Un sindicato de médicos catalanes ha pedido hoy al Govern desactivar el plan lingüístico que promoverá el catalán en el sistema asistencial. Simecat ha pedido hoy una "atención sanitaria de calidad" y dejar las "imposiciones".
En un comunicado, el Sindicato Médico ha tildado de "despropósito" que se "intimide con amenazas y exigencias disparatadas sobre el uso del catalán". Ello cuando el castellano es "lengua propia y legal" y cuando la región vive una "gravísima falta de médicos".
"Imposición"
La agrupación detecta una "limitación de la libertad, del profesional y del paciente". Las exigencias de atender en catalán suponen una "barrera para el acceso de médicos de otras regiones" a un sistema asistencial, el catalán, que ya es "deficitario" en materia de recursos humanos.
En este sentido, Simecat advierte de que la burocracia derivada del plan "va a suponer sin lugar a duda un menoscabo en el tiempo dedicado a atender a los pacientes". Y quitará, también, tiempo para la "formación médica continuada".
No claudicar ante los espías del catalán
En el mismo sentido, el ente sindical avisa de que el Departamento de Salud prevé organizar "pruebas" para obtener los títulos de catalán. Simecat avisa de que estos test pueden ser la antesala a que la lengua cooficial "sea un requisito y no un mérito" en las oposiciones del futuro, cuando la postura del sindicato es la contraria: debe ser solo un mérito.
En el terreno de las sanciones, el colectivo médico plantea al Govern que "no claudique" ante las exigencias de la Plataforma per la Llengua, la oenegé que espió a los niños en los patios de los colegios. La entidad independentista exige que los médicos que no dominen el catalán sean sancionados, algo que Simecat rechaza.
"Atención sanitaria de calidad"
En síntesis, los facultativos piden "ofrecer una atención sanitaria de calidad y en las mejores condiciones posibles", sea en la lengua que sea. Esta asistencia debe hacerse "sin condicionantes, incluidos los lingüísticos".
En este sentido, cabe recordar que la hoja de ruta lingüística cuenta con 79 páginas y 33 objetivos, a los que se prevé llegar por medio de 25 medidas. Tiene un presupuesto de dos millones de euros.