Aragonès es el nuevo Pujol, Colau llora y las mujeres afganas
En 'La Vanguardia' comparan los discursos del dirigente de ERC y del patriarca de Convergència. Los abucheos a la alcaldesa y el estado de la ciudad. Vuelve el burka a Afganistán
15 agosto, 2021 08:48España arde en fiestas y de calor. La Asunción de la Virgen es el cohete de encierros, verbenas y toda clase de festejos populares, pero con mascarilla, distancia e higiene de manos. El verano, poco a poco, vuelve a ser lo que era. En Cataluña se parece incluso a aquellos años previos al proceso, cuando el foco estaba en las fiestas de Gràcia y en la entrevista que el presidente Jordi Pujol concedía a La Vanguardia desde su retiro de Queralbs.
El público del popular distrito barcelonés hizo llorar ayer a Ada Colau. Qué manera de silbar y abuchear. La alcaldesa estaba destrozada. Los concentrados a la llamada del pregonero Jordi Cuixart la tomaron con Colau como si en vez de una dirigente de los comunes fuera del PP, Vox o Ciudadanos. Cuixart, siempre atento a las luchas compartidas y el amor, tuvo que salir en defensa de su patrocinadora, pero fue en vano.
Tal vez la experiencia haga reflexionar a Colau y se replantee eso de volverse a presentar, aunque esta clase de incidentes acostumbra a reforzar ese tipo de decisiones. La alcaldesa ha perdido el punto de conexión con los ciudadanos. Ya no es aquella joven que se plantaba ante los desahucios y causaba una corriente de simpatía a izquierda y derecha. Ahora es poder y no lo ejerce más que para llenar la calzada de colorines absurdos. La ciudad es cada vez más insegura y sucia. Luego iremos a eso.
Nostálgica estampa en la portada de La Vanguardia. Jordi Pujol lee el periódico ante la mirada de su esposa, Marta Ferrusola. Una sombrilla amarilla les protege del sol. De fondo, las montañas. Bucólica imagen con el titular "La convergencia de Jordi Pujol con ERC". La tesis de la crónica es que ERC es la nueva Convergència. Escribe Josep Gisbert: "“Para que Catalunya siga siendo capaz, al mismo tiempo, de defender su identidad nacional, su convivencia y la vocación de progreso social y humano hay que tener la casa ordenada, y ahora no lo está”. “La sacudida es grande (...), por eso el país necesita alzar de nuevo la cabeza y abrir una nueva etapa (...) que permita avanzar hacia la Catalunya próspera, justa, verde, feminista y plenamente libre que queremos ser”. Las dos frases podrían ser perfectamente del mismo autor. Pero no lo son. La primera es de Jordi Pujol. La segunda es de Pere Aragonès. La primera forma parte del último libro --Entre el dolor i l’esperança-- del expresidente de la Generalitat. La segunda la pronunció el actual inquilino del palacio de la plaza Sant Jaume de Barcelona en el discurso de toma de posesión del cargo el 26 de mayo pasado".
Sigue Gisbert: "El ejemplo sirve para ilustrar las muchas coincidencias y similitudes que hoy existen entre el pensamiento de quien fue el líder indiscutible de CDC --destronado después de confesar que durante años él y la familia habían tenido dinero oculto en Andorra-- y el discurso actual de ERC y su programa de gobierno, adaptado a las circunstancias y las posibilidades del momento, una vez aparcada por el mismo Oriol Junqueras la vía unilateral hacia la independencia ensayada el 1-O. Una afinidad que hoy por hoy aguanta el desfase temporal que hay entre las palabras de uno --fruto de una entrevista con Vicenç Villatoro realizada entre febrero del 2019 y junio del 2020-- y las del otro, básicamente porque durante este tiempo el sentimiento del 126.º presidente de la Generalitat, que después de la refundación de CDC no continuó en el PDECat y luego no se sintió identificado con JxCat, no ha cambiado. Lo ha dejado por escrito en el último capítulo del libro con un interrogante bien significativo --I ara què?-- y lo mantiene desde su retiro veraniego de Queralbs".
De vuelta al caso Colau, en El Nacional atizan duro a la alcaldesa a cuenta del insoportable hedor de la capital de las basuras tiradas en medio de la calle, de las cacas de perro en las aceras y los orines en todas las esquinas. "Barcelona: ¿La mierda se nos come?" es el titular de una pieza de Jordi Palmer que arranca así: "Contenedores llenos de basura hasta arriba del todo y con bolsas acumuladas por los lados, calles sucias a todas horas, estragos del turismo de borrachera con las primeras luces del día, alcorques asilvestrados, parterres dejados de la mano de Dios, parques resecos, montañas de hojas de árboles sin recoger, acciones de urbanismo táctico totalmente degradadas y, encima de todo ello, barrios en pie de guerra por polémicos nuevos sistemas de recogida de la basura... (...) Y todo en un momento en que la ciudad se encuentra en plena implementación del nuevo contrato de limpieza, con un presupuesto anual de 287 millones de euros".
Igual así se entienden un poco mejor las causas de la impopularidad de Colau, pues a las discrepancias ideológicas con los independentistas de Gràcia cabría sumar el penetrante olor fétido y nauseabundo de Barcelona, la agobiante sensación de inseguridad, la pavorosa desaparición de las calles de una Guardia Urbana laminada por Colau y la situación de abandono y extrema dejadez de lo que en su día fue una ciudad más o menos normal, limpia, acogedora y bastante segura en comparación con otras.
La luz. El PP cree haber encontrado un filón para desgastar al Gobierno y no suelta la presa. El Mundo lleva a su portada a Cuca Gamarra, la portavoz del PP, que arremete contra la ministra de Transición Ecológica. "Teresa Ribera debe ser cesada por incapaz y negligente. Ni siquiera tiene empatía" dice la exalcaldesa de Logroño. Gamarra da incluso por derrotado al Ejecutivo. Ahí van tres preguntas con sus respuestas de la entrevista que para el diario de Unedisa le practica Álvaro Carvajal:
Pregunta: El precio de la luz va de récord en récord. ¿Hasta cuándo se puede soportar la situación?
Respuesta: Dejó de ser soportable hace mucho tiempo. Esta semana se bate un día sí y otro también el récord de precios con el Gobierno incapaz de hacer nada. La sociedad no puede aguantar más porque lo que ve es la pasividad y el silencio de un Gobierno que no actúa, y es el momento de que tomen medidas.
P: ¿Quién tiene la culpa: las eléctricas o el Gobierno?
R: Aquel que tiene la capacidad de tomar decisiones y no lo hace. El Gobierno puede, y Europa se lo ha recordado, eliminar ciertos costes. En Francia tienen un precio el 50% más barato y en Alemania, el 30%. Es posible, lo que pasa es que la incapacidad y la negligencia de la vicepresidenta tercera es lo que está impidiendo que se adopten medidas. Si tenemos una vicepresidenta incapaz y negligente y que no es capaz de hacer nada, lo que tiene que ser es cesada. Ya el máximo del esperpento lo representa que una parte del Gobierno diga que se va a manifestar contra el propio Gobierno. En vez de manifestarse contra sí mismo, dimite y convoca elecciones para que pueda tomar de decisiones quien sepa.
P: ¿Cree que la luz puede ser la puntilla para Pedro Sánchez? ¿Le hace más daño esto que los indultos?
R: Todo le hace daño porque demuestra el mal gobierno que tenemos. Cada uno deteriora la credibilidad y la confianza. Yo creo que la factura de la luz es mucho más que un recibo. Es la falta de sensibilidad y de empatía con aquel que es incapaz de llegar a fin de mes. La falta de medidas muestra un Gobierno derrotado y que no quiere actuar ni sabe gobernar.
En La Razón solazan a sus lectores con una encuesta relativa al apasionante tema de las relaciones entre el PSOE y Podemos. "Los ciudadanos dudan del futuro de la coalición por las tensiones internas" y "Más de la mitad tacha la relación entre PSOE y UP de mala o muy mala tras los ataques y un 50,2% cree que se romperá. El 45,2% descarta un adelanto electoral" son los titulares que da de sí el sondeo. El análisis corre a cargo de Fernando Cancio, que escribe: "No son ajenos los ciudadanos a las tensiones que existen en el seno de la coalición de Gobierno. Las malas relaciones son más que palpables ya desde hace tiempo, pero en los últimos meses se han incrementado las tensiones entre el PSOE y Unidas Podemos, partido éste último que ha redoblado los ataques contra algunas de las decisiones del Ejecutivo del que forma parte. El último episodio de este enfrentamiento en el que Podemos busca marcar su propio perfil llegó el viernes, con las denuncias tras el anuncio de devolución a Marruecos de más de 700 menores. Pero antes ya hubo «disparos» contra la Monarquía, la ampliación del aeropuerto de El Prat o la luz, lo que ha llevado a los morados a llamar a tomar las calles. De ahí que la mayoría de los ciudadanos considere que la relación entre ambas formaciones es, a día de hoy, mala o muy mala y vean, como algo cada vez más probable, que ese matrimonio acabe en divorcio".
Continúa el texto: "Es lo que se desprende de la última encuesta de NC Report para La Razón, la cual desvela que prácticamente tres de cada cinco encuestados (58,4 por ciento) definen las relaciones entre Unidas Podemos y el PSOE en el Gobierno como malas o muy malas. En el lado contrario, uno de cada tres españoles (32,2 por ciento) considera que son buenas o muy buenas. En este punto destaca que, entre quienes ven mucha tensión en la coalición, son mayoría los ciudadanos de más de 55 años (59,1 por ciento), mientras que los que creen entre ambos partidos no hay problemas son principalmente los menores de 34 años (37,9 por ciento). Y claro, esas rencillas y problemas internos que son más que palpables y que no hacen más que incrementarse generan dudas entre la gente sobre la continuidad de ese matrimonio que se hizo oficial hace casi dos años, en diciembre de 2019. Así, la mitad de los encuestados (50,2 por ciento) da por hecho que la situación es insostenible y que habrá ruptura, mientras que un 37,8 por ciento cree que todavía hay posibilidades de arreglar las diferencias y que se darán otra oportunidad para seguir juntos en el Gobierno".
Internacional. Los talibán están a las puertas de Kabul. Se han vuelto a poner de moda los burkas y las niñas han dejado de ir al colegio. Los estadounidenses han agarrado el petate y se van por donde vinieron. El mundo se les echó encima por invadir Afganistán y el mundo se les echa encima por salir de Afganistán. Les culpan de la dramática indefensión en quedan las mujeres.
Sayed Salahuddin escribe para El País desde Kabul: "La llegada de un contingente de 5.000 soldados estadounidenses para proteger la evacuación del personal de su Embajada, y los anuncios similares de otros países occidentales, acrecienta la sensación de desintegración del país centroasiático (de 38 millones de habitantes) y el temor ante la perspectiva de una toma de la capital en poco tiempo. “Esto va a hace retroceder al país 200 años”, augura Mahboba Saraj, directora de la Red de Mujeres Afganas, ante el peligro de una vuelta al poder de los talibanes, que impusieron entre 1996 y 2001 una interpretación radical del islam que condenó a la población femenina a cubrirse con el burka, vetó su educación a partir de los 10 años e impuso a la población castigos como amputaciones por robos".
Sigue el texto: "La presencia de tropas internacionales durante las últimas dos décadas abrió el país al desarrollo, a recuperar las libertades eliminadas por los fundamentalistas y a instaurar instituciones democráticas que amenazan con perderse. “Kabul no está bajo amenaza inminente”, sostuvo aún el viernes el portavoz del Pentágono John Kirby, pero no pudo dejar de admitir que los insurgentes están “tratando de aislar” a la capital. El Pentágono dejó claro que para EE UU el ejército afgano es ahora el responsable y pidió “liderazgo político y militar” frente a una realidad que muestra que la inversión millonaria de Washington y sus aliados de la OTAN no ha dejado preparadas a las fuerzas afganas ante el embate talibán"
Y: "El presidente afgano, Ashraf Ghani, cada vez más presionado por la comunidad internacional y que se asoma al abismo tras perder otra ciudad clave, alertó ayer de que “los avances de los últimos 20 años están en riesgo”, aseguró que la prioridad es ahora la “removilización” de sus fuerzas y que ha iniciado “consultas”, que “avanzan rápidamente” con líderes políticos y socios internacionales para encontrar “una solución política que aporte paz y estabilidad”".
Fútbol. Comenzada ya la Liga, Vozpópuli descubre quién hay detrás del fondo CVC. "El 'tiburón' que aterriza en La Liga: 'No lo sacas de la cama por menos de 500 millones'" es el titular de la nota de Joaquín Hernández en Vozpópuli: ""No lo sacas de la cama por menos de 500 millones", asegura un exsocio de Javier de Jaime, el hombre que acaba de consumar la mayor operación financiera de la historia del fútbol español. El pope del fondo CVC en España ha irrumpido en el balompié con una inyección de unos 2.000 millones de euros, equivalente a todo lo que pagaban las teles por una temporada de La Liga en su apogeo. Y lo ha hecho en plena pandemia y retroceso frenético de las audiencias. Ha asegurado a sus inversores un 10% sobre los ingresos de la mayoría de los clubes de Primera y Segunda durante los próximos 50 años, aunque sin Real Madrid, Barça y Messi".
Continúa Hernández: ""Que entre en esto de La Liga me ha sorprendido mucho, yo no lo hubiera hecho ni borracho, pero él es más inteligente que yo. No va a perder ni un euro con esta operación bajo ningún escenario, te lo aseguro", afirma sobre él a Vozpópuli un actual alto ejecutivo empresarial y excompañero de aventuras de inversión. "El Madrid dice que podía conseguir vender La Liga mucho más cara, por 9.000 millones; igual hasta le salió barato". Desconocido para la gran mayoría de aficionados del deporte rey, De Jaime es considerado un "globetrotter" entre los gestores de capital de alto riesgo. Desde 1997, impulsa la estrategia en España y Europa del británico CVC, con base de operaciones en Luxemburgo, al menos 63.000 millones en activos alrededor del mundo y operaciones a sus espaldas como la de la Fórmula 1, en la que entró en 2002 por 2.000 millones, tomó el control en 2006 y acabó ganando unos 10.000 millones al cabo de su venta en 2017".
15 de agosto, santoral: Asunción de la Virgen, santa María del Alba, Alipio de Tagaste, Altfredo de Hildesheim, Estanislao de Kostka y Simpliciano de Milán.