
El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, durante el pleno monográfico de Rodalies este martes
Illa supera el primer embrollo de la legislatura
El presidente de la Generalitat comparece en el Parlament para responder ante el caos ferroviario de Rodalies, un test de estrés para comprobar su resistencia y del que sale airoso
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El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha superado el primer gran embrollo político de la legislatura: la comparecencia en el Parlament para dar cuenta del caos ferroviario de Rodalies en Cataluña en un pleno monográfico dedicado al asunto sobre el que gira hoy la actualidad política catalana.
En un debate parlamentario marcado por las críticas de la oposición, el Govern, con Illa al frente, salió airoso demostrando que, pese a las presiones, mantiene su capacidad para manejar la situación sin ceder ante las tensiones políticas. Reconoció el problema, pero pidió tiempo y prometió intervenciones que deben mejorar la infraestructura en los próximos meses.
ERC muerde primero, pero no aprieta
La comparecencia fue un test de estrés para el president y su Ejecutivo, pero el pleno también dejó claro que nadie está dispuesto a romper la baraja. La oposición arremetió con fuerza contra la gestión del servicio ferroviario, exigiendo que el Govern actúe con mayor determinación y ambición para mejorar el servicio.
Sin ir más lejos, Esquerra Republicana, uno de los socios de investidura, fue el primero en apretar las tuercas a Illa. Los republicanos, que tuvieron su momento para gestionar, pues gobernaron en solitario gran parte de la anterior legislatura, tienen entre ceja y ceja lograr que el Govern socialista se sitúe en una posición más exigente ante la Administración central.
La formación independentista volvió a exigir un traspaso de competencias "integral". La portavoz de los republicanos en la Cámara catalana, Ester Capella, reclamó al Govern que ponga todos sus esfuerzos para que esta cesión sea efectiva y sirva para que el servicio funcione mejor.
Desde ERC no tienen "ningún interés en que Renfe se quede en Cataluña". Sin embargo, sí dieron su beneplácito al acuerdo alcanzado in extremis con los sindicatos que supone que finalmente el servicio ferroviario catalán no salga del grupo Renfe.
Sí habrá una nueva empresa mixta para operar la red de Cercanías, pero la mayoría accionarial será estatal y no de la Generalitat, como se preveía en el primer acuerdo alcanzado con los republicanos.
El tira y afloja de ERC
Esquerra buscó su cuota de protagonismo. Si bien es el partido que más ha presionado para forzar al Estado al traspaso integral de las competencias, su posición tiene parte de brindis al sol.

La portavoz de ERC, Ester Capella, en su intervención en el Parlament
Los republicanos no están dispuestos a romper la aritmética parlamentaria que les sitúa en una posición de influencia en el Congreso de los Diputados, ya que son uno de los socios clave del Gobierno de Pedro Sánchez. Conscientes de que no pueden arriesgar su posición respecto al Govern ni en el Congreso, no llegaron a plantear una confrontación directa con el Ejecutivo de Illa.
Junts y su "caballo de Troya" en Renfe
Por su parte, Junts per Catalunya demostró una vez más que los hechos pesan mucho más que las palabras. La formación que dirige desde Waterloo el dos veces prófugo Carles Puigdemont fue la más crítica con el Govern de Illa, y se ensañó con fuerza contra Renfe.
"Todo lo que tenga que ver con Renfe no nos interesa. La queremos fuera de Cataluña", dijo el diputado Salvador Vergés.
Se da la circunstancia de que Junts ocultó durante tres meses (desde diciembre) que su partido contaba con un consejero en Renfe Operadora, Eduard Gràcia, según desveló El Confidencial. Una decisión que, ante la multitud de reproches por parte de ERC y los Comuns, Vergés justificó diciendo que se trata de un "caballo de Troya" mientras Renfe opere en Cataluña.
"Desinversión histórica"
Mientras Esquerra y Junts se enzarzaron en sus ya habituales disputas, aunque menos acaloradas que las protagonizadas recientemente en Madrid, los otros socios del Govern, los Comuns, se centraron en señalar al PSOE y al PP por sus políticas en movilidad y la desinversión histórica en Rodalies.
Criticaron que su prioridad, junto con las élites catalanas y los posconvergentes, siempre fue el AVE.
Su portavoz, David Cid, lamentó la "falta de brío y de nervio" del Ejecutivo catalán para dar una respuesta urgente a los usuarios, que llevan años soportando retrasos y fallos en el servicio.

El portavoz de los Comuns, David Cid
Para los Comuns, el transporte público debería ser una prioridad frente a los grandes proyectos de infraestructuras, como el aeropuerto de El Prat, y exigieron un plan de choque para mejorar la información y la puntualidad del servicio, sin esperar los dos años de desajustes que la consellera de Territorio, Sílvia Paneque, ha proyectado.
Diálogo y colaboración
Illa mantuvo una postura firme, buscando colocar la cuestión del caos ferroviario como una "prioridad" del Govern. El presidente marcó el debate como un espacio de diálogo, donde el objetivo no era señalar culpables, sino avanzar hacia soluciones concretas.
Aunque los partidos de la oposición, especialmente ERC y Junts, intentaron sacudir al Gobierno, Illa logró, al menos en esta ocasión, dejar claro que su Administración catalana está dispuesta a gestionar el problema ferroviario con determinación.

El hemiciclo del Parlament durante el monográfico de Rodalies
El debate sirvió para establecer Rodalies como una "prioridad" y para marcar la casilla de salida para encontrar soluciones a través del diálogo y la colaboración entre los diferentes grupos parlamentarios. Un guante que tendió Illa y que ahora la oposición deberá decidir si lo recoge para dejar de lado el ruido y centrarse en el bienestar de los usuarios.
Reprobación de Paneque
Sólo flaquea un punto. La oposición quería salir, de una manera u otra, con un triunfo bajo el brazo. Así, el Govern afrontará el jueves la reprobación de su consellera de Territorio, Sílvia Paneque, lo que supone el primer golpe a una de las figuras clave del Ejecutivo.
Junts, la CUP y Aliança Catalana habían liderado hasta ahora las peticiones de dimisión de la consellera. Sin embargo, este martes ERC, PP y Vox se sumaron a la crítica hacia Paneque, mientras que los Comuns estudian su posición.