Hombres. Albert Rivera, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Pablo Casado. En la era Aquarius, el poder en España es un campo de nabos. Carmen Calvo quiere que en la Constitución ponga ciudadanas. Tiene el punto de mira francamente torcido porque no sufre discriminación salarial. Casado ha sido el último en añadirse a la nómina de machos alfa de la política. Ha alcanzado la presidencia del PP a la edad de 37 años, la misma que tenía Aznar, añaden los del botafumeiro, como si esa coincidencia tuviera más relieve que el mismo hecho de que Pablo Casado fuera el niño de Aznar frente a la niña de Rajoy.
Aznar, que no estaba invitado, se impuso a Mariano, que se hizo tan bien el muerto que acabó frito. Su impostada neutralidad era otra de esas artimañas de culo de casino que quedó en evidencia con el careto descompuesto que se le puso a raíz del resultado. Aguda estupefacción la de Rajoy. No le pudo salir peor la jugada. Quería que le heredara Soraya, pero que pareciera un accidente. Y hubo accidente: el abanico, un gag a lo Barrio Sésamo que fue la viva estampa de la nada, el marianismo explicado a los niños.
Qué mal disimulan su soberbia Rajoy y Sáenz de Santamaría. Lo tenían todo y todo lo han tirado. Aún están bajo los efectos del síndrome de la Moncloa. La cabeza de Rajoy todavía no ha salido del restaurante en el que se refugió cuando le clavaron la moción de censura. Lo raro es que esos 3.000 compromisarios del partido les aplaudieran en vez de pedirles cuentas y explicaciones sobre la gestión que les ha conducido del poder a la oposición sin pasar por las urnas.
Entre los ganadores del congreso pepero hay más alivio que contento. La perspectiva de una victoria sorayita les causaba sudores fríos. Pedro J. Ramírez describe en su carta de El Español el sombrío panorama que acechaba a la formación conservadora: "Era un sector del partido afilando los cuchillos contra el otro. El recuerdo del manejo del CNI desde la vicepresidencia y de la inspección tributaria desde el ministerio de Hacienda flotaba en el ambiente. Las fotos de Feijóo con aquel narco, las intrigas de María Pico, las maniobras contra Soria, Guindos y otros miembros del G-8, la utilización del duopolio televisivo y los editores genuflexos... esa iba a ser la pauta de conducta en un PP en el que se borraría hasta el último vestigio de Aznar o Esperanza Aguirre; y quién sabe si hasta estaría mal visto llevar bigote. (...) Pero el voto secreto hizo el milagro. Y de forma aplastante. Al final ha resultado que el PP quería reencontrarse consigo mismo, con los valores regeneracionistas que marcaron su identidad y razón de ser hace un cuarto de siglo. Pablo Casado ha tenido el enorme mérito de despertar esos ideales narcotizados por el nihilismo marianista y la ambición implacable de la huerfanita con pretensiones de madrastra que, durante diez años, ha gestionado la abulia del Estafermo".
En El País, Rubén Amón firma un artículo en el que alude a las consecuencias colaterales del triunfo de Casado y a las causas de la derrota de Soraya: "Le hubiera sido más difícil al líder del PSOE bregar con la ambigüedad política e ideológica de Soraya SS o con el victimismo de género. Y estaría más disputado el caladero del centro, pero la agonía del marianismo ha perjudicado a la heredera. La han abandonado sus propios compañeros, restregándole la gestión de la crisis catalana, sus dossieres del CNI, la soberbia que ha ejercido, el desapego al partido y su perfil continuista".
No hay nadie que escriba a favor de Soraya o bien de Rajoy. Ni siquiera en La Razón, que desde ayer iba con Casado desde el principio. Claro que sí, guapis. Anticipan que la exvicetodo abandonará la política. Estupendo perfil de Isabel Torres, la esposa del flamante, que firman Ángel Luis de Santos y Pilar Ferrer en el diario de Planeta. La prensa catalana resume el relevo en el PP como un giro a la derecha y no se ahorra el epíteto de ultra para calificar al nuevo jefe de la derecha.
Marta Pascal es otra mujer arrojada a la papelera en un sábado negro para el poder femenino. Hizo lo que pudo. El encarnizamiento de Puigdemont con la dirigente empezaba a ser un espectáculo punto desagradable y denigrante. La joven política ha sido triturada. Conmovedora despedida (El Nacional) de Pascal. Tampoco tiene quien le escriba. El PDeCAT se disuelve en la Crida Nacional de Puigdemont. Poco a poco se va borrando el rastro del pujolismo.
En La Vanguardia acuñan dos nuevas corrientes, el "rullismo" y el "turullismo", para abordar la purga en el PDeCAT. Escribe Isabel García Pagan: "Rull, Turull y sus “espejos”, los consellers de Territori, Damià Calvet, e Interior, Miquel Buch, movilizados han sido una de las claves del éxito de Puigdemont en la asamblea. “No se puede ir contra un president y los consellers”, avisaban antiguos dirigentes en el pasillo del Palau de Congressos, sin esconder, no obstante, su incomodidad por las formas empleadas contra Pascal. El viernes por la mañana Pascal intentó un acuerdo con Rull en Lledoners, pero no fue suficiente. A su autoridad política, los exconsellers suman ahora la autoridad moral que otorga la prisión. Desde que el Govern está en marcha, el entorno de Puigdemont ha descubierto que el rullismo funciona como un panzer, tanto en la conselleria de Territori como en el territorio, y que el turullismo les permite enlazar con figuras clásicas del partido y alimentar el relato de la transición hacia esa Crida que tanto ERC como la CUP rechazan".
22 de julio, santoral: María Magdalena, Cirilo de Antioquía, Jerónimo de Pavía y Meneleo de Menat.