El presidente de Junts, Carles Puigdemont, en una rueda de prensa

El presidente de Junts, Carles Puigdemont, en una rueda de prensa Glòria Sánchez Europa Press

Política

El pujolismo se moviliza para 'salvar' a Junts

Antiguos dirigentes convergentes presionan a Waterloo para influir en la línea del partido tras la ruptura con el PSOE, con el objetivo de aislar a los 'octubristas' y desactivar a Aliança Catalana de cara a las elecciones municipales

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La ruptura de Junts con el Gobierno, de consecuencias todavía imponderables en la política española, parece haber abierto la veda a que múltiples voces de la antigua Convergència, hasta la fecha relativamente al margen de la deriva de su partido heredero, quieran poner orden. Se creen las encuestas que dejarían a su centroderecha nacionalista en mínimos históricos, y desconfían de la capacidad de los dirigentes de Waterloo para arreglar los múltiples problemas que acumulan.

El más urgente de ellos pasa por el auge de Sílvia Orriols y su Aliança Catalana, que crece principalmente por su discurso antiinmigración –que algunos alcaldes posconvergentes querrían adoptar–, pero también a partir de la falta de credibilidad desde la óptica independentista, ya que su discurso octubrista no coincide con el pactismo que llevó a Junts a negociar con el PSOE, investir a Pedro Sánchez y, ahora, a gesticular por los incumplimientos socialistas.

Aliança Catalana se nutre de esta maniobra posconvergente al no dejar de ser un fracaso reconocido, y celebra su capacidad de forzar al partido de Carles Puigdemont a renunciar a su principal activo político –una decisión precipitada para muchos–, y además quedándose a medias, sin una moción de censura a la vista. Un hándicap, el de tener que bailar al son de los demás, que el pujolismo nunca tuvo. Y que los veteranos de Junts quieren ayudar a revertir en este nuevo ciclo.

Algunos se han puesto en contacto con Bélgica estos últimos días, trasladando su disconformidad con la ruptura con el PSOE, pero poniéndose a disposición del expresident Puigdemont. También lo han hecho, en esta línea, representantes del empresariado. Otros, como el alcalde de Figueres, Jordi Masquef, han optado por mostrar su rechazo a los planes del prófugo de forma pública, alegando que un partido debe ser percibido por el votante como "útil" y defendiendo acuerdos, aunque sean menos ambiciosos, tanto con el Gobierno como con el Govern socialista

Próximas elecciones

Pese a que pactar con PP y Vox queda finalmente descartado, a Junts le interesa que las elecciones generales --en las que a priori Orriols no concurre-- se celebren antes que las municipales. El boicot a todas las leyes del Gobierno que anunció Míriam Nogueras en el Congreso de los Diputados la pasada semana va en la línea de forzar que esto suceda con la mirada puesta en recuperarse de cara a 2027, donde Aliança irrumpirá con mucho impulso.

La estrategia para los comicios locales ya está en marcha en algunas latitudes, como explicaba ayer este medio en el caso de Manresa, donde el papel del expresident Artur Mas ha sido decisivo. Encontrar una fórmula convincente respecto a la multirreincidencia sin caer en tópicos de la ultraderecha y fijar un candidato solvente para Barcelona –siguen soñando con un perfil parecido al de Xavier Trias, pero todo apunta a Josep Rius– son los objetivos principales.

Los pragmáticos

El papel de los llamados pragmáticos, grupo que internamente sigue liderando Jaume Giró, está llamado a ganar protagonismo mientras que, pese a que el liderazgo de Puigdemont sigue fuera de toda duda, la discrepancia ya no es tan tabú como antes. El exconseller, que dejó su escaño en el Parlament después del verano precisamente por no compartir los planes de la cúpula, sigue moviéndose para articular una mayoría alejada de los octubristas

De esta tesis, que defiende una renovación dentro del propio partido y sin "experimentos" con otras siglas, también se han hecho eco recientemente opinadores y tertulianos cercanos al extinto PDECat. Y por ahora en Junts se limitan a repetir que Aliança Catalana es una "enmienda a la totalidad" del legado de Jordi Pujol. Una figura que, para muchos y más allá de sus problemas judiciales, marca el único camino posible para el partido de Puigdemont.