El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y Miquel Iceta, el primer secretario del PSC / FOTOMONTAJE DE CG

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y Miquel Iceta, el primer secretario del PSC / FOTOMONTAJE DE CG

Política

El Gobierno socialista potencia el papel opositor de Iceta al independentismo

El líder de los socialistas catalanes ejerce ya de interlocutor y come terreno a Arrimadas en el cuerpo a cuerpo con Torra

7 junio, 2018 00:00

“Miquel, has superado muy bien la sesión de control a la que te ha sometido Torra”, bromeaba ayer un compañero de filas del líder del PSC en los pasillos del Parlament. De esta forma, el diputado resumía el creciente protagonismo que Iceta ha adquirido en los últimos días, no solo por el nuevo Gobierno socialista en España, que le ha convertido ya en interlocutor, sino en el decreciente papel opositor de Inés Arrimadas.

Dicho de otra manera, es Iceta quien protagoniza el duelo verbal entre el presidente de la Generalitat con la oposición, a pesar de que es Arrimadas quien ganó las elecciones. Tal es así que, durante el pleno celebrado ayer –el primero en el que Quim Torra daba explicaciones a los grupos parlamentarios--, parecía que era el primer secretario del PSC quien se sometía a una sesión de control.

El desconcierto secesionista

Algo se mueve en el Parlament, como no podía ser de otra manera, tras el cambio de Gobierno en España. La victoria de Pedro Sánchez en la moción de censura contra Mariano Rajoy ha desconcertado a los independentistas. Se han visto obligados a apoyarla, a pesar de haber incluido siempre al PSOE en el “tripartito del 155”.

Pero es que, además, su estrategia de victimismo contra el PP, que durante años ha sostenido su discurso independentista y que incluso le permitió hacerse con el voto anti-Rajoy, ha quedado muy tocada. Y si se tiene en cuenta el perfil muy identitario y poco profesionalizado del equipo de Torra, impuesto por Carles Puigdemont, es evidente que tienen las de perder en una dialéctica parlamentaria que, a partir de ahora, hablará de cambio, de desbloqueo y de diálogo con el nuevo Gobierno socialista.

Los progresos de Arrimadas

Miquel Iceta ya ejerce de interlocutor de Pedro Sánchez. Y también de jefe de la oposición, con solo 17 diputados, a pesar de que ese cargo lo ostenta oficialmente Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, que ganó las elecciones del 21D con 36 electos, pero que no tiene mayoría parlamentaria.

Los independentistas nunca han reconocido esa posición a Arrimadas, a pesar de haberse revelado con el paso del tiempo como una parlamentaria incisiva y fuerte en el cuerpo a cuerpo. Pero su discurso, muy centrado en el sentimiento y en los temas identitarios, había convertido los duelos dialécticos con Quim Torra en excesivamente previsibles. El presidente catalán sabe que, tarde o temprano, tendrá que sentarse a dialogar, previo “pacto interno” de los partidos catalanes, dice Miquel Iceta.

Una proposición que no puede rechazar este presidente por accidente, a quien se le ha encomendado el objetivo de gesticular, sin que, de momento, haya vuelto a las andadas rupturistas.

Guion sentimental

Arrimadas no se sale del guion pilotado por Albert Rivera, muy dirigido al sentimiento, lo que, unido a la falta de un gran gesto de reafirmación como ganadora de las elecciones –así se lo reprochan algunos sectores empresariales--, da alas a Iceta, empeñado en romper una política de bloques en Cataluña. “Si fue posible hacerlo para sacar a Rajoy de la Moncloa, ¿por qué no vamos a poder hacerlo aquí?”, se preguntaba ayer en el hemiciclo el líder de Catalunya en Comú, Xavier Domènech.

A diferencia del PP, que nunca ofreció propuestas alternativas al independentismo, los socialistas sí tienen proyecto. Un nuevo Estatut, reforma constitucional, mayorías cualificadas para avanzar en los consensos territoriales... Ideas que no seducen a los separatistas más recalcitrantes, pero que son puntos de partida. Y lo saben.

Y capacidad de establecer alianzas de cara al futuro con los comunes e incluso con ERC si, finalmente, culmina su giro hacia posiciones más integradoras. Arrimadas, hasta ahora, no ha sabido o no ha podido tejer complicidades. Con un PP relegado a una posición marginal y con las fuerzas progresistas catalanas puestas de perfil, Ciudadanos va a tener muy difícil recuperar posiciones.