Vladímir Vladimirovich ordena atacar la mayor central nuclear de Europa, en la región ucraniana de Zaporiyia, y confía en que viento sople en dirección oeste. El sujeto que habita el Kremlin está desatado. Mientras sus hombres negocian con Zelenski el establecimiento de corredores humanitarios y hasta la posibilidad de un alto el fuego mientras se organiza el éxodo, Putin y sus generales machacan sin piedad las ciudades y los pueblos de Ucrania. Se ignora si hay precedentes de negociaciones sin tregua. Al tiempo, el presidente francés Macron se jacta de sus conversaciones con Putin. Antes de la invasión dijo el hombre del Elíseo que Rusia no invadiría Ucrania. Ahora sostiene que lo peor está por llegar.
La posibilidad de una catástrofe nuclear planea sobre la confiada Europa, que se solaza con los cantos a la unidad y las sanciones económicas contra Rusia. Menudean los textos que se felicitan por la unidad en la Unión, valga la redundancia. Pero las bombas siguen cayendo sobre Ucrania, han pasado ya ocho días desde el ataque y ninguna medida económica ha detenido los bombardeos. Quizá los "líderes" confíen secretamente en que Ucrania se rinda para empezar a planificar las vacaciones de Semana Santa. O de verano.
"Kiev acusa a Putin de "terrorismo nuclear" tras atacar e incendiar la mayor central de Europa". Así dicta el inquietante titular de apertura de El Confidencial, que añade en el sumario: ""Si hay una explosión será el fin de todo, el fin de Europa", alerta Zelenski, que pide a Europa que "despierte" después de que Rusia haya bombardeado la central de Zaporiyia". Del texto firmado con las iniciales J. B.: "Pasada la medianoche, todas las alarmas saltaron en Ucrania. Tan solo unas horas después de que Kiev y Moscú hubieran anunciado un acuerdo para establecer corredores humanitarios, la ofensiva rusa se recrudecía sobre un enclave esencial: la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa. El ataque de las tropas del Kremlin sobre la planta energética había arreciado durante la jornada de este jueves, desencadenando un bombardeo constante sobre las instalaciones a última hora de la noche. Finalmente, terminó desatando un incendio que alertó al Gobierno local. "Deben parar INMEDIATAMENTE", clamó en un principio el ministro de Exteriores local, Dmytro Kuleba. Dos horas después, las autoridades confirmaban que la seguridad estaba garantizada, pero el miedo de Occidente a un incidente nuclear ya era una realidad".
Sigue la nota: "La planta, en el municipio de Energodar, es un punto estratégico en la planificación de Vladímir Putin. La central genera el 25% de la energía que crea el país, según recoge Associated Press. El Ejército invasor ya trató de hacerse con el poder del lugar a comienzos de la semana, pero se vio sorprendido por una muralla humana de trabajadores y habitantes de la zona, que interpusieron camiones y formaron una hilera de cientos de personas para impedir el acceso de los vehículos de Moscú. Rusia se replanteó la ofensiva y fue este jueves cuando agudizó su ataque. En las imágenes, tomadas con las cámaras de la planta, se pueden observar los disparos y detonaciones contra el edificio hasta que, finalmente, se termina ocasionando el fuego. Los combates, sin embargo, continuaron en el exterior dificultando las labores de extinción y a pesar de los llamamientos de las autoridades para frenar la escalada y evitar un accidente de consecuencias catastróficas. Zelenski, que emitió un vídeo dirigiéndose a la población tras lo sucedido, acusó a Putin de querer "repetir" la catástrofe de Chernóbil recurriendo al "terror nuclear". "¡Europa debe despertarse ya! La central nuclear más grande de Europa está en llamas, se están desconectando ahora mismo unidades nucleares... Si hay una explosión será el fin de todo, el fin de Europa"".
Horas antes se apuntaba que "Ucrania anuncia un acuerdo con Rusia para 'crear corredores humanitarios' para evacuar a civiles", titulaba El Mundo sobre un texto de Xavier Colás: "Las fuerzas rusas no han doblegado al Gobierno en Kiev, pero prosiguen su avance mientras sube el número de víctimas. Miles han muerto o han resultado heridos y los refugiados son ya más de un millón. Las cifras oficiales arrojan un cálculo de 2.000 civiles ucranianos muertos. Por parte rusa, más de 500 soldados rusos han muerto, según el Kremlin. Pero serían más de 2.000, apuntan informes de inteligencia de EEUU. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski celebró la "heroica" resistencia de su pueblo. "Vamos a reconstruir cada edificio, cada calle, cada ciudad", dijo. Zelenski ha pedido hoy a Occidente que aumente su apoyo a Kiev, advirtiendo que si su país es derrotado por Rusia, ésta atacará los países bálticos y el resto de Europa "hasta el muro de Berlín". "Si desaparecemos, que Dios nos proteja, luego será Letonia, Lituania, Estonia, etc. Hasta el muro de Berlín, ¡créanme!", dijo Zelenski a la prensa, llamando a Occidente a "cerrar el cielo" ucraniano a los aviones rusos o entregarle aviones a Kiev (...) Putin, acusó a los "neonazis" ucranianos de usar a la población civil como escudo humano y a estudiantes extranjeros como rehenes, informa Efe. De esa cita (la segunda entre Rusia y Ucrania) salió el acuerdo para "crear corredores humanitarios" para evacuar a civiles, anunció un asesor de la presidencia ucraniana. "La segunda ronda de conversaciones ha terminado. Desafortunadamente, aún no hay los resultados esperados para Ucrania. Solo hay una solución para organizar corredores humanitarios", escribió en Twitter Mikhaïlo Podoliak, miembro de la delegación de Ucrania".
En el plano económico, las consecuencias no se limitan, ni mucho menos, a combustibles, gas y energía eléctrica. "La guerra provoca los primeros desabastecimientos en España: ya falta aceite de girasol", avisa Vozpópuli. "Gigantes de la distribución como Makro o Carrefour han comenzado a limitar la venta de estos productos. Hasta el 60% del aceite de girasol que importa España viene de Ucrania", abunda en el cuerpo de sumarios. El texto es de Nerea San Esteban, que escribe: "La guerra de Ucrania ya ha comenzado a provocar los primeros desabastecimientos en España; en concreto, del aceite de girasol. Según ha podido confirmar Vozpópuli, gigantes de la distribución alimentaria como Makro o Carrefour han comenzado a delimitar la venta de estos productos en sus tiendas, impidiendo que los clientes puedan llevarse cantidades ilimitadas de los mismos. En el caso de Makro, la medida, que se ha puesto en marcha en todos sus centros, limita la venta de estos productos a una unidad por cliente y día. «La terrible situación que vive Ucrania en estos momentos está provocando desajustes en el suministro de productos que proceden de la zona en conflicto, como los aceites vegetales», explican desde Makro. En concreto, son artículos como el aceite de girasol, el alto oleico o los preparados para frituras los que están experimentando «falta de suministro en todo el mercado español»".
Sigue el texto: "El líder de la distribución a la hostelería recalca que, en este caso, «son productos esenciales para el sector», por lo que «por el momento tratamos de dar servicio a nuestros clientes con el stock del que disponemos actualmente pero debido a la incertidumbre ocasionada nos hemos visto obligados a limitar la venta de estos artículos». Junto con Makro, otro gigante como es el caso de Carrefour ha comunicado también este jueves en sus tiendas que la venta de botellas de aceite de girasol queda limitada a seis botellas por cliente y día".
Barcelona parece haber recuperado un tímido pulso. Ciudadanos de otros países se dejan ver por las principales calles de la ciudad y hasta por los callejones de la ciudad vieja. En los hoteles se registra cierta actividad. El frente queda lejos y Barcelona bien podría convertirse en un balneario de la retaguardia. Pero no todo son brotes verdes, que se dice. "Mobile World Congress: de la recuperación al fin de ciclo en Barcelona", titula de apertura Crónica Global. Y dice en letras principales: "La feria de telefonía organizada por la GSMA decepciona a la industria con una propuesta agotada que siembra dudas sobre su futuro". Escribe Aleix Mercader: "La primera vez que el Mobile World Congress (MWC) se celebró en Barcelona nadie había oído hablar del metaverso, los smartphones todavía tenían teclado y el 3G aún estaba en pañales. De hecho, el evento organizado por la GSMA ni siquiera se llamaba así en 2006, sino 3GSM Congress. Dieciséis años y quince ediciones después --en 2020 se canceló tras el estallido de la pandemia--, la feria de la industria móvil tenía el objetivo de recuperar su esplendor pre-Covid. Pero el resultado ha quedado lejos de lo esperado y ha sembrado dudas sobre el porvenir del encuentro. Máxime, cuando el certamen cuenta con la total complicidad de la Administración --que lo convirtieron de nuevo en el escenario de sus pugnas partidistas que dinamitan el carácter transversal que tenía antaño-- y las privadas, plenamente volcadas en el éxito de la cita pero insatisfechas tras una edición con regusto a fin de ciclo".
Continúa Mercader: "No tanto por la insuficiente afluencia de congresistas --la entidad organizadora afirmó ayer que más de 60.000 visitantes habían pasado esta semana por la Fira de Barcelona, aún lejos del récord de 109.000 asistentes de 2019--, sino por el agotamiento de una propuesta que ha perdido pegada. "El Covid-19 podría haber sido una oportunidad para reformular la agenda de la feria. Se ha perdido el ¡wow!, la ocasión de buscar un formato más atractivo para revitalizar el congreso", señala una fuente bien posicionada de una teleco española. "En el Mobile hay cada vez más soluciones y menos dispositivos. La expo tiende progresivamente hacia la innovación", resume otro directivo de la industria de telecomunicaciones".
Cambio de relieve en el paisaje urbano institucional. La administración que preside Pere Aragonès ha retirado la pancarta independentista del balcón del Palau. Ha puesto otra con la bandera de Ucrania y la leyenda "Catalunya amb Ucraïna". A ver si se enteran Rufián y Puigdemont.
Política nacional. Pudiera parecer que las aguas del PP están tranquilas con el advenimiento a un mes vista de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del partido. Nada más lejos de la realidad. Habrá convulsiones de envergadura. Es el PP. "Feijóo se aleja del bloqueo de Casado y se abre a pactar el Poder Judicial", asegura El País en el título de un texto de Elsa García de Blas: "Alberto Núñez Feijóo ya marca distancias respecto al todavía presidente del PP, Pablo Casado: ayer abrió la puerta a alcanzar pactos de Estado con el Gobierno. Si el Gobierno ofrece diálogo, dijo, el PP "será el último en levantarse para intentar pactar cosas que son muy importantes para nuestro país". Esto incluye, según fuentes de su equipo, la renovación del Consejo General del Poder Judicial, un mandato constitucional que Casado ha bloqueado desde hace tres años. La declaración de intenciones del candidato a presidir el PP apunta a un deshielo con el PSOE".
Habrá que ver qué opina de eso la poderosa organización madrileña del partido.
4 de marzo, santoral: Casimiro, Apiano, Basino, Focio y compañeros y Pedro abad.