Jordi Turull se ha asegurado, una vez más, el control de Junts tras dar carpetazo a una de sus mayores crisis internas. El secretario general ha llegado a un acuerdo con la vicepresidenta del partido, Aurora Madaula, que en noviembre del año pasado denunció que entre sus filas se dan violencias machistas "silenciosas" de "compañeros y compañeras".
En un comunicado, el partido se compromete a abordar "el debate imprescindible para ser pioneros en el reconocimiento de la plena igualdad y la prevención de conductas que puedan encajar o ser percibidas como acoso y/o violencia machista".
Junts revisará su protocolo interno
En este sentido, Junts revisará su protocolo interno de prevención del acoso para adecuarlo a la normativa y garantizará "en el plazo de dos años" una formación de sus asociados en esta materia, "siendo prioritaria para quienes ostenten cargos orgánicos y representativos", expresa el texto --que ha avanzado ACN--.
De este modo, Turull archiva uno de los casos más incómodos para los neoconvergentes, aunque ha tardado meses. El enfado del secretario general era evidente, pero tal y como explicó este medio, su "moderación" provocó que no tomase cartas en el asunto.
A fuego lento
Fuentes de la formación vaticinaban que Madaula tenía más posibilidades de ver "descafeinadas" sus responsabilidades que afrontar un cese o una dimisión a empujones. Y así ha sido: ni siquiera ha repetido en las listas de Junts y, hoy por hoy, el único cargo que mantiene es el orgánico. Podría perderlo también en el próximo congreso --aun sin fecha--.
Con todo, este pacto entre Turull y Madaula sella la paz interna entre la dirección y una de las dirigentes más críticas, a la vez que afines a la presidenta Laura Borràs.