Los dirigentes secesionistas de la Generalitat de Cataluña continúan reivindicando el pasado feudal, nobiliario y clerical de esta institución creada por y al servicio de la Corona de Aragón en el siglo XIV, en plena era premoderna, preindustrial y predemocrática. Así lo hacen cada vez que repiten el mantra de que el actual gobierno autonómico ha tenido "132 presidentes" -contabilizando como primero al noble y clérigo Berenguer de Cruïlles, en 1359-. Y así ha vuelto a ocurrir este miércoles cuando, con motivo de los cambios de las pinturas del Salón Sant Jordi del Palacio de la Generalitat de Barcelona, su todavía presidente en funciones, Pere Aragonès (ERC), ha invocado "la permanencia" del supuesto autogobierno catalán desde siglos atrás cuando, según él, "recaudaba los impuestos y negociaba con la Corona" para "defender los derechos y libertades". Confundiendo al parecer con ello que, en su origen, la antigua Diputación General -ese era su nombre- era un órgano de recaudación de impuestos del monarca de Aragón.

"La Generalitat es la expresión institucional de la voluntad de los catalanes y catalanas de gobernarnos a nosotros mismos. Lo era desde el 1359, cuando se fundó en Cervera, y a lo largo de toda la etapa medieval y de la edad moderna, cuando la Generalitat recaudaba los impuestos y los negociaba con la Corona con el objetivo y la contrapartida de defender derechos y libertades para la ciudadanía del país. Pero sobre todo lo es en su etapa contemporánea como gobierno democrático de Cataluña", ha dicho en su confuso discurso. Con una alusión a "los impuestos" nada casual, pues coincide con la actual exigencia de los mandatarios ultranacionalistas de la región de que el Gobierno les conceda un concierto económico que les permita recaudar y gestionar el 100% de los impuestos, saliendo del régimen común autonómico.

Aragonès se ha pronunciado en estos términos en la inauguración de la restauración del Salón Sant Jordi, justo dos días antes de que la militancia de ERC vote el preacuerdo alcanzando entre los republicanos y el PSC para investir a Salvador Illa, que prevé dicha "financiación singular" para Cataluña.

'Borrado' de la Historia de España

Las obras de remodelación del Salón Sant Jordi, que empezaron en mayo del año pasado, han consistido de hecho en una suerte de borrado de la historia de España con la retirada de 69 murales pintados en los años 20 del siglo XX, en los cuales se recordaban diversos episodios del pasado del país como el recibimiento de los Reyes Católicos a Colón en Barcelona tras del descubrimiento de América, la batalla de Lepanto, o el Compromiso de Caspe. Una supresión cuyo coste se estimó en su día en unos dos millones de euros para el erario público.



Ahora, con esa retirada de pinturas, el espacio recupera su supuesto aspecto renacentista original, según los mandatarios de la Generalitat.

Agradecimiento a Quim Torra

Aragonès ha definido esa restauración como "un acto de justicia y dignidad y de compromiso democrático". Y ha agradecido a todas las personas que lo han hecho posible, especialmente al expresidente de la Generalitat Quim Torra (Junts) por "el impulso y la iniciativa" durante su mandato.



Según el mandatario de ERC, había que "dignificar y reconciliar el espacio con el pasado" y "ponerlo a la altura de la institución que lo acoge".

Jordi Pujol, en el acto

Al acto han asistido, además del citado Torra, el nuevo presidente del Parlament, el indultado y amnistiado Josep Rull (Junts); el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol -aún pendiente de juicio desde su confesión de fraude fiscal de 2014- y los consellers de la Generalitat, entre otros dirigentes.

En un discurso no exento de hispanofobia, Aragonès ha asegurado que la luz es el mejor símbolo del espacio, y que había que recuperar su vigor y energía y "desprenderse de la oscuridad impuesta, de una imaginería impuesta por la dictadura de Primo de Rivera", que en su opinión imponía un relato que alentaba el imperialismo y el colonialismo.