El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (i), y el expresidente Carles Puigdemont (d), ofrecen una rueda de prensa tras su primer encuentro presencial desde la toma de posesión del nuevo Govern, en Waterloo / EFE

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (i), y el expresidente Carles Puigdemont (d), ofrecen una rueda de prensa tras su primer encuentro presencial desde la toma de posesión del nuevo Govern, en Waterloo / EFE

Política

El Govern entra en barrena

Solo los intereses partidistas mantienen vivo una pacto donde Aragonès necesita tiempo para afianzar su liderazgo, mientras JxCat no renuncia al poder: las elecciones municipales serán decisivas

15 septiembre, 2021 00:00

Cada crisis de ERC y Junts per Catalunya (JxCat) parece definitiva. Y la de ayer demostró la falta de lealtad de los neoconvergentes hacia el presidente de la Generalitat. Así lo dijo el propio Pere Aragonès, después de que sus socios dinamitaran la mesa de diálogo, la gran apuesta de los republicanos para dar salida al conflicto político catalán. Pero, a día de hoy, la coalición se mantiene, aunque solo los intereses partidistas mantienen vivo ese pacto y hoy, ambos partidos visualizarán unidad acompañando a Roger Torrent y a tres exmiembros de la Mesa del Parlament a declarar ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por supuesta desobediencia.

Tal como publicó Crónica Global, el empeño de JxCat de colocar a dos indultados en la mesa de diálogo, y la posterior negativa de Aragonès, abrió el debate en el partido neoconvergente sobre la ruptura con ERC para forzar elecciones anticipadas. La propuesta respondía a una operación del secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, por aupar a Jordi Turull, exconsejero de Presidencia y uno de los condenados por el referéndum del 1 de octubre, quien se postula para liderar el partido. Finalmente, el debate quedó en nada, debido al rechazo e indignación de algunos dirigentes neoconvergentes.

Así, mientras Aragonès intenta ganar tiempo para afianzar su liderazgo, tanto a nivel de partido como en un Palau de la Generalitat todavía controlado por la antigua CDC, Junts no quiere renunciar al poder, pero recurre a un "postureo" --así se ve en ERC sus envites contra la mesa de diálogo-- para retener el voto del independentismo más recalcitrante. Pero las divergencias existentes entre los dos partidos trascienden el terreno de los identitario y afectan ya a la gestión, como se ha podido comprobar en la fallida ampliación del aeropuerto de El Prat. Un proyecto apoyado por JxCat, pero que ERC siempre rechazó, lo que ha puesto en pie de guerra a un sector empresarial que un dia creyó en el cambio de rasante de Aragonès. 

Dar una oportunidad a la mesa de diálogo

Fuentes de ERC insisten en dar una oportunidad a la mesa de diálogo "ver cómo evoluciona y, sobre todo, gestionar los envites de JxCat y la CUP". Admiten que los ataques del partido de Carles Puigdemont se repetirán en el futuro, y que la presión de los antisistema preocupa. Tanto por los efectos que puedan tener en esta legislatura, como ante un eventual cambio de socios si, finalmente --algo que, hoy por hoy, no se contempla-- Junts abandona el Govern. Ante ese escenario, ERC volvería a tantear un mandato en solitario, con apoyos de En Comú Podem y los cupaires.

"Las elecciones municipales marcarán un antes y un después", añaden esas fuentes. Será entonces, en función de los resultados de esos comicios, cuando los republicanos se planteen un cambio de socios. Eso ocurrirá en 2023, año en el que se podría producir una "tormenta perfecta" a nivel electoral, pues acaba el plazo de dos años que se han dado ERC y CUP para monitorizar sus acuerdos.

PSC renuncia a hacer leña del árbol caído

¿Se plantea ERC recurrir al PSC? El futuro líder de esta formación, Salvador Illa, mantuvo ayer un perfil bajo ante la enésima crisis del Govern. No hubo ensañamiento. Tampoco fue necesario porque, desde la perspectiva de los socialistas, los independentistas se están destrozando solos y no hace falta hacer leña del árbol caído.

“PSC pretende pescar en río revuelto”, afirman los partidarios de mantener el veto a Illa desde ERC. Descartados los presupuestos de la Generalitat para 2021, Aragonès tiene tiempo hasta el año próximo para negociar la ley más importante de toda legislatura, mientras intenta poner sordina a los aspavientos rupturistas de JxCat.