Fotomontaje de Carles Puigdemont, Jordi Turull, Salvador Illa y Pedro Sánchez

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Política

Junts responsabilizará a Illa de su ruptura definitiva con el PSOE

El 'no' del Congreso a la cesión de competencias migratorias constata la falta de recorrido de los acuerdos entre socialistas y posconvergentes, que aspiran a 'tutelar' al Govern a cambio de seguir apoyando a Sánchez hasta que regrese Puigdemont

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Era una de las últimas cartas de Junts tanto para frenar el avance de la extrema derecha independentista, que amenaza con birlarles hasta 14 de sus 35 diputados, como para justificar ante su parroquia su sostenido apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez. Y les volvió a salir rana.

Con los votos de Podemos y algunos miembros de Sumar, el Congreso de los Diputados tumbó ayer la cesión de competencias migratorias a Cataluña. Un nuevo revés, casi letal, para unos posconvergentes que se las tuvieron con los de Ione Belarra entre acusaciones cruzadas de "racismo" y "catalanofobia" pero también con el PSOE, a quien señalan en privado por no haberse movido lo suficiente para que el traspaso lograra una mayoría parlamentaria.

"Decisión definitiva" en Navidad

"Los acuerdos con Sánchez se han quedado sin recorrido", apunta una importante figura del partido, "pero todavía no se dan las condiciones para romper definitivamente". Todo depende del regreso de Puigdemont, que se efectuará antes de Navidad si se cumple lo que el expresidente Zapatero, por poco creíble que pueda sonar, le prometió en su última reunión en Suiza

Hasta entonces, en cualquier caso, no se tomará la "decisión definitiva" de la que hablaba ayer Turull, que tampoco tiene por qué implicar un adelanto electoral al haber advertido Moncloa en reiteradas ocasiones que su intención es agotar la legislatura con o sin presupuestos. Quedando completamente descartada, asimismo, una moción de censura de la mano de PP y Vox.

Tutelar al Govern

Por ahora, la estrategia de Junts pasa por subir el tono en el Parlament con la intención de sumar a Salvador Illa a una ecuación de la que siempre había quedado excluido a petición del propio partido. Y así lo habrían trasladado, vinculando su apoyo al PSOE a que el Govern "frene su estrategia desnacionalizadora" y a sabiendas de que el president no está abierto a aceptar ningún tutelaje.

Se trata de plan en el que ya trabajan desde hace semanas, pero acelerado tras constatar que ni Junts ni los socialistas esperan nada del otro más allá de la amnistía. Y más, tras la demoledora encuesta del pasado domingo, que cuando menos invita a los posconvergentes a replantearse un futuro que pasará por un cambio de liderazgo pero, de nuevo, siempre tras la vuelta del expresident

Illa sigue con su agenda

El Govern seguirá con la legislatura como hasta ahora, dando la bienvenida al partido de Puigdemont si lo que éste pretende es implicarse en la gobernabilidad catalana y rechazando, en efecto, cualquier chantaje. Tampoco Sánchez tiene intención de pedirle nada a Illa, y la realidad es que no hay propuestas sobre la mesa. Sólo la búsqueda de excusas que suenen mínimamente convincente.

Este es el modus operandi del partido en los últimos tiempos, más allá de que sus argumentos en favor del traspaso de competencias migratorias fueran ampliamente compartidos, entre otros, por los gobiernos de aquí y de allí, como la oficialidad del catalán en la UE o, asimismo, una financiación singular a la que deberán decidir si se suman o si se quedan solos rechazándola por poco ambiciosa.

Aliança Catalana, pisando los talones

Junts también explorará próximamente nuevos matices ideológicos en respuesta a la grave crisis que atraviesa la formación, de la cual por otra parte menosprecian el impacto. Consideran, eso sí, que han desatendido los valores tradicionales que hicieron de la Convergència que pretenden ser un partido hegemónico. "La sociedad no sólo tiene derechos, también deberes", apuntan tímidamente.

"Todos contra Junts"

Con todo, la sensación de que "el mundo va contra Junts" sigue predominando en el pasaje Bofill de Barcelona. Ahora también un Podemos con el que en su día se llegó a coquetear. Ingenuamente aspiran a que Illa, cuyo primer año de mandato también ha sorprendido positivamente a votantes de Junts, haga méritos para entrar en la lista negra de Waterloo. La semana que viene, en el primer pleno del curso, empieza la jugada.