No es previsible que la Generalitat vaya a admitir ninguna responsabilidad sobre la catastrófica y demencial administración de las residencias de ancianos. El desastre, además, es de índole nacional. Cataluña, a pesar de toda la retórica supremacista del proceso, no trata mejor a sus ancianos que Madrid. Probablemente tampoco peor. Si el trato a los abuelos es un listón del progreso de la sociedad, no vamos bien.
Las principales víctimas de esta emergencia sanitaria carecen de la atención adecuada, están abandonados, olvidados, almacenados en residencias que carecen de medios y de capacidad médica para atenderlos. Y como los ancianos con alzhéimer y otras demencias no protestan, pues la Generalitat no les ha hecho ningún caso. Ni a sus familias. Ahora todo son paños calientes e instrucciones bajo mano.
Nueva instrucción sobre la atención a los mayores. Es la apertura de Crónica Global, un texto duro sobre las últimas horas de una generación: "No hay hospital para todos. El Gobierno catalán tira la toalla y admite --internamente-- que hay ancianos con Covid-19, la infección provocada por el virus SARS-CoV-2, que jamás llevará de la residencia al hospital. 'No son candidatos', resume en una instrucción interna publicada a la que ha accedido este medio. Fuentes cercanas la atribuyen al Departamento catalán de Salud. Cualquiera que sea su origen, el documento es clarísimo: informa de la contratación de oxígeno para personas mayores con coronavirus que no recibirán cuidado médico. Ello tras 909 muertes en geriátricos de la región".
Los datos son aterradores y lo que es peor, incompletos. Hay crecientes sospechas de que el número de fallecidos es mucho mayor. El departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia, que dirige el republicano Chakir El Homrani, no tiene muy claras las cifras. Unos días parece que la curva se controla y otros, el pico se dispara. De la pieza de Elisenda Colell en El Periódico: "Entre la noche del domingo y este lunes han muerto 205 ancianos que vivían en residencias catalanas de la tercera edad por el coronavirus, lo que eleva la cifra total de muertos en los geriátricos a 909 personas, según los datos que ha difundido la Conselleria d'Afers Socials este lunes. En circunstancias normales, cada día mueren 30 personas en los geriátricos catalanes. Crecen en un centenar el número de personas que han dado positivo en las pruebas, y ya hay más centros con presencia del virus que sin él".
Sigue la nota: "En Cataluña ya han fallecido 909 personas por coronavirus en las residencias catalanas, y 1.736 se han infectado. Entre enfermos confirmados y fallecidos, no llegan al 4% del total de personas que viven en geriátricos, entre públicos y privados. Sin embargo, hay un gran grueso de personas que tienen síntomas de la enfermedad pero no se han podido hacer las pruebas. Lo demuestra el hecho de que en 355 centros hay personas con síntomas. En total, un 56% de los geriátricos catalanes están, pues, afectados por la pandemia: más de la mitad".
Dado el espanto, el Síndic de Greuges ha decidido por fin reaccionar, según destaca el e-notícies El Síndic de Greuges, Rafael Ribó ha obert una investigació d'ofici sobre l'actuació de l'Administració en la gestió de la pandèmia de coronavirus a les residències de persones grans 'arran de la publicació de notícies en els mitjans de comunicació sobre casos de morts' en els centres. (...) El Síndic pretén estudiar 'si s'han seguit les mesures oportunes per prevenir i controlar la transmissió del coronavirus, tant entre els residents com entre el personal, d'acord amb les instruccions sanitàries i la prevenció de riscos laborals'".
Vaya agilidad la de Ribó.
Los recortes en la sanidad son una piedra arrojadiza entre administraciones y partidos. El PSOE y Podemos reprochan al PP los recortes en Madrid y a la inversa, el PP reprocha al PSOE la descoordinación en Moncloa. En Cataluña también hay una pugna política al respecto. Una información de Olga Rodríguez en El Independiente viene a arrojar luz sobre la cuestión. La comunidad que más recortó durante la última crisis fue Andalucía: "El descenso más acusado es el de Andalucía que redujo en un 6% su presupuesto sanitario entre 2008 y 2017. La región pasó de gastar 10,3 millones a 9,6. Además, también redujo la cantidad que invierte en cada uno de sus habitantes y pasó de los 1.270 a los 1.153 euros anuales. Con estos datos, es la región que menos presupuesto per cápita dedicó a sus ciudadanos, frente a los 1.710 del País Vasco o los 1.625 de Asturias".
Sigue la pieza: "Pero Andalucía no fue la única comunidad que sacó la tijera en estos años. También lo hizo La Rioja, que redujo su presupuesto sanitario un 5,59% hasta los 444.013 euros y cuyo gasto por habitante alcanzó los 1.420 euros en 2017 (-4,51%). Castilla-La Mancha, una de las comunidades que más está sufriendo los estragos del coronavirus, también redujo su partida durante ese periodo: un 3,54% menos en gasto por cápita y un 3,07% a la baja para la cifra total. En Canarias, pasaron de los 1.433 euros por habitante a los 1.334".
En cuanto a Madrid y Cataluña, ahí van los datos: "Tanto Cataluña como la Comunidad de Madrid lograron superar los presupuestos sanitarios de 2008 en 2017, pese a los recortes que se produjeron durante la crisis. Cataluña pasó a destinar 9,8 millones de euros a la Sanidad en 2008 a los 9,2 en 2014 pero en 2017 ya había superado la primera cifra y alcanzó los 10,3 millones. En el caso de la Comunidad de Madrid, gastó 7,4 millones de euros en 2008 que se redujeron a los 7,3 en 2010 pero superó los 8 millones en 2017".
Buenas noticias. Baja la presión en las unidades de cuidados intensivos. Hay luz al final del túnel. En El País se ocupan de la cuestión Jessica Mouzo, Elena G. Sevillano y Daniele Grasso, que escriben: "Las unidades de cuidados intensivos (UCI) empiezan a ver la luz al final del túnel. Aunque siguen muy tensionadas, con su capacidad habitual multiplicada hasta por cuatro y los profesionales exhaustos ante una pandemia que no cesa, los ingresos de pacientes críticos en estos servicios comienzan a ralentizarse. Una pequeña tregua tras varios días al borde del colapso. Todavía han de pasar unas semanas para que estas unidades de críticos vuelvan a su estado —y dimensión— normal, pero la reducción de casos en las puertas de urgencias, que se tradujo en menos hospitalizaciones, empieza ahora a cristalizarse en las entradas en UCI. Los expertos consultados piden, sin embargo, 'prudencia y no bajar la guardia'. Desde el inicio de la pandemia, 6.931 personas han estado ingresadas en las UCI españolas, según el Ministerio de Sanidad".
Prosigue la polémica sobre las fases de la desescalada. El Gobierno pretende hacer test a toda la población, pero dista de estar claro de dónde va a sacar dichos test. La confusión al respecto es absoluta. También hay dudas sobre la legalidad de los confinamientos forzosos de los asintomáticos fuera de sus domicilios. De ello escribe Belén Remacha en El Diario: "El otro avance sobre los planes para la 'transición' o 'desescalada' que ha hecho el Gobierno ha sido que quiere disponer de infraestructuras como hoteles y polideportivos para asistir ahí a pacientes leves o asintomáticos. Ha pedido a todas las comunidades, para antes del viernes, un 'listado' de todos los lugares públicos y privados que podrían servir. Se instaurarían así las conocidas durante la epidemia en China como Arcas de Noé. El ministro Illa lo ha presentado como una 'opción' para quienes lo necesiten, sobre todo en el caso de personas vulnerables cuyos domicilios 'no reúnan las condiciones' para pasar el aislamiento, aunque no se descartan otras acciones siempre con 'respeto a los derechos y libertades'".
Sigue la nota: "En el marco de la 'transición y desescalado' se toman 'decisiones muy difíciles', dice el ministro, sobre todo porque 'no hay precedentes' fuera de Asia sobre cómo se sale de esta pandemia: España e Italia, ya casi a la par, van por delante de todos los demás países europeos. Una de esas 'decisiones difíciles' será ver cómo se ponen en funcionamiento las Arcas de Noé, pero, como recuerda Hernández, 'es una solución que está en todas las hojas de ruta de salud pública'. Sin embargo, 'efectivamente, no hay precedentes'. A Hernández, como director general de Salud Pública, le tocó lidiar con la Gripe A y 'aquello ya nos pareció una crisis, pero ni nos planteamos algo así. Actualmente, todo son posibilidades que habrá que diseñar y evaluar continuamente'".
7 de abril, santoral: Aiberto, Juan Bautista de la Salle y Pelusio.