Junts ha encontrado en la presidencia del Parlament un filón para seducir a ERC. La formación ha ofrecido a los republicanos que el conseller de Interior en funciones, Joan Ignasi Elena, presida la Mesa de la Cámara autonómica. Este órgano -formado por la presidencia, dos vicepresidencias y cuatro secretarías- es el encargado de ordenar el trabajo parlamentario, interpretar el reglamento y dirigir los servicios de la institución.
Según ha podido saber Crónica Global, el candidato de Junts, Carles Puigdemont, estaría dispuesto a entregar a sus principales rivales el segundo cargo más importante de Cataluña -después de la presidencia de la Generalitat- con un solo objetivo: que "se le permita hacer el primer discurso de investidura”.
Cabe recordar que el Parlament se constituye el 10 de junio, un día después de las elecciones europeas. Desde ese día y hasta el 25 de junio, el nuevo presidente de la Cámara es el que tiene la potestad de nombrar a un candidato para la investidura. Y la designación de un candidato y no otro en primer lugar puede alterar de manera sustancial el curso de los acontecimientos en la escena política catalana, obligando a líderes y partidos a reorientar sus estrategias y aumentando o disminuyendo el riesgo de repetición electoral.
La obsesión de Puigdemont: el primer discurso
La propuesta de hacerse con la presidencia de la institución no desagrada a los republicanos, que consideran que les da visibilidad y fuerza institucional para mitigar el duelo tras los malos resultados de las elecciones catalanas. Además, les permite sobrellevar la nueva etapa de vacas flacas, con derecho a unos cargos que perderán casi con toda seguridad al ser apeados de la Generalitat, salvo que algún tipo de pacto les garantice cierta presencia en los niveles del sottogoverno.
Los neoconvergentes aseguran que han puesto encima de la mesa el nombre del consejero de Interior por “fastidiar al PSC”, al cual perteneció en el pasado y con el que ha tenido tiranteces. Son conscientes de que Puigdemont no tendrá los números para ser el próximo presidente de la Generalitat, ya que para ello es necesaria una abstención de los socialistas. Aun así, insisten en llegar a un acuerdo entre las fuerzas independentistas, CUP incluida, para que sea él quien pronuncie "el primer discurso" antes que Salvador Illa.
La excusa de ERC para investir a Illa
Esto les permitiría alejar las críticas de que los republicanos "se rendirán con facilidad" ante el PSC y facilitar la pedagogía que tendrían que realizar en los próximos años en caso de permitir a Illa, en última instancia, gobernar.
Una vez superado el pleno, los republicanos tendrían vía libre para investir al socialista bajo el argumento de que el intento de Puigdemont ha fracasado. Tendrían un "salvoconducto" a nivel de relato político para aguantar las críticas de Junts y las entidades independentistas durante la totalidad de la legislatura.
En ERC son reacios
Estos son los deseos de Junts, que intenta convencer a ERC para llegar a un acuerdo que permita una mayoría independentista en la Mesa del Parlament. Si bien la secretaria general del partido, Marta Rovira, ve “con buenos ojos” la iniciativa porque permite construir un órgano “antirrepresivo” y permitiría, por ejemplo, garantizar el voto de los diputados fugados tras el 1-O, hay algunos dirigentes "reacios" a entenderse con el líder fugado.
Creen que ceder a presidir la Cámara a cambio de proponer la investidura de Puigdemont es una "pérdida de tiempo", ya que "no tiene ni tendrá los números". Además, recuerdan que ha sido él quien ha luchado contra viento y marea para hundir a ERC. Les dejaron tirados al año de comenzar a gobernar juntos en 2021, y no han parado hasta hundirles en los 20 escaños, por lo que tendría "poco sentido" dar oxígeno político a Puigdemont en un momento en el que su credibilidad está comprometida tras haber realizado promesas como abandonar la política si no es president o presentarse al debate de investidura independientemente de los plazos legislativos y judiciales de la amnistía.
Una Mesa plural
Pero esta no es la única opción que tiene ERC encima de la Mesa. También podrían pactar con el PSC, ganador de las elecciones, que defiende que este órgano debe “respetar la voluntad expresada en las urnas” del 12 de mayo. Los socialistas consideran que debe constatar “la existencia de una mayoría progresista en el Parlament”, sin bloques; así como que no se utilice la institución para hacer perder el tiempo: “No queremos ni líos ni bloqueos”, expresan.
Opina de forma similar el líder del PPC, Alejandro Fernández, quien cree que el reparto de cargos en la Mesa debe ajustarse a los resultados de los comicios, en que los populares llegaron hasta los 15 escaños. Lo contrario sería “profundamente antidemocrático, no saber perder o no saber ganar”, ha expresado el candidato popular.
Según los resultados, al PSC le corresponden tres sitios en la Mesa; a Junts, dos; a ERC uno y al PP, el restante. Por lo que ha instado a ser “leales y fieles”.
Todos los escenarios abiertos
Con todo, hoy por hoy, todos los escenarios están abiertos y ninguna fórmula se puede dar por sentada. Menos aún ante unas elecciones europeas inminentes que pueden reorientar las tácticas de los principales partidos políticos en Cataluña.
En estos momentos, ante la constitución de la Mesa del Parlament, es ERC el que tiene la sartén por el mango, pero no será hasta después del 9J cuando se pongan manos a la obra. O, al menos, cuando hagan público el acuerdo. Y es que si hay algo en lo que coinciden todas las fuerzas consultadas es que habrá un pacto, pero llegará in extremis. Algo que viene siendo una constante en Cataluña y que, poco a poco, también comienza a ser habitual en el Congreso de los Diputados.