El 'president' Salvador Illa, con el ex jefe del Ejecutivo huido Carles Puigdemont
Máxima institucionalidad sin banderas
La cita entre Illa y Puigdemont ocupa las portadas. Se alude a una futura foto de Sánchez. En paralelo, el Gobierno aprobó la quita de la deuda autonómica pactada con Junqueras. Un plan perfecto
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Es probable que al presidente de la Generalitat, Salvador Illa, la tarde de ayer le resultara tan atractiva como una cita con el dentista. Y es que no todo el mundo aprecia los interesantes perfiles de Carles Puigdemont, el hombre que lleva desde noviembre de 2017 esquivando a la Justicia, como Richard Kimble en El Fugitivo.
Para Puigdemont, en cambio, el encuentro con Illa supone el comienzo de una nueva etapa. El precursor de los nómadas digitales, el hombre que rige los destinos de un partido catalán y sostiene la legislatura desde Waterloo, ha alcanzado un cierto estatus de institucionalidad, según la interpretación de algunos medios.
El paso dado por Illa restaura en Puigdemont una cierta condición política. Quedan atrás los tiempos del aventurerismo, las fugas y desapariciones como la de hace poco más de un año. Según sostiene Ernesto Ekaizer en El Periódico, "Puigdemont podrá volver en el primer trimestre de 2026 sin riesgo a ser detenido".

Perfecto. Así cuadra con esto otro que dice Salvador Sostres en el Abc: "Sánchez planea ofrecer a Puigdemont un encuentro en La Moncloa en primavera". Vale, pues ya estaría.

El periodismo es lo que tiene, que no solo se dedica a los hechos acontecidos, sino que va más allá, mucho más allá.
En El País afirman que "Salvador Illa rompe el aislamiento institucional de Carles Puigdemont con el apretón de manos en Bruselas".

La pieza es de Camilo S. Baquero, quien aporta interesantes pinceladas ambientales: "Salvador Illa le cuenta a Carles Puigdemont que ya roza la sesentena y que le gusta mucho correr. El expresident, por su parte, le dice al jefe del Govern que él ya va camino de los 63 y que tiene una bicicleta elíptica en casa".
"A su alrededor, en una pequeña sala de la delegación de la Generalitat en Bruselas, más de una decena de fotógrafos y cámaras trabaja para captar uno de los momentos que marca el inicio del año político y, posiblemente, de la legislatura".
"Aún es pronto para medir las consecuencias del apretón de manos de este martes entre uno de los puntales del presidente Pedro Sánchez y el líder de Junts por Catalunya, pero de entrada el gesto corona la apuesta socialista por restituir la normalidad institucional en Cataluña perdida durante la década del procés".
"Ninguno de los dos, al salir tras la hora y media de encuentro, ha querido hacer declaraciones. Han llegado después, vía sendos mensajes de X. “Hoy me he encontrado con el presidente Carles Puigdemont, tal como he hecho con el resto de expresidents. El diálogo es el motor de la democracia para que Cataluña continúe avanzando. Hoy damos un buen ejemplo”, dice el tuit de Illa".
"Media hora después llegó el de la contraparte: “Hoy vuelve a quedar claro que no vivimos una situación de normalidad”, ha escrito el líder de Junts, tras agradecerle al president y su amabilidad. “Esta reunión se tenía que haber celebrado hace meses y no en Bruselas sino en el Palau de la Generalitat”.
Y: "Ambas partes prefieren, de momento, guardar silencio sobre los detalles de una cita que, efectivamente, culmina con esa ronda protocolaria de Illa pero que, oficiosamente, es un gesto de reconocimiento político a Puigdemont y que justamente llega en un momento en que el Gobierno necesita asegurarse que la suma de partidos que le sostiene no se desmoronará".
Líneas después, Baquero apunta que "el encuentro, solicitado por Illa hace unos días y tras más de un año en el cargo, se ha celebrado en la sede del Gobierno catalán en Bruselas, a pocos pasos del edificio principal de la Comisión Europea y con mucho más lustre si se compara con citas con líderes socialistas como el exnúmero tres del PSOE, Santos Cerdán, o con el propio expresidente José Luis Rodríguez Zapatero".
Y: "No ha sido el único detalle deliberadamente neutro en la escenificación de la cita: la foto oficial ha sido delante de una pared de la segunda planta donde está el escudo de la Generalitat y después del enérgico apretón de manos han pasado a una sala con dos sillas flanqueadas por ficus y las persianas bajadas. Ni una bandera".
La institucionalidad del evento también aparece en La Vanguardia con este titular: "Illa da carácter institucional a la relación con Puigdemont con una cita en Bruselas".

Firman el texto Ana Buj y Luis García: "Con el encuentro, cordial y por espacio de hora y media, el president socialista arranca el nuevo curso político y culmina la ronda de reuniones con sus antecesores que inició al inicio de la legislatura, pero la cita tuvo una lectura dispar según las partes.
Mientras Illa destacó el encuentro como “un buen ejemplo” de que “el diálogo es el motor de la democracia para que Catalunya siga avanzando”, Puigdemont lo situó como un ejemplo de que “no vivimos en situación de normalidad”.
"La reunión entre ambos, que no se conocían personalmente, tuvo lugar en una sala de la segunda planta de la delegación catalana, tras posar para los medios gráficos con un apretón de mano ante un photocall de la delegación con el sello de la Generalitat de Catalunya".
"Sentados en sendos sillones idénticos y sin presencia alguna de las habituales banderas –ni la catalana, ni la española ni la europea–, solo dos grandes plantas a cada lado, Illa y Puigdemont departieron a puerta cerrada, sin que después se diera cuenta del contenido de la conversación por parte de los dirigentes ni sus respectivos equipos".
"Tras la reunión, ambos saludaron juntos y con mucha cordialidad a los trabajadores de la delegación del Govern, y sin hacer declaraciones abandonaron el edificio. Illa, para acudir a la inauguración de una exposición sobre el milenario de Montserrat en el Parlamento Europeo".
"Ayer contaba más la imagen que las palabras, y la foto del encuentro representa la “normalidad política y social” de Catalunya tras los años del procés , según el Govern, que puede abrirse paso sin ambages tras el aval del Tribunal Constitucional a la ley de Amnistía, en su sentencia del pasado mes de junio".
"También representa un reconocimiento político mutuo, algo significativo en el caso del líder de Junts per Catalunya, uno de los aliados de investidura de Pedro Sánchez, sobre el que el Tribunal Supremo bloquea la aplicación de esa amnistía y adjunta un delito de malversación por el referéndum del 1-O".
"El fallo del TC ha sido determinante para que el president socialista, que siempre ha expresado su voluntad de reunirse con Puigdemont, se decidiera ahora por hacerlo. Según la consellera de Territori y portavoz del Govern, Sílvia Paneque, “si hay una fuerza política, un president y un Govern que se ha manifestado a favor de la aplicación inmediata y sin subterfugios de la ley de Amnistía ha sido el PSC, Illa y este Govern”.
Y: "Por tanto, la cita con el líder de JxCat responde, según el Govern, a un gesto de “normalidad institucional” y no a una supuesta voluntad de acercamiento entre Junts y el Govern de la Generalitat, donde no hay visos de una entente por el papel de oposición férrea que practican los posconvergentes en el Parlament, o entre Junts y el Gobierno de Pedro Sánchez, quien sí necesita a la formación de Puigdemont para culminar la legislatura sin grandes sobresaltos".
Como si todo respondiera a un plan perfectamente milimetrado, el Gobierno aprobó ayer la quita de deuda autonómica negociada con ERC. Así que Oriol Junqueras también tuvo su cuota de protagonismo en la agitada jornada.
Así lo resume El Diario: "El Gobierno calma a sus socios catalanes con la quita de la deuda y la rehabilitación política de Puigdemont".

Escribe Arturo Puente: "Carles Puigdemont llevaba meses reclamando al Gobierno una “amnistía política”, lo que a su entender pasaba por rehabilitarle simbólicamente como interlocutor a falta de que los tribunales le apliquen de pleno la amnistía judicial. ERC, por su parte, lleva otro tanto castigando al Ejecutivo de Pedro Sánchez (y de paso al de Salvador Illa) negando su apoyo a los presupuestos hasta que no se avanzara en el cumplimiento de los acuerdos de investidura".
"Con estas dos quejas en el retrovisor, el Gobierno ha decidido dar respuesta, al menos parcial, a las dos. Lo ha hecho casi a la vez: ha elegido el primer martes del inicio de curso y lo ha hecho con dos medidas muy distintas, pero que sirven ambas para afianzar los puentes con dos de las formaciones claves para la mayoría en el Congreso".
"La esperada fotografía de la reunión entre el president Illa y Puigdemont se ha producido a primera hora de la tarde en la sede de la Generalitat en Bruselas. No ha habido declaraciones, aunque los equipos de ambos habían deslizado horas antes sus propias interpretaciones".
"Para el Govern, se trata de un encuentro dentro de la normalidad institucional con un expresident que, además, es líder de la oposición. Para Junts, según ha deslizado su secretario general, Jordi Turull, el encuentro llega “tarde” y, a su parecer, no responde al criterio propio de Illa sino al interés de Pedro Sánchez".
"En Junts siempre han explicado que la rehabilitación política que Puigdemont reclama no tiene que ver con una mera fotografía sino con un encuentro con contenido político, que ellos ven más idóneo con Sánchez. Illa es, en cambio, un premio de consolación que nadie descarta, ni siquiera el Govern, que pueda ser la antesala de otras reuniones".
Líneas después, Puente señala que "la reunión de president y expresident también responde a una de las inquietudes de Junts que, tras el terremoto por la caída en desgracia de Santos Cerdán en junio pasado, se preguntaba cómo continuaría su relación con el PSOE, habida cuenta que el navarro era uno de sus principales valedores".
"La respuesta del Gobierno a las dudas de Puigdemont ha sido poner más carne en el asador de la negociación de Bruselas. Primero, con la intercesión del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y, después, con una visita de Illa que en el Govern no contemplaban solo hace unos meses".
"El mensaje que Moncloa quiere enviar es que siguen tomándose tan en serio como el primer día la relación con Puigdemont y los suyos, un partido que es clave para decantar la mayoría en el Congreso y que, si bien no lo ha puesto fácil en los últimos dos años por votaciones en las que se ha alienado con la derecha del PP y Vox, tampoco ha sido un partido que se haya llegado a descolgar nunca del acuerdo con el Gobierno".
En cuanto a Junqueras y la quita de la deuda, se dice en la crónica que "ERC está satisfecha del paso dado, indispensable pero no definitivo, porque tras la aprobación por parte del Consejo de Ministros se inicia la siempre complicada andadura en el Congreso. Con todo, los republicanos vienen advirtiendo de que “liberar” a la Generalitat de la carga del FLA es solo una de las muchas medidas que esperan de los socialistas en cuestión de financiación".
Mientras Illa y Puigdemont reconectan vías políticas hasta ahora cortocircuitadas, la ANC sigue en su deriva surrealista y llama, según El Mundo, a "ocupar en masa las instituciones" y "preparar un embate más fuerte" que el 1-O.
Ahí es nada. La información es de Gerard Melgar: "La Asamblea Nacional Catalana (ANC) calienta motores a menos de dos semanas de la Diada y llama a "salir en masa a ocupar las instituciones, impulsar la desobediencia civil organizada y conseguir la ruptura política, institucional y social con España".
"En un manifiesto publicado hoy (por ayer), la ANC acusa a los partidos independentistas de haber "agachado la cabeza". Señala la entidad que sus dirigentes "han escogido la vía de la sumisión en lugar de la confrontación democrática".
"La amnistía es un fraude. El catalán en Europa es humo. El traspaso de Rodalies, una broma. Y la financiación singular es una burla disfrazada de concesión", reprocha recordando los principales acuerdos alcanzados por Junts per Catalunya y Esquerra Republicana con el PSOE desde 2023, con los pactos para las investiduras de Pedro Sánchez y, después, de Salvador Illa".
Sí, señor. Y los reyes son los padres. Hablando claro la ANC.
Quienes también hablan claro son algunos columnistas de la cuerda indepe sobre el colectivo argentino en Cataluña.
"La prensa independentista, en campaña contra los argentinos de la comunidad por su 'catalanofobia'", destaca un titular de Vozpópuli.

La nota es de Óscar Benítez: "El primero en abrir fuego fue el exdirector de TV3 Vicent Sanchis. En un artículo en 'Nació Digital' titulado 'La mala memoria de algunos argentinos', Sanchis advirtió de que, en los últimos meses, un colectivo ha exhibido "de manera descarada conductas soberbias" y "exhibiciones de intransigencia de manual"".
"Y aclaró: "Todos ellos son argentinos y todos ellos reivindican la 'libertad' de no entender el catalán porque están en el 'reino de España'. El tono y los argumentos son comunes a los de la extrema derecha española". Acto seguido, atribuyó su conducta a que "alguien que se siente superior no tiene ninguna necesidad de entender o hablar el idioma de alguien que considera inferior. Ni la necesidad, ni las ganas"".
"Con todo, puntualizó que no todos los argentinos son iguales, y citó a tres: Patricia Gabancho, Albano Dante-Fachín y sor Lucía Caram —todos ellos, de adscripción independentista—".
"Días después, y en una columna mismo diario, el exvicepresidente catalán, Josep Lluis Carod-Rovira, achacó el "extremismo" españolista de los argentinos en Cataluña a su falta de cultura histórica. "La actitud de algunos argentinos en Cataluña, contrarios a la normalidad de uso del catalán en el propio territorio, donde es idioma oficial y apoyando a los planteamientos españolistas más extremos", explica Carod-Rovira, "contrasta con el posicionamiento otros argentinos favorables a los derechos del país que los ha acogido y comprometidos con esta causa"".
"Y es que, coligió que estos argentinos poseen un "desconocimiento absoluto del papel de tantos catalanes en la independencia de su país". Y, tras citar los ejemplos de Matheu, Larrea, Parera, Morera y Corretger, sentenció que son "datos que ciertos argentinos tendrían que conocer", por respeto hacia esos catalanes y al "país que los ha acogido"".
"Más lejos aún fue el articulista de La República Carles Heredia. Que, a raíz del caso Dellaostia, recordó días antes que en "Argentina, en 1919, hubo un pogromo contra judíos y catalanes, con más de 1.000 muertes según diversas fuentes". Y aseguró: "A los judíos (rusos) les acusaban de comunistas y a los catalanes, de anarquistas".
No podía faltar aquí la aportación de Joel Joan, de quien son estas palabras: "Los argentinos que no hablan catalán se enfadan porque eso saca lo peor de ellos mismos y el facha que llevan dentro, y no se gustan. Es un problema de ego y coquetería".
3 de septiembre, santoral: Gregorio Magno, papa y doctor, Sándalo, Basilisa, Serapia, Eufemia, Dorotea, Tecla, Erasma, Aristeo, Mansueto, Constantiniano y Simeón estilita joven.