Gabriel Rufián, Oriol Junqueras y Joan Tardà, políticos de ERC

Gabriel Rufián, Oriol Junqueras y Joan Tardà, políticos de ERC Fotomontaje CG

Política

Tardà presiona a Junqueras para una coalición catalana que calme las ambiciones de Rufián

El presidente de ERC habría sido tajante rechazando cualquier alianza electoral más allá de la que tradicionalmente comparten con la izquierda 'abertzale' y otras fuerzas en el Parlamento Europeo

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Los planes de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián siguen muy alejados. La corriente que persigue una coalición amplia con todas las izquierdas de España y la que aspira a convertir a ERC, en solitario, en un partido moderado, capaz de desintegrar a Junts por el centro, son incompatibles. Y el veterano Joan Tardà, próximo a ambos, se ha propuesto mediar antes de una eventual ruptura.

El congreso en el que el actual presidente de los republicanos venció a los llamados roviristas, que pretendían renovar el partido, resultó menos traumático de lo previsto. Muchos de los partidarios del tándem que presentaban Xavier Godàs y Alba Camps siguen ocupando responsabilidades, especialmente a nivel institucional. Y las voces que enmiendan el apoyo de la formación a los gobiernos socialistas en Cataluña y en Madrid son absolutamente minoritarias, al menos por ahora.

La discordia, así pues, la encarna el polémico líder de ERC en el Congreso de los Diputados. Una figura "demasiado mediática" para el gusto de Calàbria -una sede que apenas pisa- y muy bien valorada entre votantes del resto de España. Un verso libre a priori autorizado con, por contra, una obsesión que supone el principal quebradero de cabeza de la dirección, que busca tranquilidad y cohesión mientras las encuestas, que le parecen ajenas al auge de la ultraderecha, le sonríen. 

La lectura española

Para Rufián, el drama principal es que el PP alcance la Moncloa de la mano de Vox. Los sondeos aseguran que así sucederá tras los sucesivos escándalos de corrupción que salpican al Gobierno. Y el diputado de Santa Coloma, afincado en el País Vasco, pretende remediarlo con una coalición donde quepan los independentistas de izquierdas –ERC, EH Bildu y BNG–, regionalistas como Compromís o Més y partidos de ámbito estatal como Podemos, Izquierda Unida o Sumar. 

Un frente popular que, si bien no debería repercutir electoralmente en el espacio que ya ocupan los republicanos, los Comuns –integrados en Sumar– y la CUP en Cataluña, sí conseguiría con Rufián como candidato –según desean muchos de los que pretenden que salga adelante la propuesta– restar votos a la derecha en territorios con menos tradición de voto a la izquierda del PSOE. Unas siglas unificadas que movilicen, por ejemplo, en Murcia, las dos Castillas o Extremadura.

Junqueras, contundente

Junqueras ha rechazado esta idea desde el primer momento. Su entorno apunta que puede diluir la marca de ERC, y que perdería su actual fuerza para negociar de forma individual. Los objetivos de la cúpula republicana van más allá de "frenar a la ultraderecha", apuntan que Rufián "gusta mucho en España, pero aquí no tanto", y que "no tiene sentido" desde el punto de vista catalán, al no tratarse de una circunscripción única como sucede en las elecciones europeas.

En este contexto, los republicanos concurren desde hace años junto a otras fuerzas nacionalistas, con las que mantienen, en cualquier caso, una estrecha colaboración en muchos ámbitos. También a la hora de sostener al Gobierno de Pedro Sánchez de forma conjunta. Han hablado de este tema, naturalmente, y EH Bildu y BNG parecen compartir más la visión del exvicepresidente del Govern que la del líder del grupo parlamentario. Por lo que la coalición periférica es, a día de hoy, inviable.

La tercera vía de Tardà

Mientras, Podemos y Sumar, hundidos en las encuestas, aplauden la iniciativa. Y el propio Rufián no deja de insistir. Tanto en privado como en público. Tanteando incluso la opción de desmarcarse de ERC y aventurarse él sólo, con el incendio que esto podría suponer en la formación. De ahí que Tardà, padre político del diputado, haya entrado en escena con el proyecto Àgora Republicana, que propondrá una coalición únicamente catalana a los órganos y las bases de la formación.

El veterano exlíder de ERC en Madrid, que defiende habitualmente las ideas de Rufián en medios de comunicación y también apoyó a Junqueras en el congreso, opta por un frente común, pero sólo con los Comuns y la CUP. Una unidad de las izquierdas catalanas para las próximas elecciones generales que también podría repetirse en el Parlament. Y que tiene el reto de desligar al partido de Jéssica Albiach del de Yolanda Díaz, aunque es una opción que ya estaría sobre la mesa.

Igualmente complejo

Más allá de lo que votarían unos y otros en un hipotético referéndum, las diferencias ideológicas entre ERC, Comuns y CUP no son excesivamente amplias. Pero los objetivos de cada uno –desde el espíritu históricamente combativo de los anticapitalistas hasta la vocación de gobierno de David Cid y los suyos, con ministros en el actual Consejo– suponen un escollo insalvable. También para Junqueras, que sólo tiene una obsesión: pelear por llegar a la Generalitat en 2028.

Para ello, en sus planes está proyectar al partido republicano como una opción moderada. Repite de forma insistente la necesidad de alcanzar "acuerdos amplios" y trabaja con similar énfasis su agenda social con la empresarial, donde el de Sant Vicenç dels Horts siempre ha tratado de tener buenos contactos. Su plan es presentarse sin compañía, pero también evitar posibles aprietos.