Hecatombe, vuelco histórico, terremoto, hundimiento. Se agotan los epítetos. Vox arrasa en los medios con sus doce diputados. Siete escaños le daban los sondeos de los últimos días de campaña. Nadie ha ganado las elecciones andaluzas. Pierde el PSOE de Susana Díaz, retrocede el PP, multiplica sus votos Ciudadanos y entra la extrema derecha al galope y sin complejos. Así queda el Parlamento andaluz: PSOE, 33; PP, 26; Cs, 21; Podemos, 17 y Vox, 12.

A bote pronto, Juanma Moreno Bonilla puede ser el próximo presidente de la Junta de Andalucía. También el ciudadano Juan Marín. En El Español titulan que "PP, Cs y Vox suman mayoría absoluta", pero ya han comenzado las escaramuzas. Aquello de al suelo que vienen los nuestros. Según Libertad Digital, "Rivera desprecia a Vox y pide a PP y PSOE que hagan a Marín presidente". 

La izquierda está grogui. Al PSOE se le han acabado las pilas después de 36 años de gobierno en Andalucía. Algunos análisis de primeras detectan que un 30% de los votos ultras proceden de Podemos, partido al que nadie osa calificar de extrema izquierda. Casi 400.000 ciudadanos han votado negro. Coincidencia generalizada en señalar el conflicto catalán como la gasolina que ha llevado en volandas a Vox y ha destruido casi cuatro décadas de hegemonía socialista en Andalucía. 

En El Español traza la crónica Daniel Basteiro: "Una baja participación, el desgaste de décadas de Gobierno sin alternancia, una candidata que venía de perder unas primarias que se jugaban fuera de Andalucía, el voto de la indignación o antiélites y hasta una campaña mal planteada desde el principio. Todas esas explicaciones (o excusas) circularon en la noche del domingo de whatsapp en whatsapp entre los dirigentes socialistas. Entre los que eran capaces de superar el shock y la tristeza por la pérdida de la Junta de Andalucía, claro". 

Sigue la nota: "En todas ellas hay pequeñas causas y todas ellas sirven para responsabilizar a Susana Díaz de la derrota. También son compatibles con la nueva misión del PSOE, decretada en la noche electoral desde Ferraz por José Luis Ábalos, el secretario de Organización. "El combate que nos compete a los socialistas es ahora liderar el frente de la democracia, la batalla de la democracia frente al miedo", dijo el también ministro de Fomento. "Alerta antifascista", dijo en la misma línea Pablo Iglesias".

Parte de la prensa proclama que Franco ha vuelto. Maldita la hora en que Sánchez aventó la momia, lamentan en el PSOE. Es la maldición del faraón. Rubén Amón, en El País, da por vencedor a los jinetes del Apocalipsis, voto de castigo contra los medios y el establishment: "Las elecciones andaluzas las ha ganado Vox sin partido, candidato ni campaña. Las ha ganado sin credibilidad en la prensa y sin espacios de propagación convencionales. Es una victoria que subordina la política convencional a la eficacia de la clandestinidad. Que premia la agitación de las redes sociales. Que sacraliza la antipolítica. Que simboliza el lenguaje desacomplejado. Que reúne la bandera itinerante de la indignación. Y que demuestra la eficacia del voto en silencio. Han fallado todas las encuestas al respecto. Y ninguna con más estrépito que la elaborada en la cocina del CIS, pero la sorpresa no se explica sin la vergüenza que implica proclamar públicamente la afinidad a un partido confesional, supremacista, xenófobo, eurófobo".

Portada de El País lunes 3 de diciembre

Todo lo que podía salir mal ha salido mal, anota Ignacio Escolar en El Diario: "En el PSOE se las prometían muy felices con el ascenso de Vox. Nada mejor que dividir la derecha en tres bloques para que Ciudadanos y PP jamás pudieran gobernar. Ni en España ni mucho menos en Andalucía, donde hasta la noche electoral nadie llegó a plantearse seriamente la posibilidad de que la presidencia de Susana Díaz estuviera en cuestión. El Gobierno no solo no temía a Vox sino que, desde su equipo, se les promocionó. Con la misma imprudencia con la que, hace tres décadas, François Mitterrand engordó al Frente Nacional... para que el Partido Socialista Francés acabara, años después, pidiendo el voto en las presidenciales para el conservador Chirac frente a Le Pen".

El pensamiento catalanista viene de la mano del diputado tuitero Rufián, que ha emitido un gorgorito en la red social que dice exactamente que "se ha sacado a Franco del Valle de los Caídos y se ha metido en la Junta de Andalucía". ¿Sacado a Franco? No hay constancia oficial de que el fiambre haya sido extraído de su búnker. 

En El Nacional, José Antich se hace cruces ante la emergencia de la derechona más derechona y escribe: "Com s'explica la derrota socialista al seu principal graner electoral? N'hi ha moltes, de raons, però per sobre de totes la irrupció de Vox a cavall d'aquell A por ellos en què ellos són els catalans. Al final, com no podia ser de cap altra manera, l'A por ellos ha estat un A por todos i no ha quedat canya dreta. Perquè, com ja s'ha començat a descobrir amb els primers estudis, Vox, malgrat que és un partit netament franquista, ha robat vots a socialistes i comunistes. Quan es pugui analitzar amb tranquil·litat on ha captat vots a les vuit províncies andaluses, es veurà que no només els ha trobat en el PP i Ciutadans, sinó també en votants socialistes i comunistes".

El candidato inexistente de Vox se llamaba y se llama Francisco Serrano. Le retrata Antonio Salvador en El Independiente como enemigo público número uno de los partidarios de la ideología del género: "Es juez especializado en Derecho de Familia y protección de menores en excedencia, tiene bufete propio y fue apartado de la carrera judicial por modificar el régimen de visitas establecido por otro juzgado para que un niño pudiera salir de paje en una cofradía de la Madrugá de 2010. Ésta es sucintamente la tarjeta de presentación del líder de Vox en Andalucía, uno de los 12 diputados que la formación de extrema derecha sentará en el Parlamento autonómico la próxima legislatura tras protagonizar la gran sorpresa en la jornada electoral de este 2-D".

Continúa la pieza: "Serrano saltó a los periódicos en octubre de 2010, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ordenó la apertura de diligencias previas contra Serrano -entonces al frente del Juzgado de Familia 7 de Sevilla- por un presunto delito de prevaricación dolosa. Un año después, el alto tribunal andaluz condenó al magistrado a dos años de inhabilitación, pena que el Supremo elevó a 10 años cuando revisó la casación. El Tribunal Constitucional anuló esa sentencia en 2016, después de que el magistrado hubiera cumplido ya los dos años y hubiera montado bufete propio para ejercer la abogacía".

A todas estas, la prensa constata que no es probable que en las actuales circunstancias Sánchez vaya a adelantar nada.

Segundo día de huelga de hambre de Jordi Sànchez y Jordi Turull. Avisa Sànchez de que no están locos y no se van a inmolar

3 de diciembre, santoral: San Francisco Javier.