Carles Puigdemont enseña sus cartas y advierte: irá con todo. El expresidente de la Generalitat cruzará la frontera española y volverá a Cataluña para asistir al debate de investidura de Salvador Illa, aún sin convocar pero previsto para principios de agosto. Su objetivo, dinamitar las opciones del socialista; jugará con su posible detención para tratar de tumbar el apoyo de ERC, en un movimiento electoralista que, de surtir efecto, podría empujar a la comunidad a la repetición electoral.
"Mi obligación es ir al Parlament si hay debate de investidura y solo un golpe de Estado me podrá impedir estar allí", ha dicho en referencia a la orden de arresto que pesa sobre él a pesar de la Ley de Amnistía. Lo ha hecho este sábado en Els Banys i Palaldà, en el sur de Francia, en un acto que debía ser una fiesta por la "inminente" vuelta del expresident y que finalmente ha sido convocado bajo la excusa del cuarto aniversario de Junts.
Como viene siendo habitual, el expresident ha sido el protagonista absoluto del evento, al que han asistido 2.200 seguidores --según el recuento del partido-- llegados de distintos puntos de Cataluña en buses fletados. Hoy era el día en que el líder neoconvergente estaba llamado a disipar las dudas sobre su regreso, que siempre había fijado para el debate de investidura, sin aclarar si cumpliría en caso de que el candidato fuera el socialista y no él.
Se jugará su detención
El organizador del referéndum ilegal del 1-O se debatía si volver y arriesgarse a ser detenido para presionar a ERC, o bien ver desde el extranjero cómo los republicanos hacen president al socialista sin poner en peligro su pellejo por la orden de detención que mantiene el juez instructor del Tribunal Supremo Pablo Llarena.
Así pues, hecho el anuncio, se ha referido a la posibilidad de que sea detenido por la policía. "Espero que las autoridades eviten una detención que sería ilegal y arbitraria", ha dicho, retando también a la Fiscalía General del Estado a "perseguir" el delito de prevaricación en el que estaría incurriendo el Tribunal Supremo según ha aseverado.
"Cuando un parlamento vota una ley y ésta entra en vigor, los jueces, como mucho, pueden opinar, pero si no la aplican, están cometiendo un delito", ha advertido, asegurando además que "ya no habrá más campañas electorales" desde el extranjero, "le pese a quien le pese". También ha comparado a la cúpula del Tribunal Supremo con el golpista de la Transición Antonio Tejero por cometer un "golpe de Estado" al resistirse a borrarle el delito de malversación por el procés.
"Días críticos"
Para Puigdemont, se vienen “días críticos” por “la amenaza real de un Govern presidido por la versión más españolista del PSC”. En este sentido, ha descrito a Illa como "el candidato más favorable al 155" y lo ha situado “más cerca de lo que representa Josep Borrell que lo que representaba el president Montilla, y en las antípodas de lo que representaba el president Maragall".
Y para desacreditar al ganador de las elecciones del 12 de mayo, ha criticado que "nunca ha dicho nada sobre lo mal que funciona Rodalies o de por qué el Estado invierte más del doble de lo que presupuesta en Madrid y menos de la mitad en Cataluña". Por lo que ha preguntado "¿quién defenderá a los ocho millones de catalanes ante Madrid?", sacando pecho de no haber autorizado el techo de gasto esta semana en el Congreso.
"Debemos prepararnos, rearmarnos para enfrentarnos a este grave desafío. Todo lo que no hagamos nosotros para defendernos, no lo hará nadie, ya habéis visto la actitud del Gobierno español ante la rebelión de los jueces: mirar hacia otro lado", ha rematado.
Descréditos a Illa
Sobre este punto también se ha referido el secretario general de Junts, Jordi Turull. Durante su intervención previa a la del expresident, ha reivindicado el suyo como "el partido de Puigdemont", al que le ha rendido total pleitesía. "A partir de aquí, se pueden entender todas nuestras decisiones, tanto en el Parlament como en el Senado o el Congreso, todas nuestras decisiones responden a esta lógica".
El dirigente neoconvergente se ha sumado al descrédito a Salvador Illa, asegurando que "no es de fiar" y que su partido irá hasta el final para evitar su investidura: "Haremos todo lo que podamos para impedirla y para que el president Puigdemont pueda ser investido".
Turull también ha hecho referencia a las exigencias de ERC al PSC por un modelo de financiación que permita a Cataluña recaudar y decidir sobre los impuestos que se recauden en el territorio. “No nos jugamos la llave de la caja, sino la llave de la nación, porque si él es presidente, nos deberemos olvidar de avanzar hacia un Estado propio”.
Nueva reunión ERC-Junts
De esta forma, Puigdemont tratará de reventar in situ la investidura de Illa, montando un 'circo' en torno a su detención que sirva para dejar en evidencia a ERC por su apoyo al PSC. En paralelo, siguen los movimientos de Junts con el mismo objetivo.
El último, la reunión mantenida ayer entre Turull y la secretaria general de ERC, Marta Rovira. Los neoconvergentes insisten en investir al organizador del referéndum ilegal del 1-O con el apoyo de ERC y la abstención del PSC, algo a lo que los socialistas se han negado de forma reiterada, enterrando cualquier opción que no sea la de hacer president a Illa.