Domingo de transición. Los medios se mueven entre los ecos del último auto del juez Joaquín Aguirre en torno a la llamada trama rusa de Puigdemont y la financiación "singular" de Cataluña que promueve el PSOE para superar las reticencias independentistas ante una eventual presidencia de Salvador Illa. Los contactos del independentismo con emisarios putinescos dan mucho juego, sobre todo por la naturaleza fantasiosa de Víctor Terradellas, personaje que ahora parece un loquito sin sustancia pero que en sus buenos tiempos era el enlace de Convergència con el resto del mundo.
De seguir los planes y proyectos de Terradellas, Cataluña tenía que ser independiente desde hace años. Lo más sustantivo de esta clase de personajes es su propensión a dejarlo todo por escrito y a hablar sin reparos, manías funestas cuando aparece en lontananza la Guardia Civil o la Policía Nacional en calidad de policía judicial. Y en ese momento es cuando las fantasías indepes se vuelven material de primera clase para las instrucciones judiciales.
El Abc lleva a sus páginas las andanzas de Terradellas, que ilustra con el siguiente titular: "El plan secreto de Puigdemont para anular a Esquerra y volver victorioso a España". El texto es de David Alandete, periodista con notable trayectoria como corresponsal de El País en los Estados Unidos. Ahí va un extracto de su información: "Tras la fuga de Carles Puigdemont a Bruselas, su equipo preparó un breve plan para su regreso a España doblegando al Estado español a su voluntad y destruyendo a Esquerra Republicana de Catalunya para imponer a la coalición de Junts como voz dominante en el independentismo. Así figura en un documento mecanoscrito que la Policía judicial requisó en el registro a un estrecho colaborador de Puigdemont y Artur Mas, quien además inició en aquella época los contactos de los independentistas catalanes con quienes él creía que eran emisarios rusos. A ese plan, que ahora reproduce ABC, se hace referencia en el auto emitido por el juez instructor el viernes para abrir una pieza separada e investigar a Puigdemont, Artur Mas y otros 11 implicados en un posible delito de traición en sus contactos con Rusia para romper el marco constitucional español".
Sigue la pieza: "El 24 de mayo de 2018, Víctor Terradellas, conseguidor internacional de Puigdemont, fue detenido en una operación contra supuestas subvenciones irregulares en materia de cooperación al desarrollo. En el registro de la sede de la Asociación Igma, que también albergaba las instalaciones de la Fundación CATmon y de paso servía de residencia para Terradellas, la Guardia Civil halló un documento con una lista de pasos a seguir, descritos como «el juego del gato y el ratón«, que tenía como meta que Junts y la vieja Convergència anularan por completo a Esquerra. Querían Puigdemont y su equipo, según ese documento, que España y el mundo se vieran obligados a aceptar la independencia de Cataluña y el regreso victorioso de Puigdemont a Barcelona. Al documento lo llamaban «una estrategia fiable para acabar el tránsito hacia la República». Era un plan secreto, que solo se compartía con el partido CUP y no con el equipo de Esquerra. Si seguían estos pasos, el documento decía que «se hundirá el Estado español». Era una estrategia de largo alcance que pasaba por rehabilitar a Puigdemont, librarle de sus problemas legales con presiones internacionales al Estado español, y permitir su regreso a España para proseguir con el proceso de independencia de Cataluña, pero sin el estorbo de tener que coordinarse ya con Esquerra".
Líneas después continúa Alandete: "El plan era hacer que el problema de Cataluña no se viera como algo solo de España, sino como algo que el mundo entero debería notar y querer resolver. De ahí los contactos internacionales del equipo de Puigdemont: eran parte de un plan. Al expresidente le sugerían abrir su propia oficina en Bélgica para que, desde allí, gestionara esta estrategia sin estar directamente al frente del Gobierno catalán, hasta que pudiera volver. La línea era imitar las gestiones de Zbigniew Brzezinski, quien fue asesor de seguridad nacional de Estados Unidos durante la presidencia de Jimmy Carter entre 1977 y 1981. Este promovió la idea de que Estados Unidos debía apoyar a los movimientos de resistencia nacionalista dentro de la esfera de influencia soviética para reducir el alcance del poder ruso. Se entiende que a Estados Unidos le podría llegar a interesar una Cataluña independiente si la veía también como un satélite fiable, ante el riesgo de una independencia unilateral auspiciada por Rusia. Cualquier presión a España, por cualquier vía, era buena, a tenor de ese documento. El documento revela que, desde un primer momento, la estrategia de Puigdemont y su equipo no era negociar con España, aunque así lo pidieran en público de forma reiterada. Sus campañas —«sociales, políticas, ambientales, económicas»— iban destinadas a aparentar una voluntad negociadora, cuando en realidad buscaban «la confrontación», según ese revelador documento. A pesar de la insistencia de Puigdemont en que el independentismo es pacífico, el documento sugiere causar trastornos en Cataluña con «el bloqueo del Palau gracias a la gente que lo protege: los Mossos leales a la República, los CDR en el territorio y la sociedad civil organizada«. Terradellas había clasificado a los policías autonómicos en función de su grado de lealtad a la causa separatista, según figuraba en la libreta que se le intervino. Los identificada con nombre y apellidos, y los clasificaba por su ideología y su utilidad a la causa. Ya en 2011 Artur Mas había intentado poner a un político de su partido como coordinador de ese mismo cuerpo, Xavier Crespo, aunque al final su plan se frustró por los lazos de este con un mafioso ruso, revelados por EE.UU".
Luego, cuando se descubre el pastel, es cuando los principales prebostes del independentismo dicen que eso no es nada, paridas que se sueltan en la barra del bar o en una conversación telefónica sin más alcance que el chau-chau de la cosa procesista.
Más noticias. "El PSC teme que las bases de ERC tumben un acuerdo para la investidura: 'Falta una dirección que pilote'", titula El Mundo una de sus piezas. Se conoce que en las filas socialistas perciben la posibilidad de que los militantes republicanos anulen los posibles acuerdos a los que pueda llegar su guía, Marta Rovira. La información es de Víctor Mondelo y arranca así: "Públicamente, el líder del PSC, Salvador Illa, entona un discurso optimista y se muestra seguro de poder alcanzar un acuerdo con ERC para ser investido presidente de la Generalitat antes de que el próximo 26 de agosto queden convocadas automáticamente unas nuevas elecciones en Cataluña. Pero, más allá de la ya enorme dificultad que supondrá colmar las exigencias de los republicanos -que reclaman el concierto económico y un «compromiso sobre el referéndum»-, los socialistas temen que ese eventual acuerdo con la dirección de la fuerza independentista sea después tumbado por su militancia, pues las bases de ERC deberían avalarlo en una consulta y el veredicto que emitirían sobre una entente con el PSC es, cuando menos, incierto".
Sigue la pieza: "Fuentes del PSC reconocen a El Mundo «la dificultad de encontrar interlocutores válidos en ERC que puedan asegurar que los acuerdos se mantendrán pese a la presión de las bases». «Falta una dirección que pilote y oriente el partido», añaden las mismas voces, que así ponen en duda la capacidad de la secretaria general del partido, Marta Rovira, de ejercer ese rol después de la dimisión de su presidente Oriol Junqueras. Subrayan los socialistas que uno de sus miedos es que la militancia de ERC se revuelva contra un potencial acuerdo de investidura sellado con el equipo negociador que capitanea Rovira, pues perciben que ese espíritu de rebelión interna está calando entre los cuadros republicanos, como ya se evidenció en la consulta sobre el acuerdo de la federación regional de ERC en Barcelona y el PSC para pasar a formar parte del gobierno del alcalde socialista de la capital catalana, Jaume Collboni. Que el congreso donde iba a decidirse el ingreso en el Ejecutivo del PSC fuera anulado ante el aluvión de militantes llegados para participar en la votación encendió las alarmas en el equipo de Illa, no sólo en el de Collboni, pues los socialistas catalanes adivinaron una reacción masiva y contraria a cualquier acuerdo con el PSC tras el batacazo que ERC sufrió en las elecciones catalanas del pasado 12 de mayo. Que, nueve días después de la anulación del congreso, ERC todavía no haya anunciado una nueva fecha para avalar o rechazar el pacto con Collboni evidencia que tampoco los republicanos confían en un respaldo nítido al preacuerdo suscrito con el alcalde socialista. Y que dan por hecho que un portazo a esa alianza contaminaría la negociación con Illa y condicionaría la consulta sobre un pacto con el PSC sobre su investidura".
Y: "«Cuando ERC decide trasladar el posible pacto de investidura a la militancia significa que la dirección no quiere que salga», reflexiona otra voz autorizada del PSC, que recuerda el papel de las bases de los republicanos en otros episodios históricos, como cuando en 2006 se revolvieron contra la reforma del Estatut y empujaron a la dirección de ERC, entonces liderada por Josep Lluís Carod-Rovira, a pedir el no en el referéndum sobre la aprobación de la norma marco autonómica. «ERC está en crisis y acomplejada ante Junts. Rovira ha ganado, ha perdido Junqueras, y eso significa que decide una persona que no vive aquí desde 2018. Esa Cataluña ya no existe», sostiene la misma fuente, para poner también en duda el liderazgo que ejerce Rovira y señalarla como un factor determinante el plausible bloqueo postelectoral en Cataluña".
En este contexto surge la inevitable figura del gafe del Procés, el ínclito Artur Mas, que ayer compareció en la emisora RAC 1 para pedir una lista conjunta del independentismo en caso de repetición electoral. Del texto de Víctor Fernández en La Razón: "El ex presidente de la Generalitat, Artur Mas, quiere una lista independentista conjunta si se repiten las elecciones en Cataluña, si es que ningún candidato llega a ser investido como presidente en los dos próximos meses. Así lo ha dicho en declaraciones esta mañana a RAC 1 en la que ha añadido que “si el mundo soberanista quiere quedar primero, me da la sensación que la única vía que hay es una lista conjunta. Eso ya se hizo en el pasado, se quedó claramente primero en aquella ocasión, hablo de ocho o nueve años atrás". Mas aseguró que, en caso de que se reeditase una lista independentista conjunta como pasó en 2015 con la candidatura de Junts pel Sí, esa lista podría ganar las elecciones catalanas, por lo que "podría reclamar con todas las consecuencias la presidencia de la Generalitat"".
Los medios también destacan el asunto de la financiación "singular". Así, La Vanguardia sondea la percepción de esta cuestión entre los barones de Feijóo y titula que "El PP elude con una propuesta vaga el dilema de la financiación autonómica". Escribe Julio Hurtado: "El PP presume de haber teñido el mapa de España de azul al gobernar –a solas o en coalición con Vox o con Coalición Canaria– en doce comunidades y las dos ciudades autónomas, pero esa hegemonía territorial no se ha traducido en una propuesta concreta de un sistema de financiación que permita actualizar el vigente, pendiente de renovación desde hace diez años. La declaración de Córdoba, el documento que la ejecutiva de Alberto Núñez Feijóo alumbró el pasado mes de marzo en un encuentro en el que participaron todos los barones del partido, pasa de puntillas sobre la espinosa cuestión del reparto de los recursos entre las diferentes regiones, con necesidades muy distintas en función de sus circunstancias geográficas, históricas y socioeconómicas".
Sigue Hurtado: "Ahora, con el planteamiento de una financiación singular para Catalunya, el debate ha vuelto a ponerse sobre la mesa y todos los consejeros de Hacienda del PP han pedido a la vicepresidenta primera y ministra del ramo, María Jesús Montero, una reunión urgente del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), el foro multilateral en el que, entienden los populares, se debe abordar el asunto. Esa cita se producirá antes de que acabe el mes de julio, confirmó la Moncloa, que insta a las autonomías del PP a acudir con una posición común. Desde Génova, sin embargo, se guardan mucho de dar directrices, más allá de reclamar una “financiación justa” y criticar el “mercadeo” del Gobierno en la “mesa camilla” bilateral en la que negocia con ERC para que, según denuncian, el socialista Salvador Illa pueda ser investido president. Y aunque admiten que el PSOE, al que acusan de ofrecer la “independencia fiscal” a Catalunya, aún no ha presentado “un papel” al respecto, lo cierto es que el PP tampoco ha ofrecido alternativa alguna, escudándose en que el Ejecutivo central es el que tiene que solucionar el endiablado sudoku territorial sin romper la unidad de España ni privilegiar a unos ciudadanos frente a otros".
Y: "Que la dirección de un partido de gobierno como el PP no haya logrado consensuar, ni siquiera desde la oposición, una postura común sobre la gestión de los impuestos y el reparto territorial de los recursos denota la dificultad de la empresa, más si cabe en un sistema que bendice el desequilibrio fundacional del concierto vasco y el convenio navarro, un ineludible elefante en la habitación de la virtual equidad hispánica con el que los populares conviven sin quejas, a fuer de su proverbial constitucionalismo".
En El Nacional también se muestran concernidos con la cuestión económica y entrevistan a Jaume Giró, quien despacha el asunto con esta frase: "La financiación singular no puede ser una tomadura de pelo singular". La entrevista a Giró corre a cargo de David González y estas son algunas de sus preguntas y las respuestas más destacadas:
P: La cuestión de la financiación se ha vuelto a poner sobre la mesa a raíz de las negociaciones, de momento sin resultado, para la investidura del próximo president de la Generalitat. Señor Giró: ¿dónde estamos? ¿Cuál es la situación del país?
R: Catalunya vive hoy en una encrucijada decisiva para afrontar unos retos que son inesquivables. Podríamos decir, sin exagerar, que estamos en una situación de emergencia. ¿Por qué? Porque llevamos muchos años con menos recursos de los que necesitamos y tenemos una serie de retos ineludibles que afrontar ya: en el mundo de la educación, en el mundo de la sanidad, en el mundo de la burocracia, de nuestra propia lengua, también del ecosistema de universidades, investigación y ciencia. En todos estos frentes necesitamos más dinero, necesitamos nuestro dinero para poder salir adelante.
P: Los últimos datos disponibles sobre la evolución del déficit fiscal, es decir, la diferencia entre lo que aporta Catalunya a partir de la recaudación de impuestos al Estado y lo que después recibe en forma de inversiones del Estado, se eleva a casi 22.000 millones de euros. ¿Esta situación es soportable durante mucho más tiempo? El crecimiento del déficit fiscal es continuado desde hace 40 años...
R: La situación que yo resumía antes es debida a esta infrafinanciación, que es injusta, desleal por parte del Estado, deliberada y que nos impide avanzar como necesitamos. 22.000 millones es la mitad de todo el presupuesto de la Generalitat. ¡22.000 millones es el 9,6% del PIB catalán! Y 22.000 millones es poco menos de lo que Alemania, la gran locomotora de Europa, aporta a la Unión Europea: 23.000 millones cada año. ¡Alemania, el país más rico de Europa! Y pensad que Francia aporta 13.000 millones a la Unión Europea. Pues bien, Catalunya, 22.000 millones de déficit fiscal, de acuerdo con los últimos datos. En los últimos 40 años ha sido entre el 8% y el 10% del PIB cada año, de manera sistemática, endémica y desleal.
P: En su etapa como conseller de Economia i Hisenda, usted empezó a proponer una fórmula de financiación para Catalunya que supondría salir del actual régimen común para evolucionar hacia un sistema similar o igual al concierto económico vasco o el convenio navarro. ¿Cree que esta sería la mejor solución?
R: A ver: es la única solución. A veces no entiendo este miedo catalán a no llamar a las cosas por su nombre. Catalunya merece y necesita el concierto económico. Y es la única vía para solucionar definitivamente este drenaje continuo de recursos que Catalunya ya no puede soportar más. Mire: todas las injusticias que sufren los pueblos se sufren hasta que un día se acaban. Este día tiene que llegar ya, porque Catalunya no puede más. Muy a menudo oímos que en Catalunya ya somos 8 millones. Es verdad. Lo que no se dice es que ahora somos más pobres. En 2002 éramos 6.400.000 personas en Catalunya y, ahora, 8 millones, un poco más. Es verdad. Por lo tanto, hemos crecido un 25% en 20 años. Somos un 25% más de gente, pero somos un 16% más pobres. El PIB per cápita hace 20 años era el 22% superior a la media europea. ¡El 22% superior! Hoy es el 2,1%. Esta es una situación que no puede continuar. Es evidente que este empobrecimiento repentino e injusto de Catalunya no puede ser a cambio que otros territorios se enriquezcan, como está pasando, o que puedan suprimir impuestos o que puedan rebajar impuestos y que Catalunya no lo pueda hacer. Porque, entonces, el agravio es total y absoluto, en contra de todos los catalanes.
P: A veces se ha propuesto, por ejemplo con el pacto fiscal que propuso el president Artur Mas, o con la financiación singular que se ha propuesto desde el actual gobierno en funciones de la Generalitat de Pere Aragonès, una especie de concierto con mecanismos de 'solidaridad' con el Estado. ¿Su propuesta también sería esta o exactamente igual que el concierto vasco, con una cuota por los servicios que presta el Estado en la comunidad?
R: No creo que los vascos y los navarros... entre quienes tengo amigos y familiares, y por lo tanto es una tierra que quiero mucho... no creo que el País Vasco sea un territorio insolidario, egoísta, privilegiado. Yo quiero lo mismo que Euskadi para Catalunya, para todos los catalanes. Y estoy convencido de que cuando tengamos este concierto económico, no habrá ningún partido en el Parlament de Catalunya, ninguno, ni el PSOE ni el Partido Popular, que quieran volver a la situación actual. Porque ya dura demasiados años y ha llegado a un punto que hace que nos empobrezcamos, que nuestros hijos y nietos tengan menos oportunidades de las que merecen y, por lo tanto, esto se tiene que acabar. ¿Qué es el concierto económico? El concierto económico es poder recaudar y gestionar todos los impuestos y pagar una cuota al Estado por los servicios que presta. Punto. Nadie puede decir que Catalunya es insolidaria. Si hay un territorio solidario, ha sido Catalunya, que lleva más de 40 años con este déficit fiscal. No podemos continuar con esta situación que, además, no nos permite hacer la política que Catalunya necesita.
23 de junio, santoral: José Cafasso, Agripina de Roma, Bilio de Dariórigo, Ediltrudis de Eli, Tomás Garnet, Walhero, Zenas de Filadelfia y Zenón de Filadelfia.