Guerra fría en la zona alta de Barcelona. El Consulado de Rusia en la Ciudad Condal busca nueva sede para ganar no solo modernidad y más metros cuadrados, sino también más influencia diplomática en la segunda mayor urbe española. Y lo quiere por un motivo: para competir con la imponente villa que alberga el Consulado de Estados Unidos, y que es un nodo cultural y diplomático.
Lo explican fuentes del sector inmobiliario, que alertan de que el equipo del cónsul general Alexander Pankov "ha peinado" mansiones victorianas más arriba de la avenida Diagonal para hallar una nueva sede para el Consulado ruso. Y lo han hecho con la intención de comprar estos activos, si pueden, y trasladar la legación allí.
Por el momento, no lo han logrado, por lo que Rusia sigue representada en Barcelona en el número 34 de la avenida Pearson.
"Quieren ser como EEUU"
Preguntado oficialmente por la cuestión, el equipo del cónsul Pankov no ha contestado a Crónica Global. Sí lo han hecho fuentes cercanas a la representación, que han matizado que la operación de compra "no es exactamente así", sino que "se buscan soluciones a una sede que ha quedado obsoleta".
Otras fuentes han aportado más información. Han asegurado que el Consulado ruso quiere "un nuevo cuartel general no solo por el estado del actual, sino para rivalizar con el de Estados Unidos en influencia".
Un nodo diplomático y cultural
En efecto, pocos actos agrupan a más representantes de la sociedad política, social, económica y cultural barcelonesa que la celebración anual del 4 de julio en los jardines del Consulado de EEUU en la avenida de Reina Elisenda de Barcelona. Hace unos días se celebró dicha recepción, como explicó este medio, y, de nuevo, la asistencia fue nutrida, variada y de mucho nivel.
Por el contrario, Rusia está aislada a nivel diplomático: no tiene actos tan grandes ni representativos. Y no solo por la agresión del país a Ucrania, que la aisló internacionalmente desde principios de 2022. El Consulado de EEUU cuenta, por ejemplo, con el American Space Barcelona, un puente de conexión entre el país de Norteamérica y la capital catalana.
Recluido
Ese mal, el de la falta de influencia en Barcelona, ha lastrado históricamente la actividad del Consulado ruso. Pero es que desde el ataque ilegal a Ucrania en 2022, Pankov ha desaparecido de la escasa actividad pública que mantenía. No se le ve. Por ende, el factor coyuntural del aislamiento por Ucrania se suma al histórico. Rusia, en Barcelona, no existe. Al menos, diplomáticamente.
Pese a que la comunidad rusa en la capital catalana sí es numerosa y bien situada.
Tercera pata: China, a la espera de nuevo CG
Mientras se libra esta suerte de competición inmobiliaria y diplomática en las dos grandes potencias mundiales de la guerra fría, el Consulado General de China se mueve a su propio ritmo. La legación diplomática de la potencia asiática ha recuperado sus relaciones con todos los actores políticos de Cataluña, como explicó este medio, algo que no siempre fue así.
Ahora bien, la representación busca a un nuevo cónsul general tras la partida del anterior, Zhu Jingyang. Por lo pronto, las riendas de la superoficina china en la avenida Tibidabo las ha tomado el vicecónsul Hu Aimin, que ha ahondado en las relaciones a todos los niveles con el tejido local.