El 21D pone a prueba la fuerza (o no) de Torra
Las protestas contra el Consejo de Ministros son el termómetro de futuras movilizaciones, pero también medirán la capacidad de control de los CDR que tiene el 'president'
15 diciembre, 2018 00:00“El Govern está actuando con una gran irresponsabilidad en materia de seguridad. Pero también pone a prueba su capacidad de movilizar a sus bases electorales”. Quien habla es un mando de los Mossos d’Esquadra en referencia a las manifestaciones convocadas por el activismo radical para el próximo 21 de diciembre, coincidiendo con la reunión del Consejo de Ministros en Barcelona. A los autodenominados Comités de defensa de la república (CDR), el brazo activista del Govern, y la Assemblea Nacional Catalana (ANC) se ha sumado Arran, cuyos integrantes son conocidos como los cachorros de la CUP. Quieren provocar el caos en la ciudad. Pero, para ello, necesitan un apoyo masivo.
Imagen del cartel amenazante de los CDR contra el Consejo de Ministros de Barcelona el 21 de diciembre
Y es ahí donde la estrategia de Quim Torra, que ha bendecido las protestas contra el “Estado opresor”, puede fallar o acertar. Inmerso en una desesperada estrategia victimista, que incluye la huelga de hambre de los independentistas presos –el traslado a la enfermería de Jordi Turull, encarcelado en la prisión de Lledoners, encendió ayer las alarmas--, el independentismo irredento quiere llegar a las próximas elecciones catalanas con sus bases agitadas. El juicio a los responsables del procés será uno de los momentos álgidos. Comenzará el próximo martes, aunque sin la presencia de los acusados, dado que se trata de una sesión dedicada a las cuestiones previas y alegaciones de las partes.
Torra ciñe su futuro a las sentencias del 1-O
Torra ha ceñido su futuro a las sentencias del 1-O, que no se esperan antes de las elecciones municipales. Dice que dimitirá si son condenatorias. De ahí que el 21D, aseguran estas fuentes policiales, sea un termómetro de esa capacidad de movilización de Junts per Catalunya. Una formación superada por ERC en las encuestas de intención de voto y a la que solo le queda el tirón que todavía tiene Carles Puigdemont, el “presidente legítimo” fugado en Waterloo.
Protesta de Mossos d'Esquadra en el centro de Barcelona
Los escenarios de cara al 21D están muy abiertos, aseguran esas fuentes policiales. La Consejería de Interior ha movilizado a 8.000 agentes, mientras que el Gobierno español, que tras la experiencia del referéndum del 1-O no se fía de la reacción de la policía autonómica, ha destinado a mil antidisturbios más del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y la Guardia Civil a Cataluña a partir del martes 18. Los Mossos llegan a esa convocatoria en plena negociación sobre sus condiciones laborales, no atendidas de momento por la Consejería, que, tal como avanzó este medio, parece buscar la repetición de las cargas del 1-O obligando a intervenir a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado minando la moral de una policía autonómica harta de politización. Se avecina una “gripe azul”, esto es, una petición masiva de bajas policiales para no acudir a trabajar el 21D, ya que los agentes de los Mossos no tienen derecho a la huelga.
ERC se desmarca
La apuesta de Torra es tan arriesgada que ERC se ha desmarcado. Los socios de JxCat en el Govern cuestionan el escrache al Consejo de Ministros y apuestan por destensar la situación. Una de las vías posibles sería la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra que ayer planteó oficialmente el Gobierno español. El Govern se resiste, aunque responde que siempre está abierto al diálogo. De momento le pueden más el orgullo identitario y visualizar un plante al presidente español. Ni los CDR ni la ANC quieren ver la foto de Torra “dialogando” con Sánchez. El presidente, teledirigido desde Waterloo, se presta a ejercer ese papel más activista que institucional. El penúltimo ardid de los gurús secesionistas es precisamente forzar la intervención de Policía Nacional y Guardia Civil. “Torra tiene un problema y no lo sabe. Esto se le puede ir de las manos y no será capaz de contener a los radicales si, finalmente, opta por la sensatez”, explica el citado mando.
Protesta de Mossos d'Esquadra en el centro de Barcelona
Esa es la irresponsabilidad a la que apunta la policía catalana. Mientras el consejero de Interior, Miquel Buch, afirma que la seguridad está garantizada, los sindicatos sostienen lo contrario en un vídeo posterior a la ruptura de las negociaciones que, el jueves, derivaron en el encierro de agentes en la sede de la Consejería de Interior.
Semana decisiva, por tanto, la que arranca el próximo lunes. Tanto en lo que respecta a la tranquilidad ciudadana, como al futuro político de Quim Torra.