El expresidente de ERC, Oriol Junqueras, no se da por vencido en la guerra contra los carteles que aparecieron en las sedes del partido durante la campaña para las elecciones municipales del 2023 y que se burlaban del alzhéimer que sufre Pasqual Maragall, hermano del entonces candidato Ernest Maragall.
Ha reiterado que desconocía que salieron de las filas del partido, y se ha mostrado "convencido" de que tampoco lo sabían ni la secretaria general, Marta Rovira, ni "la mayoría de la ejecutiva nacional".
La dimisión de Sabrià no es suficiente
En una carta en La Vanguardia junto a los militantes Helena Solà, Bernat Solé, Bàrbara Lligadas, Norma Pujol y Marc Puigtió, el que es considerado líder moral de la formación considera que la dimisión del exviceconsejero de Estrategia y Comunicación, Sergi Sabrià, no es suficiente. "Cualquier dimisión o expediente vía exprés no puede sustituir el conocimiento de la verdad", ha espetado.
Se debe “llegar al fondo de las responsabilidades de tales actuaciones indignas”. “Unos hechos que nos indignan profundamente y que dañan la reputación de las siglas de ERC”, expresan en la misiva.
Entierra el hacha de guerra
Para ellos, una cosa es que durante las campañas electorales se organice el activismo de redes como movilización del electorado "y otra muy diferente es que malas praxis ocultas superen los límites de la ética republicana".
"Condenamos de forma radical cualquier funcionamiento (al margen de los órganos de control y de la transparencia que exigimos) de estructuras paralelas y plenipotenciarias, con carácter permanente y recursos ilimitados, para generar campañas en contra de rivales externos, o que incluso, pueden ser compañeros de partido", agregan.
Por otro lado, Junqueras intenta enterrar el hacha de guerra contra Marta Rovira, con quien mantiene un pulso por hacerse con el poder de Esquerra. Está convencido de que ni la secretaria general ni la mayoría de la ejecutiva estaba al corriente de estas actividades.