El CCN es una organización que pretendía atraer al empresariado catalán independentista, en cuya fundación participaron activistas como el diputado de Junts Joan Canadell y cuyo presidente actual es Albert Pont, líder del grupo de extrema derecha Front Nacional de Catalunya (FNC). El informe dice que “la población de Cataluña, objetiva y subjetivamente, cumple los criterios de la ‘definición Kirby’ de los pueblos y tiene el derecho a determinar libremente su estatus político y promover libremente su desarrollo económico, social y cultural, así como el derecho a no ser víctima de expolio o saqueo”. Michael Kirby pronunció un discurso en 1991, durante una reunión de expertos de la Unesco, en el que reconocía como pueblo “a todo grupo de personas con una tradición histórica común, una identidad étnica o racial, homogeneidad cultural, unidad lingüística, afinidad religiosa o ideológica, conexión territorial o una vida económica común”".
La otra mirada es la de El Nacional. "El independentismo civil resiste y avisa de que no se ha rendido en la primera Diada de Illa" se titula la crónica de Marta Lasalas, quien escribe: ""Salimos a las calles porque ni estamos pacificados ni nos han pacificado". Las entidades independentistas han replicado en esta Diada al discurso de la normalización y pacificación del país del cual ha hecho bandera al PSC y el Govern de Salvador Illa. Cinco semanas después de que Illa asumiera la presidencia de la Generalitat, con los votos de ERC y Comuns, las entidades han cerrado filas para exhibir un discurso unitario en que han cargado contra las "discusiones cainitas" de los partidos a los cuales han responsabilizado de malbaratar la mayoría independentista. Este 11 de Septiembre han participado en la manifestación de Barcelona 60.000 personas, según la Guardia Urbana; 6.500 en Girona y 3.000 en Tarragona y Lleida. No ha sido una exhibición desbordante como las que caracterizaron a este movimiento durante los años del procés, y no obstante, el independentismo civil ha querido dejar claro que no se rinde y que tiene intención de seguir presionando desde las calles".
Sigue Lasalas: "Si la víspera Illa había protagonizado su primer mensaje institucional apelando al reencuentro y aparcando el discurso reivindicativo de los presidents que le han precedido, las entidades han respondido a la pérdida de la mayoría independentista y a la elección de un president del PSC dejando de lado las tensiones internas y las polémicas de anteriores convocatorias y pactando una declaración conjunta con qué han querido subrayar que el independentismo es "fuerte, transversal, inteligente y que aquí no se rinde nadie". Los responsables de las diferentes entidades convocantes -ANC, Òmnium Cultural, AMI, el Consell de la República, la Intersindical, CIEMEN y los CDR- han limitado sus intervenciones a la lectura del manifiesto".
Y: ""Los partidos independentistas han sido incapaces de ponerse de acuerdo y trazar una estrategia compartida para hacer efectivo el derecho a la autodeterminación aunque la ciudadanía catalana se ha movilizado una vez y otra", han denunciado las entidades que han reprochado que "unos y otros han malbaratado en discusiones cainitas" las mayorías parlamentarias que se les había concedido. Junts y ERC, sumergidos en los respectivos procesos precongresuales, especialmente sangrante en el caso de los republicanos, se han tirado los trastos a la cabeza por la mañana y han participado por separado en la manifestación de la tarde. La cúpula de Junts se ha colocado por detrás de la cabecera que ocupaban las entidades independentistas. ERC ha optado por situarse por delante de la cabecera, con el presidente del grupo parlamentario, Josep Maria Jové, y la portavoz, Marta Vilalta, al frente. Después de hacer la mayor parte del recorrido de la manifestación, la delegación de Esquerra se ha ido disolviendo y la caras más conocidas del partido se han marchado antes de escuchar la lectura del manifiesto de las entidades".
El contraste está en el socialismo. "El PSC luce su poder institucional y el independentismo asume el cambio de rasante en la Diada", destaca en su apertura El Periódico. El texto es de Júlia Regué: "La Diada constató la nueva etapa en Catalunya: Salvador Illa -el primer presidente no independentista desde el inicio del 'procés'- luciendo poder institucional y la triangulación Barcelona, Generalitat y Gobierno; ERC y los Comuns reclamando el despliegue de una financiación singular pactada, Junts reivindicando una amnistía que no llega para Carles Puigdemont, y el independentismo certificando los efectos de la pérdida de la mayoría independentista del Parlament en las calles. Todo un baño de realidad que se zanjó con las movilizaciones soberanistas menos concurridas desde 2012, sin contar el Onze de Setembre de 2020, afectado por las restricciones del covid. Unas 73.500 personas en todo el territorio, distribuidas en cinco ciudades -Barcelona, Lleida, Tarragona, Girona y Tortosa- acudieron a una protesta marcada por los reproches a los partidos por su fractura. "Es un regreso al 2010", comentaban algunos cargos soberanistas durante la jornada, asumiendo la nueva etapa y detectando que las prioridades políticas se centran ya en el fortalecimiento del autogobierno, en el uso de la lengua catalana, y en la mejora de la financiación, se le llame o no concierto económico. Y precisamente este fue el único punto de unión entre el Govern y las calles, acostumbradas hasta la fecha a clamar al unísono por la independencia. Sí lo fue la amnistía, pero para exigir a los jueces que la apliquen siguiendo el espíritu con el que la redactó el legislador".
Y: "El president Salvador Illa, ya en su discurso la víspera de la Diada, sentó las bases del sentir de la jornada: abogó por unir una Catalunya que reconozca y respete todas las aspiraciones nacionales posibles sin que eso impida avanzar en los retos del país. Que la Catalunya de 2024 no es la de 2017 ya no es solo un lema de los socialistas en defensa de la 'desinflamación' del 'procés' para reivindicar la agenda del reencuentro de Pedro Sánchez, sino que es ahora una baza del independentismo civil para exigir a las fuerzas políticas que se dejen de luchas cainitas. El Govern constató el cambio en la ofrenda floral a Rafael Casanova porque la delegación del PSC fue la más numerosa de las comitivas y no escuchó ni un solo abucheo. ERC no tuvo la misma suerte, pero fueron mucho menos sonoros que los del año pasado. Los menajes de los socialistas en defensa de la diversidad y la pluralidad de Catalunya fueron una constante, también el hilo conductor del acto nocturno en las columnas de Puig i Cadafalch en Montjuïc. Illa aprovechó la jornada para celebrar su primera reunión institucional con la presidenta del Congreso, Francina Armengol, en el Palau".
Del quiosco destaca una pieza de El País firmada por Jesús García Bueno, un paseo con Carme Forcadell, a quien el periodista califica como "la reina de las Diadas". El titular es este: "En la Diada con la reina de las Diadas, Carme Forcadell: “No tengo la ilusión de antes”". La pieza arranca así: "Pasear con Carme Forcadell por el centro de Barcelona durante la Diada es tener que detenerse a cada instante. La paran para preguntarle cómo está, para felicitarle por haberse convertido (por tercera vez) en abuela, para tomarse una foto con ella y, sobre todo, para comentar las luchas intestinas en el seno de Esquerra Republicana, partido en el que milita. Aunque su popularidad ha decaído en los últimos años, la reina de las Diadas multitudinarias, la mujer que hace exactamente diez años dijo a Artur Mas aquello de “president, ponga las urnas”, sigue acaparando miradas y conversaciones cada 11 de septiembre. Y ella no falta a la cita, tampoco a esta, una de las más desangeladas para el independentismo desde hace muchos años. Es evidente, también para Forcadell, que la Diada “no es lo que era”".
Sigue la pieza: "Activista y política, Forcadell participa dos veces en la ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova, a primera hora de la mañana: como miembro de la Plataforma per la Llengua y, minutos más tarde, como militante de ERC. Como se ha incorporado en el último momento para situarse a la diestra del expresidente Pere Aragonès, no ha escuchado los gritos de botiflers (traidores) que una minoría ha lanzado a la comitiva. “Sabes qué pasa, que a [los expresidentes de la Generalitat] Macià y Companys también los llamaban así”, dice a una cámara de La Sexta, que le pide en vano una valoración de la jornada. “¡Si solo son las 9 de la mañana!”".
Y: "Asume la expresidenta del Parlament, sin embargo, que la participación será moderada, pálido reflejo de las Diadas que, como presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) organizó con enorme éxito, y que fueron las más masivas de la democracia. Recordar aquellos años vertiginosos, en los que parecía que su anhelo de lograr la independencia para Cataluña estaba al alcance de la mano, le hace estremecer. “¡Ufff! Solo cuando lo has dicho ya me he puesto a pensar. Aquello sí que era… Era adrenalina a tope, pero también sufrimiento para que no hubiese ningún incidente”".
¿Adrenalina? O sea que todo aquello era por la adrenalina... Hay formas mucho menos aparatosas de procurarse esa sensación.
12 de septiembre, santoral: Dulcísimo Nombre de la Bienaventurada Virgen María. Albeo de Emly, Autónomo de Bitinia, Curonato obispo, Francisco Ch'oe Kyong-hwam, Guido de Anderlecht y Poncio de Serrancolin.