El expresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha escogido un edificio anexo al Palau de Pedralbes para ubicar su nueva oficina. Desde el entorno del dirigente republicano se justifica la elección del espacio para evitar el gasto del alquiler de una oficina privada. Concretamente, las dependencias que ocupará Aragonès están situadas en las proximidades de la sede de la Unión por el Mediterráneo.
La exjefa de gabinete del expresidente, Helena Ricomà, será la directora de la oficina, y también le acompañarán el exjefe de gabinete de comunicación, Marçal Sarrats, y la exjefa de secretaría, Sílvia Sábat, que formaban parte de su equipo desde que fue vicepresidente de la Generalitat. Con 41 años, el ya expresidente del gobierno catalán tendrá derecho a cobrar un sueldo anual de 108.941 euros, una cifra ligeramente inferior a los 136.177 euros del salario que Aragonès cobraba en su etapa al frente del ejecutivo.
En este sentido, cabe recordar cómo el Estatuto de Cataluña establece que los presidentes tienen derecho a cobrar, al menos durante una legislatura, el 80% del salario original. En paralelo al personal y el despacho, Pere Aragonès tendrá derecho a utilizar un vehículo oficial y un presupuesto de 60.000 euros. Un dinero que va desligado de las partidas ordinarias para financiar la actividad oficial de los expresidentes.
Una vez cumpla los 65 años, Aragonès tendrá derecho a cobrar una pensión de hasta el 60% del salario presidencial. Hasta ahora, la única persona que disfrutaba de esta prerrogativa era Jordi Pujol. El dirigente convergente renunció a sus derechos, en julio del 2014, cuando confesó haber ocultado dinero en el extranjero.