Trapero fue un héroe catalán. Hubo un tiempo en que los independentistas abrazaban a los Mossos y coreaban "aquesta és la nostra policia". Se estampaban camisetas con la cara del major y las palabras "Bueno, pues molt bé, pues adiós". Tras los abatimientos de agosto, los Mossos eran la gran estructura de Estado de la que parecía inminente república catalana. Trapero de uniforme, pistola al cinto, daba ruedas de prensa flanqueado por el consejero Forn y el presidente Puigdemont. Encarnaba la eficacia de la república en ciernes.
Ayer depuso ante el Tribunal Supremo. Más de cinco horas de testifical. La prensa se queda con la copla de que el entonces jefe de los Mossos tenía planeadas las detenciones de Puigdemont y sus consejeros. Informa Trapero de que se puso a disposición del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por si era menester proceder contra el Govern. Por mucho menos le cayó la del pulpo al exjefe de Información Manuel Castellví, alias Tío Manolo. Pilar Rahola le dedicó uno de sus sermones en TV3 a Castellví. Dijo la musa del proceso que el mando había ido "a hacer todo el mal posible". Ayer no dijo nada y hoy tampoco. Rahola fue la anfitriona de la "festassa" con Puigdemont, Laporta y García Melero que le costó a Trapero el mote de Major Paella.
Digestión lenta de las declaraciones de Trapero. No se acaba con una leyenda de un día para otro y tampoco se puede estar todo el día señalando herejes. Además, el exmayor cae bien, gusta, dicen incluso que es guapo, muy guapo. Más esa voz grave. La retransmisión del juicio rompió los audímetros en las dependencias del cos, según la pieza que firma Maika Navarro en La Vanguardia: "Trapero, sus palabras, su discurso y el reconocimiento público de los que fueron algunos de sus errores estuvieron durante todo el día presentes en las reuniones, las operaciones, las comisarías, los despachos, las furgonetas, las patrullas y en el día a día de la casi totalidad de los cerca de 17.000 policías que, como y donde pudieron, estuvieron pendientes del mayor. Y, como pasó en la semana de los atentados del 17 de agosto del 2017, los policías volvieron a sentirse representados en la contundencia y el tono de sus argumentaciones. Y sobre todo en la defensa de la profesionalidad de los Mossos, tras dos semanas de durísimos ataques en ese mismo espacio del Supremo".
La nota concluye así: "Tenían ganas de escucharle y la mayoría volvió a sentir que alguien hablaba con claridad en su nombre".
Menudo plan, un planazo, como el de los "binomios". Sí, sí, el arresto del Govern en pleno a cargo de los Mossos d'Esquadra. Fotón. Y pedazo de coartada, ya te digo. Pero el caso es que Puigdemont se fugó en un maletero ayudado por agentes de los Mossos d'Esquadra, desenlace por el que no se ha podido preguntar a Trapero, que ha dicho lo que él ha querido, no lo que pretendían defensas y acusaciones. Una lástima, porque la colisión entre el plan Trapero "deteniendo a Puigdemont" y el de los Mossos per la República para sacar a Puigdemont de España resulta sumamente interesante. A ver si en la Audiencia Nacional sale el tema con más detalle.
La sesión fue un carajal procesal debido a que ni la Fiscalía ni la abogacía del Estado habían interesado el testimonio del exmayor, sino que lo habían hecho Vox y las defensas de Forn y Cuixart. Así que comenzaba a preguntar Vox de la mano de su secretario general, a la sazón letrado Ortega Smith. La crítica especializada coincide en calificar entre malo y peor su papel. Escribe Fernando J. Pérez en El País: "Ortega Smith, en un interrogatorio confuso en el que fue saltando de idea en idea, se dejó en el tintero preguntas esenciales. Una de ellas fue las reuniones que la cúpula de los Mossos mantuvieron los días 26 y 28 de septiembre con el expresidente catalán Carles Puigdemont, el exvicepresidente Oriol Junqueras o el exconsejero de Interior Joaquim Forn, en las que supuestamente los principales comisarios del cuerpo autonómico advirtieron a los líderes políticos de la posibilidad de incidentes violentos en caso de seguir adelante con el referéndum ilegal de autodeterminación del 1 de octubre y pidieron --sin éxito-- a los políticos que desconvocaran la consulta".
Debido a que no hubo tales preguntas, el defensor Melero instó al presidente Marchena a que impidiera que el fiscal Zaragoza saliera por la puerta pero se adentrara por la ventana en el particular de las reuniones de 26 y 28 de septiembre. En su turno, Melero, chico listo, dijo con sorna que él sí podía preguntar por esas reuniones porque el testigo era suyo, jeje. Ahí fue de donde salió la idea de que Trapero tenían un plan desde el 25 de octubre para trincar a Puigdemont.
Y cuando parecía que ya todo había acabado, Marchena entró en escena para preguntar lo que quería el fiscal por el mismo artículo del reglamento con el que le había mandado callar. O sea que para el esclarecimiento de los hechos y tal y tal, el presidente preguntó a Trapero por las dichas reuniones. Fue cuando Trapero hizo una especie de uso de la última palabra en la que se quedó a gusto. Que instó a Puigdemont a desconvocar el referéndum, le advirtió de que el cuerpo cumpliría la orden judicial, le dijo que los Mossos no les acompañaban en el proyecto independentista y alertó del alto riesgo de violencia. También les leyó la cartilla por sus declaraciones públicas, ya que inducían a la confusión de pensar que los Mossos estaban por la causa republicana. En fin, todo eso por lo que Castellví fue linchado a nivel de la letrada judicial y Millo.
Concluye en el ABC Pedro García Cuartango que "no hay que ser muy listo para darse cuenta de que toda la estrategia del testigo se centró en descargar sobre sus superiores la responsabilidad de lo que sucedió en la jornada de la consulta, mientras él se presentaba como un fiel cumplidor de la ley. Una línea argumental destinada a salvarse del delito de sedición que le imputa la Audiencia Nacional. Y es que Trapero se ha cansado de ser aquel mito que comparecía con pistola en las ruedas de prensa y ha optado por la aurea mediocritas de una vida normal con su familia y sus amigos. Entre la tragedia y la nimiedad, ha optado por la segunda opción. Pero siempre nos quedará Marchena para sacarse un conejo de la chistera cuando decae el espectáculo".
La frase del día es de Duran en declaraciones a Neus Tomàs, de El Diario: "Torra es un pobre hombre que no debe saber ni por qué está aquí. Y nada más".
15 de marzo, santoral: Raimundo de Fitero y Sisebuto.