Más de 13.000 alumnos de Cataluña abandonan cada año los estudios en bachillerato y Formación Profesional (FP). Una cantidad elevada que muestra que un 14,8% de los jóvenes de FP dejan sus estudios estudios sin conseguir el título, al igual que un 4,7% de los de enseñanza básica.
Así lo sostiene el informe El abandono en bachillerato y en los círculos formativos de grado medio, elaborado con datos del curso 2020/21 por la Fundació Bofill.
Un problema "menospreciado"
El director de esta entidad, Ismael Palacín, ha reconocido en la presentación de dicho documento que el abandono escolar prematuro "es uno de los principales problemas de la educación y ha sido menospreciado" en Cataluña.
En el informe se afirma que el abandono de los estudios en primero de Bachillerato es casi el doble que en segundo y que el caso de la FP se produce "sobre todo" en los ciclos de grado medio.
Además, asegura que "los déficits del sistema afectan a todo el mundo". Y especialmente a los chicos, al alumnado con nacionalidad extranjera y a los estudiantes con alguna necesidad específica (NESE), que abandonan por encima de la media.
Alta concentración por centros
El informe apunta además a una "alta concentración de abandono por centros": un 25% de los de FP de grado medio y un 22% de Bachillerato tiene niveles altos o muy altos de abandono.
Según los datos, se evidencia la "necesidad de promover trayectorias educativas lineales y continuar en el sistema", ya que los estudiantes que interrumpen los estudios y los retoman posteriormente tienen más probabilidades de abandonar.
La Fundació Bofill indica que la "ausencia de un sistema de refuerzo que garantice las competencias básicas condena al alumnado con menos nivel al abandono", y que haber repetido curso aumenta entre 10 y 2,5 veces la probabilidad de abandonar los estudios.
Propuestas
La Fundació Bofill propone "priorizar" la continuidad en el sistema con medidas que eviten las interrupciones, como diseñar un sistema de becas que permita compensar el coste de continuar en la educación y un sistema de orientación individualizado.
También plantea estudiar opciones para universalizar el acceso a la educación postobligatoria; establecer programas compensatorios durante la ESO y a lo largo de la postobligatoria para reforzar las competencias en catalán, castellano y matemáticas.
Otras medidas pasan por financiar los centros según la composición de su población escolar; reservar plazas para alumnado NESE y planificar la oferta para reducir la segregación; y mejorar los sistemas de registro de información para que el alumnado NESE en la ESO "no pierda esta condición" en la postobligatoria.