Salvador Illa abadona el Parlament investido 'president' de la Generalitat

Salvador Illa abadona el Parlament investido 'president' de la Generalitat Luis Miguel Añón / CG

Política

De la “preindependencia” de Puigdemont a la “autodeterminación” de Aragonès: Illa entierra la deslealtad en las tomas de posesión

El nuevo presidente socialista romperá los discursos sectarios de sus antecesores independentistas

10 agosto, 2024 00:00

Salvador Illa toma posesión como presidente de la Generalitat con la intención de enterrar lo que él denomina “la década perdida” de Cataluña, los años del procés independentista. Y, aunque ha asumido muchas de las tesis nacionalistas para pactar su investidura con ERC, partido con el que ha limado asperezas en los últimos tiempos, su primer discurso como president se espera conciliador y abierto a “todos los catalanes”, algo que no hicieron sus antecesores el día de la puesta de largo, cuando ofrecieron incluso parlamentos desleales.

El presidente electo, Salvador Illa, y el presidente saliente, Pere Aragonès, en su traspaso de funciones

El presidente electo, Salvador Illa, y el presidente saliente, Pere Aragonès, en su traspaso de funciones

Desde la toma de posesión de José Montilla, el último presidente socialista, en 2006, no se ha repetido una llegada al Palau de la Generalitat tan conciliadora. La suya, no obstante, fue distinta a la situación actual, pues gobernó con un tripartito con ERC e Iniciativa, pero, en todo caso, se presentó como el “más humilde de los servidores del pueblo de Cataluña” y juró lealtad a la Constitución, al Rey, al Estatut y a las instituciones catalanas. Aquel Govern, el más estable y duradero de cuantos le han sucedido, dejó paso al procesismo.

Con Mas empezó todo

A finales del 2010 llegó Artur Mas y, con él, la historia del procés. Aun así, en su solemne toma de posesión prometió “plena fidelidad al pueblo de Cataluña”, y ya apuntó el rumbo de su etapa: “La construcción nacional de Cataluña no es un trabajo para impacientes”, dijo ante Manuel Chaves, representante del Gobierno, y Núria de Gispert, entonces presidenta del Parlament. Asimismo, en un mundo sumido en la tremenda crisis económica de aquel momento, deseó “la plenitud nacional de Cataluña” y comparó ese momento como el día en el que conoció a su mujer, Helena Rakosnik. A continuación, salió al balcón del Palau, donde se escucharon gritos de “independencia” y ondeó alguna estelada en la plaza Sant Jaume.

Aquella legislatura fue corta, de dos años. Terminó con la negativa del “pacto fiscal” del entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que Mas aprovechó para prender la mecha del procés, para tapar los tiempos de crisis y recortes en la Administración catalana. No obstante, en diciembre del 2012 logró los apoyos para iniciar un nuevo mandato. Y volvió a prometer el cargo. Repitió la fórmula de la “plena fidelidad al pueblo de Cataluña” y, a pesar de que el nuevo Govern no sería “de ruptura”, insistió con la cantinela de la recaudación de impuestos que le había negado Rajoy. El entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se llevó abucheos cuando entró ese día en la Generalitat.

Reunión entre Mariano Rajoy y Artur Mas en 2012

Reunión entre Mariano Rajoy y Artur Mas en 2012 MARTA FERNÁNDEZ EUROPA PRESS

Ni Constitución ni Rey

En 2016 apareció en escena un desconocido Carles Puigdemont, aupado a president después del veto de la CUP a Mas, y para facilitar las negociaciones entre Junts pel Sí (coalición de Convergència y ERC, entre otros, cuyo objetivo era declarar la independencia) y el partido de extrema izquierda. El exalcalde de Girona, en su toma de posesión, ya no hizo referencia alguna ni a la Constitución ni al Rey, y aseguró: “Venimos de lejos, pero no estamos cansados y hoy tenemos esperanza, hoy más que nunca”. Recibido con esteladas, aseguró que Cataluña estaba “ahogada” y “humillada financieramente”, a lo que añadió que la suya era la legislatura de la “posautonomía y de la preindependencia”. Hubo pitos al entonces líder del PSC, Miquel Iceta, y gritos de “independencia”.

Carles Puigdemont arenga a los fieles tras su regreso a Cataluña

Carles Puigdemont arenga a los fieles tras su regreso a Cataluña Simón Sánchez Barcelona

El final del camino del Govern de Puigdemont es por todos sabido, con el referéndum ilegal de independencia y la declaración unilateral de secesión interrumpida que derivó en la intervención de la autonomía, la fuga del president y el encarcelamiento de otros responsables del procés.

Pero el artículo 155 se levantó poco después, con la celebración de unas elecciones que ganó Ciudadanos, pero que entronizaron a Quim Torra, candidato independentista de Junts per Catalunya, que logró los apoyos necesarios del Parlament para morar la Casa dels Canonges. En su toma de posesión, a la que acudió con el lazo amarillo en la solapa, símbolo de apoyo a los procesistas condenados y encarcelados, se refirió a la “situación de excepcionalidad y a la tristeza” por tener a miembros del anterior Govern en la cárcel y fugados. No hubo referencias ni a la Constitución ni al Rey, ni representantes del Gobierno, aunque supervisada por él en el marco del artículo 155.

Los expresidente de la Generalitat Artur Mas (i) y Quim Torra (d), y la expresidenta del Parlament Núria de Gispert (d)

Los expresidente de la Generalitat Artur Mas (i) y Quim Torra (d), y la expresidenta del Parlament Núria de Gispert (d) LUIS MIGUEL AÑÓN CRÓNICA GLOBAL

Aragonès, pragmático

Y, en 2021, en mitad de la pandemia, Pere Aragonès (ERC) se convirtió en el último president independentista hasta la fecha, pero el más pragmático, con talante negociador. Una actitud que ya mostró en otra solemne toma de posesión, celebrado en el Pati dels Tarongers y con mascarilla dada la excepcionalidad sanitaria. “Prometo cumplir fielmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat de acuerdo con la voluntad popular de la ciudadanía de Cataluña representada en nuestro Parlament”, pronunció. Además, se comprometió a hacer “inevitable” la amnistía y la autodeterminación, y a trabajar para una “transformación social, ecologista, feminista y democrática” en Cataluña. Lo dijo ante una nutrida representación del Gobierno de Pedro Sánchez, entre otras autoridades.