Gala Pin, exconcejal de Ciutat Vella y Participación, en un acto de Barcelona en Comú / CG

Gala Pin, exconcejal de Ciutat Vella y Participación, en un acto de Barcelona en Comú / CG

Política

"¿Estamos locos o qué?", grietas en BComú por el acercamiento a Valls

El partido de Ada Colau se tensiona por los pactos tras salir derrotado ante Ernest Maragall (ERC) de las elecciones municipales del domingo 26 de mayo

28 mayo, 2019 11:09

"¿Estamos locos o qué?". Con estas palabras se ha expresado hoy martes, 28 de mayo, la concejal en funciones de Ciutat Vella y Participación de Barcelona, Gala Pin. La antisistema, uno de los pesos pesados de Barcelona en Comú, el partido de Ada Colau, ha valorado un posible pacto a tres entre los comunes, el PSC y Manuel Valls (Barcelona pel Canvi-Ciutadans) que apee a Ernest Maragall (ERC) de la alcaldía.

En un tuit en su cuenta oficial de la red de los 280 caracteres, la edil, que fue del círculo cercano a Colau, amagó con dimitir, y finalmente concurrió en un puesto discreto de la lista (el 37), se ha significado contra la entente a tres. "Vamó a ver, gente (sic). No se va a pactar con Valls, estamos locos o qué?", ha aseverado. Su mensaje ha provocado un terremoto en el entorno de los comunes, ya que ha interpelado directamente a Raimundo Viejo, exdiputado de En Comú Podem en el Congreso, que ayer lunes se mostró favorable a un pacto BComú-PSC-Valls. "La pregunta es si ERC va a pactar con la derecha de JxCat o si acepta un gobierno amplio de izquierdas", ha agregado minutos después ante el revuelo generado.

Viejo y Coscubiela piden alejarse de ERC

El duro tuit de Pin ha coincidido con mensajes enviados en la dirección contraria. Pesos pesados del espacio de izquierdas como el exdiputado en el Parlament y exsecretario general de CCOO, Joan Coscubiela, han alertado hoy de que "las declaraciones de Maragall en relación a la alcaldía y los proyectos anunciados por Joan Canadell en la Cámara de Comercio tienen la misma filosofía. Poner las instituciones públicas de todos al servicio de un modelo de país que representa solo a una parte. ¿Quién representa a la sociedad?", se ha preguntado el también profesor universitario.

El exelecto en el Congreso de Diputados y también académico, Raimundo Viejo, ha aportado también hoy más elementos a la operación para evitar que los independentistas tomen el Ayuntamiento de Barcelona igual que han hecho con la Cámara de Comercio. "Quienes andan diciendo que Colau pactará con Valls, o no entienden cómo funciona la formación de gobierno o tienen claros intereses en subordinar BComú al procés. Ese es su problema, no el de quienes aspiramos a una Barcelona que es de mayoría progresista y no independentista", ha aclarado Viejo. "Si para Valls es mejor un ayuntamiento de Colau y Collboni que Maragall, y facilita la investidura de la primera como alcaldesa, el problema es de quien pretende investirse con JxCat, no de Colau", ha agregado.

Direcciones contrarias

Los navajazos en Barcelona en Comú llegan después de que el candidato más votado a la alcaldía de Barcelona, Ernest Maragall, y la actual alcaldesa en funciones y segunda en los comicios, Ada Colau, verbalizaran su intención de pactar, aunque en direcciones contrarias. El primero sugirió una triple entente entre ERC, BComú y JxCat. La segunda, un gran acuerdo de izquierdas entre ERC, BComú y el PSC. Los acuerdos son excluyentes entre sí, por lo que obligará a los fontaneros de todos los partidos a esmerarse para encontrar una fórmula que sirva para elegir a un alcalde.

Según la normativa vigente, éste sería Maragall, el aspirante más votado, salvo que los partidos de la oposición encumbren a otro candidato alternativo que logre más de 21 apoyos, el umbral de concejales que da la mayoría en el plenario municipal de Barcelona. Este escenario sería solo posible si Colau arañara los votos de Jaume Collboni (PSC) y parte o la totalidad del de los concejales de Barcelona pel Canvi-Ciutadans, la plataforma amplia de Manuel Valls. También sería posible una entente tipo Borgen o candidato alternativo no vencedor que concitara el mismo consenso en la figura de Collboni o, incluso, un concejal que no fuera el cabeza de cartel (como Joan Subirats, número 2 de los comunes), siempre que contara con al menos 21 apoyos.