Junts no atraviesa su mejor momento. Los de Carles Puigdemont apearon a ERC de la hegemonía independentista en las elecciones del 12 de mayo, pero no consiguieron desbancar al PSC de la primera posición. El fugado prometió su regreso como medida desesperada para ganar a Salvador Illa, pero de poco le sirvió. No solo no podrá alcanzar la ansiada presidencia de la Generalitat al no darle los números, sino que tampoco podrá regresar a Cataluña sin afrontar el riesgo de ser detenido. El Tribunal Supremo (TS) mantiene sobre él la orden de detención por la malversación del 1-O.
Su estrella se está apagando. Al menos, en Cataluña. De ahí que haya tenido que buscar la manera de blindar su poder en la única institución en la que tiene incidencia política: el Congreso de los Diputados.
Los senadores elegidos no son casuales
El Parlament ha designado este jueves a los senadores autonómicos para esta legislatura. Los nombres elegidos por Junts no son casuales: Teresa Pallarès, Francesc Ten y Eduard Pujol. El aparato ha querido matar varios pájaros de un tiro saldando deudas con algunos de sus dirigentes, a la par que sella la paz interna en el grupo parlamentario de la Cámara Baja, donde la tensión se cortaba con un cuchillo.
La decisión de que sea Eduard Pujol uno de los senadores autonómicos “estaba tomada desde hacía tiempo”, aseguran fuentes neoconvergentes a este medio. El secretario general, Jordi Turull, tenía una deuda con él desde que cayó en desgracia tras la denuncia de dos mujeres por acoso sexual. El exdirector de RAC1 fue suspendido de militancia en 2020 y obligado a renunciar a su escaño en el Parlament.
En junio de 2021, cuando las supuestas víctimas renunciaron a presentar denuncia judicial, fue rehabilitado por Junts, que le devolvió la militancia y le colocó como número tres en el Congreso en compensación por su “calvario político y judicial”.
Josep Pagès, afín a Nogueras
Durante el tiempo que ha compartido filas con la líder en Madrid, Míriam Nogueras, la relación ha sido “mala”. Lo único que tienen en común son las siglas, aseguran las mismas voces que justifican que, ahora, Pujol sea recolocado en el Senado con un cargo cómodo, a la par que bien remunerado. Este movimiento ha sacado a otro protagonista a escena: Josep Pagès se queda su escaño en el Congreso.
El político de Sant Celoni había sido diputado durante la pasada legislatura, pero se quedó fuera tras las elecciones generales de 2023. Le definen como una persona “poco mediática” y de “la confianza de Nogueras”, y creen que ha hecho un “buen trabajo” durante este tiempo entre bambalinas.
Sin ir más lejos, ha formado parte de la comisión de garantías que gestionaba uno de los casos más polémicos de la formación: el caso Madaula. Es decir, el que tiene que ver con la exvicepresidenta del Parlament y vicepresidenta de Junts, Aurora Madaula, que denunció "violencias silenciosas" por parte de "compañeros y compañeras".
Las afinidades de Nogueras y Puigdemont
Con este movimiento doble en el Senado y en el Congreso, Jordi Turull se asegura de recompensar a una persona que ha contribuido a “matar políticamente” a una Madaula que es afín a la presidenta Laura Borràs. Pero también de rodear a Nogueras de una guardia pretoriana con la que “enfrentarse a Pedro Sánchez”. Cabe recordar que la líder de Junts en Madrid es una de las personas de confianza del fugado, “a quien le une su discurso de confrontación con el Estado”, aseguran las mismas voces.
Hoy por hoy, esta es la única institución en la que Junts tiene verdadera incidencia política tras haberse quedado al margen de las negociaciones para la presidencia de la Generalitat y, por ello, debe quedarse en manos de diputados con "un relato duro", aseguran.
Con los cambios, el grupo parlamentario estará compuesto por la propia Nogueras, Pilar Calvo, Josep Maria Cervera, Josep Maria Cruset, Isidre Gavin, Marta Madrenas y Josep Pagès.
Las amenazas son 'postureo'
En los últimos comicios generales, los neoconvergentes perdieron 200.000 votos, pero lograron la llave de la gobernabilidad de España por una “carambola”. Sus siete diputados fueron claves para la investidura de Sánchez, y deben seguir “explotándolos” antes de que el socialista decida volver a lanzar los dados adelantando las elecciones y poniendo así en riesgo la influencia de Junts.
De ahí que las últimas amenazas de Junts votando en contra de la ley de extranjería y del techo de déficit no hayan asustado al Gobierno. Puigdemont ya ha demostrado en otras ocasiones que aprieta, pero no ahoga. Menos aún cuando pesa sobre él una orden de detención por la malversación del 1-O.
Es una realidad que, hoy, “Junts solo tiene el Congreso para hacer algo de fuerza”, expresan fuentes de la formación, que admiten que no bloquearán la legislatura en Madrid ni siquiera tras un acuerdo de ERC y PSC para la investidura de Salvador Illa. Y es que si en el Parlament van a vivir una "travesía en el desierto", esta será aún más dura si pierden la oportunidad de marcar perfil con sus exigencias frente a ERC en el Congreso.