El expresident de la Generalitat fugado, Carles Puigdemont, busca militantes debajo de las piedras para que asistan el acto convocado por Junts para el 27 de julio. Según ha podido saber este medio, los cargos orgánicos están trabajando intensamente para que el Teatre de la Verdor de Els Banys i Palaldà luzca lleno pese al desánimo generalizado entre las bases. Llegar a las 5.000 personas que habían previsto no será tarea fácil.
Es tal la dificultad que la dirección del partido está buscando un plan B. Por ahora, no ha trascendido que exista ya alternativa con un espacio más reducido en el que celebrar este encuentro de verano, pero “están en ello”, aseguran voces neoconvergentes. De momento, la militancia sigue estando convocada en el lugar inicial a las 12.30 horas.
Ni los precios populares atraen a la militancia
Las fuentes consultadas confían en llegar, al menos, a las “1.000 personas”. Una cifra inferior se traducirá en un fracaso difícil de encajar para Puigdemont. Por ello, buscan dar facilidades y preparan la salida de autocares desde las principales comarcas. El precio del transporte y de la comida para los afiliados y simpatizantes será de 15 euros -10, “si solo es el almuerzo”-. Por ahora, ni siquiera esos precios populares han logrado atraer a las masas en plena recta final del mes de julio.
Las mismas voces consideran que estas malas cifras de inscripciones son una muestra de la debilidad que atraviesa Junts. En las elecciones del 12 de mayo apearon a ERC de la hegemonía independentista, pero no lograron alcanzar los resultados del PSC. Los 35 escaños de los neoconvergentes no son, ni de lejos, suficientes para alcanzar la ansiada presidencia de la Generalitat, razón por la que Puigdemont ha dejado de insistir en el relato de que la abstención de los socialistas es posible.
Desánimo y cansancio
Por otro lado, aseguran que la militancia también está “cansada” y “desanimada” tras dos campañas electorales y las promesas incumplidas de su líder. En pocos meses, ha pasado de prometer que sería president a posponer su regreso de manera disimulada. La ley de amnistía ha entrado en vigor, pero el Tribunal Supremo mantiene la orden de detención por la organización del referéndum ilegal del 1-O, lo cual supone la excusa perfecta para que el expresident siga sin hacer las maletas en Waterloo.
Pese a esto, la dirección de Junts –encabezada por Jordi Turull- intentará seguir vendiendo la moto en un acto en el que celebrarán los cuatro años del partido y “darán apoyo” a Puigdemont ante un regreso “inminente”. Siguen insistiendo en que cumplirá su promesa de volver a Cataluña para el debate de investidura, si bien hace unos días uno de sus hombres fuertes, Toni Comín, alejó esta posibilidad sorprendiendo a propios y extraños.
La esperanza de Puigdemont es darse un baño de masas el 27 de julio, fecha en la que podría haber ya un acuerdo entre ERC y PSC para la investidura de Salvador Illa. Pero será complicado, pues fuentes de Junts consideran que “la gente no renunciará a sus vacaciones” para hacerse “la foto” con una persona que les ha tomado el pelo desde que decidió presentarse como candidato al 12M.
Con todo, parece que no solo ERC se enfrentará la próxima legislatura a una travesía en el desierto.